Tras meses de tensiones, disputas y choques en privado y en público, Estados Unidos y Ucrania han llegado a un acuerdo este miércoles que permitirá a Washington tener una participación financiera significativa en la producción minera del país europeo y un acceso privilegiado a sus codiciados minerales raros. Kiev, presionada al máximo nivel (chantajeada más bien, según lamentan los gobiernos europeos), ha aceptado sin lograr las garantías de seguridad que ansiaba a cambio de ceder sus recursos, tendiendo que conformarse con la idea, defendida en todo momento por la Casa Blanca, de que una presencia empresarial en el país será la mejor arma de disuasión ante Rusia. El pacto, según Kiev, no es sin embargo una «venta» del país a cambio de la ayuda de los últimos años, sino una posición inversora conjunta de cara al futuro.
«El 30 de abril, Estados Unidos y Ucrania han firmado un acuerdo para establecer el Fondo de Inversión para la Reconstrucción entre Estados Unidos y Ucrania. En reconocimiento al importante apoyo financiero y material que el pueblo estadounidense ha brindado a la defensa de Ucrania desde la invasión a gran escala de Rusia, esta alianza económica posiciona a ambos países para trabajar en colaboración e invertir juntos para garantizar que nuestros recursos, talentos y capacidades mutuos puedan acelerar la recuperación económica de Ucrania», ha dicho el Departamento del Tesoro en un comunicado publicado por la tarde.
«Gracias a los incansables esfuerzos del presidente Trump por lograr una paz duradera, me complace anunciar la firma hoy del histórico acuerdo de alianza económica entre Estados Unidos y Ucrania que establece el Fondo de Inversión para la Reconstrucción entre Estados Unidos y Ucrania», ha celebrado el secretario del Tesoro Scott Bessent. «Como ha dicho el presidente, Estados Unidos se compromete a facilitar el fin de esta guerra cruel e insensata. Este acuerdo indica claramente a Rusia que la Administración Trump está comprometida con un proceso de paz centrado en una Ucrania libre, soberana y próspera a largo plazo. El presidente Trump concibió esta alianza entre los pueblos estadounidense y ucraniano para demostrar el compromiso de ambas partes con la paz y la prosperidad duraderas en Ucrania. Y, para que quede claro, ningún estado ni persona que financió o suministró suministros a la maquinaria bélica rusa podrá beneficiarse de la reconstrucción de Ucrania», ha añadido Bessent, el encargado de poner blanco sobre negro las órdenes del líder.
Esta misma semana, después de haberse visto con Zelenski en el Vaticano, Trump redobló la presión con un mensaje en sus redes sociales. «Ucrania, bajo el liderazgo de Volodimir Zelenski no ha firmado los documentos finales del importantísimo Acuerdo sobre Tierras Raras con Estados Unidos. Lleva al menos tres semanas de retraso. Esperemos que se firme de inmediato. ¡Parece que éxito está en el futuro!», avisó.
Al escribirlo, Trump sabía que el acuerdo estaba en la fase final. Esta vez sí. Antes, en febrero, Washington intentó imponer condiciones draconianas. Básicamente, exigía un acceso casi en exclusiva y sin compensación a los minerales y tierras raras de Ucrania, cuya cuantía y valor en realidad es un misterio, a cambio de la ayuda ya prestada en el pasado, sobre la falsa premisa de que EEUU estaba financiando gratis a los ucranianos, mientras los europeos estarían beneficiándose ya que sólo, siempre según la versión de la Casa Blanca, habrían proporcionado préstamos que deben ser devueltos con intereses.
Zelenski no aceptó en Kiev ante Bessent, ni lo hizo pocos días después en Múnich, cuando en los márgenes de la Conferencia de Seguridad le presentaron un papel igual o más duro. El líder ucraniano viajó a Washington hace unas semanas con la esperanza de arrancar garantías de seguridad más explícitas, un compromiso de EEUU de mandar tropas, o al menos proporcionar protección aérea una vez que se haya firmado una paz con Rusia, para intentar asegurar que no vuelva a haber una invasión en pocos meses o años. Pero Trump no sólo se negó, sino que lo atacó junto a su vicepresidente ante las cámaras, con miles de millones de espectadores asistiendo a un espectáculo inédito en el mundo de la diplomacia. Y acto seguido le retiró la ayuda militar y el acceso a inteligencia y satélites.
«Bajo el liderazgo del presidente Donald J. Trump, el Departamento del Tesoro y la Corporación Financiera Internacional para el Desarrollo (CFD) de EE. UU. trabajarán junto con el Gobierno de Ucrania para finalizar la gobernanza del programa e impulsar esta importante alianza. Tanto Estados Unidos como el Gobierno de Ucrania esperan poner en marcha rápidamente esta histórica alianza económica para los pueblos ucraniano y estadounidense», dice el Gobierno americano en su nota sobre el pacto, pero sin incluir ningún detalle técnico.
El acuerdo brindará a Estados Unidos acceso privilegiado a nuevos proyectos de inversión para desarrollar los recursos naturales de Ucrania, incluidos el aluminio, el grafito, el petróleo y el gas natural. Estados Unidos busca acceso exclusivo o prioritario a más de 20 materias primas consideradas estratégicamente cruciales para sus intereses, pero también al petróleo y el gas natural. Entre ellas se encuentran los yacimientos ucranianos de titanio, utilizado para la fabricación de alas de aviones y otros productos aeroespaciales, y de uranio, utilizado para la energía nuclear, equipos médicos y armas. Ucrania también posee litio, grafito y manganeso, utilizados en baterías de vehículos eléctricos.
La ministra de Economía y viceprimera ministra de Ucrania, Yulia Svyrydenko, viajó a Washington el miércoles para ayudar a concretar el acuerdo, según avanzó el primer ministro Denys Shmyhal durante una aparición en la televisión ucraniana. Si bien se había alcanzado la parte principal del acuerdo, aún quedaban obstáculos por superar.
Los europeos querían pulir más dos documentos técnicos, pero EEUU no, explicando que eso era reabrir lo que ya había sido pactado. El propio Bessent, esté miércoles, dijo durante una reunión del Gabinete de Trump que el martes por la noche «Kiev había retrasado la firma porque querían cambios de última hora», pero dando por hecho que concluiría horas después. Como ha ocurrido finalmente.
Según el primer ministro Shmyhal, la idea es crear un fondo igualitaria entre ambos países por un periodo de 10 años. Las contribuciones financieras a un fondo conjunto se harían en efectivo, y solo la nueva ayuda militar estadounidense se contabilizaría para la parte estadounidense, no la proporcionada desde 2022 o incluso antes, como pedía Trump. No está claro aún qué posibles consecuencias tendría una posible entrada de Ucrania en la Unión Europea, una cláusula clave para Kiev. «Es un acuerdo estratégico para el establecimiento de un fondo de inversión conjunta, un acuerdo internacional verdaderamente equitativo y beneficioso sobre inversiones conjuntas en el desarrollo y la recuperación de Ucrania entre los gobiernos de Estados Unidos y Ucrania», añadió el primer ministro. Quizás más un deseo que una realidad sobre el terreno.
Fuente de TenemosNoticias.com: www.elmundo.es
Publicado el: 2025-04-30 18:17:00
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