El líder del partido ultraderechista Alianza por la Unificación de Rumania (AUR), George Simion, se perfila como el ganador de la primera ronda de las elecciones presidenciales de Rumanía, según indicaron la mayoría de los sondeos difundidos al concluir la votación, aunque su ventaja en esta cita no será suficiente y deberá concurrir a una segunda vuelta el próximo día 18.
Las tres encuestas realizadas a pie de urna otorgaron entre 30 y 36% de las papeletas emitidas al jefe de filas de AUR, lejos de la mayoría absoluta.
Según las mismas consultas, la pugna para decidir quién se enfrentará a Simion en la próxima cita se dirime entre el candidato de la coalición oficial, Crin Antonescu, y el actual alcalde de Bucarest y aspirante independiente, Nicusor Dan, que se repartieron el voto proeuropeo y más moderado, lo que deja especialmente abierta la segunda convocatoria si las fuerzas opuestas al extremismo de derechas consiguen superar la profunda división que mostraron en esta ocasión.
Las cifras de participación, en torno al 53%, fueron muy similares a las que se registraron en los sufragios de noviembre pasado, que ganó el extremista Calin Georgescu -un personaje que ha expresado de forma pública su admiración por el régimen fascista que lideró Rumanía en el siglo pasado y se alió con Hitler-, y que fueron anulados por el Tribunal Constitucional al considerar que se había registrado una manipulación masiva de la campaña a través de las redes sociales.
En su esfuerzo por aglutinar detrás de su candidatura a los seguidores de Georgescu -al que también se prohibió concurrir de nuevo a la cita electoral- Simion se presentó a primera hora de la mañana en su centro de votación acompañado del propio Georgescu, al que ha prometido recuperar como primer ministro si accede a la jefatura de Estado.
«¡Cristo ha resucitado!. He votado por Calin Georgescu«, declaró Simion con el mismo tono estridente de su acompañante, tras emitir el voto.
«Estamos aquí con una sola misión: queremos el retorno al orden constitucional, el retorno a la democracia. Mi único objetivo es conseguir el primer puesto (la presidencia) para el pueblo rumano. Estamos aquí con un solo deseo: hacer justicia para Rumanía«, agregó el candidato de la AUR.
Por su parte, Georgescu insistió en que su descalificación fue «un fraude orquestado por quienes han hecho de la astucia la única política de Estado. Pero estoy aquí para reconocer el poder de la democracia, el poder del voto que asusta al sistema, que aterroriza al sistema».
Ataque de hackers prorrusos
La jornada se vio sacudida por una ataque de un grupo de hackers prorrusos contra la página web del candidato de la coalición oficial, Crin Antonescu, y algunos otros espacios de internet como el del Ministerio de Interior o el de Justicia.
Según los medios locales, el asalto cibernético fue reivindicado por NoName057, un oscuro conglomerado de supuestos especialistas de Rusia que ya han asumido otros asaltos similares, especialmente contra intereses de Ucrania o de países aliados con este estado.
Crin Antonescu reconoció en Facebook que había sido víctima de esa acción, que atribuyó a «las fuerzas oscuras del extremismo».
La publicación francesa Mediapart publicó el sábado un supuesto informe de los servicios secretos rumanos que alega que su contraparte rusa ideó en 2023 un plan para promocionar a través de las redes sociales a políticos ultraderechistas como el citado
Gerogescu, George Simion o la estridente Diana Sosoaca.
El plan se puso en práctica a finales de año y contó con la participación -en la mayoría de los casos inconsciente- de hasta 130 «influencers» a los que se contrató para difundir mensajes genéricos sobre un «candidato ideal», que después eran inundados con comentarios favorables a Georgescu, alentados de forma automática.
Tik Tok admitió en abril que había detectado la existencia de 27.000 cuentas falsas que apoyaron a Georgescu, que a su vez eran seguidas por otras 70.000. La plataforma social reconoció que era «un intento de manipular el discurso de las elecciones en Rumania» usando «direcciones electrónicas (IP) ubicadas en Turquía» pero que usan servicios de correos electrónicos de Rusia.
Simion se ha convertido en el «heredero» del descontento que ya expresaron los rumanos en noviembre pasado cuando otorgaron sorprendentemente la victoria a un personaje tan controvertido como Georgescu, al que muchos expertos definen como una especie de «mesías» que combina su admiración por el fascismo que rigió el país en el siglo pasado -cuando Bucarest se alió con Hitler durante la Segunda Guerra Mundial- y el carácter autoritario de la autocracia comunista que se instaló en el país tras la contienda.
