Calin Georgescu lucha contra la anulación de su candidatura en Rumanía | elmundo.es

El ultranacionalista y prorruso Calin Georgescu no podrá presentarse, en principio, a las elecciones presidenciales que se celebrarán en Rumanía el 4 de mayo, y para las que partía como favorito. Georgescu ha sido vetado por la Oficina Electoral Central. Hay seis casos penales contra él, incluido por supuesta pertenencia a organización fascista. Sin embargo, su lucha no cesa, ya que presentó este lunes un recurso que tiene pocas posibilidades de prosperar. El Tribunal Constitucional se reunirá este martes para examinar la apelación.

Para los aliados de Rumanía en la Unión Europea y la OTAN la exclusión de Georgescu de la carrera presidencial es una muy buena noticia en tanto que era considerado una amenaza para la democracia. Con Georgescu desaparecen o, al menos se reducen, las posibilidades de que este país del sureste de Europa, centro de operaciones de la OTAN y muy importante para el apoyo a Ucrania, cambiara de rumbo y se volviera pro-Kremlin en un futuro próximo.

Para la nueva Administración estadounidense, el veto a Georgescu, por el contrario, corroborará el déficit democrático y falta de libertad de expresión que, según denunció el vicepresidente J.D. Vance en la Conferencia de Seguridad de Múnich, se han instalado en Europa. En su ataque, Vance citó como ejemplo las elecciones presidenciales celebradas en noviembre en Rumanía, comicios que Georgescu ganó en la primera ronda pero que el Tribunal Constitucional anuló posteriormente por presuntas injerencias de Rusia e información financiera de campaña falsa. En palabras de Vance, una anulación de las elecciones basadas en «débiles sospechas de una agencia de inteligencia y una enorme presión de sus vecinos continentales»

«Puedes creer que está mal que Rusia compre anuncios en las redes sociales para influir en tus elecciones, nosotros ciertamente lo creemos. Pero si tu democracia puede ser destruida con unos pocos cientos de miles de dólares de publicidad digital de un país extranjero, entonces no era muy fuerte para empezar», dijo Vance.

Ya con Georgescu como candidato favorito en la primera vuelta de noviembre, el Consejo Supremo de Defensa Nacional de Rumanía (CSAT) desclasificó los informes de tres servicios de inteligencia (no solo uno, como afirmaba Vance). Los documentos mostraban cómo Rusia montó una guerra híbrida generalizada contra Rumanía a través de campañas virales en TikTok y Telegram, favoreciendo el mensaje fuertemente antioccidental de Georgescu.

Anulación de los resultados

Dado que la ley rumana prohíbe la injerencia extranjera en las elecciones, el Tribunal Constitucional anuló los resultados y se canceló la segunda ronda a solo uso días de su celebración. El proceso se reprogramó para mayo de este año. Los mensajes oficiales de Bruselas, París, Berlín y otras capitales occidentales, incluido Washington, entonces bajo la Presidencia de Joe Biden, fueron de apoyo a la decisión del tribunal. Entre tanto se han abierto seis causas penales contra él, entre otras razones, por pertenencia a una organización fascista y por proporcionar información falsa sobre la financiación de la campaña electoral.

Georgescu, el candidato que apareció de la nada en noviembre, consiguió casi el 23 % de los votos con su mezcla de mensajes nacionalistas románticos y esotéricos. Los mecanismos de Estado entraron en acción para indagar en las razones de tan inexplicable éxito y la primera decisión fue postergar la segunda vuelta de las presidenciales, que, según los sondeos, también iba a ganar Georgescu. Así, el Tribunal Constitucional fue el primero en declarar nulas las elecciones de noviembre, más tarde la fiscalía general inició una investigación contra él y ahora la autoridad electoral ha suspendido su candidatura. Incluso si cada una de estas decisiones está sólidamente justificada, el tiempo transcurrido ha alimentado las sospechas que expuso Vance en todos los bandos políticos. La popularidad de Georgescu, además, ha aumentado aún más bajo la presión de la investigación.

El candidato a presidente que nunca fue tocó la fibra de los rumanos desilusionados con los dos grandes partidos establecidos. Muchos ven al Estado y a sus órganos como el botín del PSD poscomunista y del PNL nacional-liberal. Por ello y aunque Georgescu desaparezca de la escena, los problemas que favorecieron su repentino ascenso están lejos de desaparecer.