Aunque el escritor Hunor Kelemen, que lidera el partido de la minoría húngara -aliado de las
formaciones proeuropeas- afirmó que los rumanos «no quieren regresar al pasado» y que votaban «para avanzar y evitar un aterrizaje forzoso, que significaría retroceder al menos 30 ó 35 años en la historia», lo cierto es que el resultado final que se tomará en dos semanas «se decidirá por los votos de los rumanos en el extranjero», apostilló el analista y sociólogo Marius Pielianu en la emisora local Antena 3.
La movilización de la diáspora -entre los que también ganó Georgescu en noviembre- ya se detectó desde el inicio del sufragio el pasado viernes. Al final, los votos emitidos en el extranjero fueron cerca de 1 millón (970.000), muy por encima de los 821.000 que se contabilizaron el año pasado.
«El primer día de votación, tuvimos una participación tres veces mayor que en noviembre del año pasado. Es algo general. Lo hemos visto en España, Italia, Gran Bretaña y Francia», resaltó Pielianu.
Remus Ioan, director del think tank Inscop, se expresó en los mismos térmnos y dijo que «el lapiz de la diáspora escribirá la historia de la primera ronda y casi con toda seguridad el de la segunda. Es una historia que será recordada por muchas generaciones».
El acelerado deterioro de la credibilidad de la clase dirigente de un país que sólo recuperó la democracia hace 35 años quedó de manifiesto hace poco, cuando el «índice de democracia» de la prestigiona revista The Economist indicó que Rumanía ha bajado un peldaño más en esa clasificació, pasando de ser una «democracia defectuosa» a un «régimen híbrido».
Un amplio estudio que realizó hace dos años el think tank Inscop confirmó el enorme escepticismo popular que existe hacia las instituciones políticas más relevantes del país -carcomidas por la corrupción y la ineficiencia-, cuya credibilidad se ha desplomado. Sólo un 17,4 por ciento de los rumanos, precisó este informe, confiaba en el Parlamento, un 19,4 en el Gobierno y un 29,8 en la Presidencia.
Las estadísticas referidas a la calidad de vida en el país se sitúan entre las más bajas de toda la Unión Europea. Por ejemplo, los jóvenes de menos de 25 años tienen el índice más alto de desempleo de todo el bloque continental. Otro estudio de la Fundación Friedrich Ebert alemana alertó el año pasado que en ese mismo bloque de edad (los jóvenes entre 18 y 34 años), un 41 por ciento piensan que Rumanía necesita una dictadura. «Las encuestas reflejan que hasta Ceaucescu tiene una imagen positiva entre la mayoría de los rumanos», comentó a este diario el aspirante presidencial, Nicusor Dan.
El triunfo de Simion refuerza «el riesgo de que la extrema derecha llegue a la cima del Estado», en palabras del editorial de la publicación G4 Media, una de las más reputadas del país, y eso supone «una amenaza existencial para el orden democrático occidental. Si llegamos a eso, Rumanía no sólo se encaminará a su salida de la Unión Europea, sino también hacia el colapso económico».
Para el analista y editor de la misma publicación, Cristian Pantazi, «Rumanía se ha convertido en un objetivo clave para la administración (del presidente de EEUU, Donald) Trump, un estado clave para imponer la ideología (ultraconservadora) Maga en el corazón de la Unión Europea. Es tan importante como Alemania. No es casualidad que, últimamente, Washington esté atacando con fuerza a ambos países», escribió en referencia a los últimos señalamientos del vicepresidente JD Vance contra Berlín por declarar como organización «extremista» al partido radical alemán AFD.
Simion no es el único político de Europa Central que se presenta a comicios electorales bajo el paraguas del movimiento ultraconservador Maga que aupó a Trump en la presidencia. El polaco Karol Nawrocki, que se presenta a las presidenciales de su país el próximo día 18, se entrevistó con el jefe de Estado norteamericano esta semana en lo que se entendió como un respaldo del mismo a su candidatura. Varios altos cargos polacos del mismo ideario se personaron en Bucarest en las últimas jornadas para declarar su apoyo expreso a Simion, que explicó a su este diario que su posible victoria final forma parte de un proyecto general de Maga para hacerse con el control de los gobierno europeos y «bloquear» la política de Bruselas.
Fuente de TenemosNoticias.com: www.elmundo.es
Publicado el: 2025-05-04 14:35:00
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