La carrera por la Presidencia de Polonia se resolverá el 1 de junio, al no haber logrado ninguno de los 13 candidatos la mayoría absoluta en las elecciones celebradas este domingo. Nadie esperaba un vencedor y tampoco ha habido sorpresas acerca de los dos contrincantes que pasarán a la segunda ronda, pues responden a los bandos que han dominado la política polaca en los últimos 20 años. La Coalición Ciudadana del primer ministro Donald Tusk contra el ultranacionalista partido Ley y Justicia (PiS) de Jaroslaw Kaczynski. Los polacos hablan por ello de «duopolio».
En este primer asalto, la victoria ha sido para el liberal Rafael Trzaskowski, 53 años, alcalde de Varsovia y favorito en las encuestas. Los sondeos a pie de urna difundidos al cierre de los colegios electorales, a las 21:00 horas, le otorgaban un 30,8%. El historiador Karol Nawrocki, respaldado por el PiS, se habría hecho con el 29,1%. Nawrocki, de 42 años, fue director del Instituto de Memoria Nacional (IPN), el equivalente polaco de la antigua Oficina de Registros de la Stasi, la policía política de la ex RDA.
«Estoy muy contento de haber ganado la primera vuelta, pero aún nos queda mucho trabajo por delante. Necesitamos determinación, necesitamos vuestros votos, necesitamos convencer a todo el mundo. Y estoy convencido de que toda Polonia saldrá ganando», declaró Trzaskowski tras conocerse los primeros pronósticos. Afirmó que «este resultado demuestra lo fuertes y decididos que debemos ser para ganar las elecciones presidenciales. Estamos en la recta final. ¡Vamos a ganar!».
Nawrocki, por su parte, agradeció a sus seguidores por resistir «la presión de la propaganda, las falsedades y las mentiras, por no ceder ante el poder de las instituciones estatales de Donald Tusk».
Los resultados son provisionales, pero no se esperan sorpresas respecto a quién irá a la segunda vuelta, que se prevé muy reñida. El tercer mejor resultado ha sido para Slawomir Mentzen, líder del partido de extrema derecha Konfederacja. Habría recabado, según los sondeos a pie de urna, el 15,4%. Mentzen, de 38 años, ya apuntaba maneras en 2019 con reivindicaciones radicales como «no queremos judíos, ni homosexuales, ni abortos, ni impuestos, ni a la Unión Europea». En Internet circulaban vídeos en una e-scooter, seguido por grupos de hombres, en su mayoría jóvenes, corriendo tras él como groupies tras una estrella del pop. Poco antes de las elecciones, no obstante, Mentzen había perdido muchos apoyos. En los debates televisivos pidió tasas de matrícula en la universidad para todos y la supresión de las prestaciones por hijos a cargo, ideas libertarias que no fueron bien acogidas.
Así que todo ha vuelto a reducirse al clásico duelo entre liberales y conservadores, con la variable, en esta ocasión, de Mentzen y de la recomendación de voto que haga a sus seguidores. Mentzen suma, junto con el también muy controvertido candidato de extrema derecha Grzegorz Braun un 31,6 % de los votos. Lo más probable es que apoyen a Nawrocki en un intento de bloquear una presidencia liberal, lo que podría reducir la diferencia entre los dos finalistas.
El alcalde de Varsovia se enfrenta ahora a una presión inmediata para ampliar su atractivo a un electorado más amplio, según Bartosz Rydliski, politólogo de la Universidad Cardenal Stefan Wyszyski de Varsovia. «Vamos a ver señales bastante discordantes hacia todos los posibles votantes de otros candidatos, excepto Nawrocki», afirmó Rydliski.
Hay mucho en juego. La votación sobre el sucesor del saliente Andrzej Duda, que ha estado dos mandatos de cinco años en el cargo, es también una decisión sobre el futuro del país, miembro de la UE y de la OTAN. Es el muro de contención de la UE en Ucrania y frente a Rusia. Porque el jefe del Estado en Polonia no es solo un puesto protocolario. El presidente puede entorpecer la acción de gobierno, como ha hecho Duda desde que Tusk asumiera el poder, o, por el contrario, puede apuntalar las decisiones del Ejecutivo como hizo con el PiS, que dirigió Polonia de 2015 a 2023. Con el visto bueno de Duda, por ejemplo, el PiS sometió el poder judicial a un férreo control, provocando una disputa permanente con Bruselas y perturbando las relaciones con Berlín al exigir billones en reparaciones por los daños causado en la II Guerra Mundial.
Una cohabitación con Nawrocki sería más de lo mismo. Tusk necesita una victoria de Trzaskowski para poder revertir el desmantelamiento de la democracia y el Estado de Derecho por parte del PiS, tal y como prometió a sus electores y a Bruselas. De eso dependerá en gran medida la segunda vuelta. Ahora, sin embargo, toca festejar la derrota de Mentzen y esta sí es definitiva. Con líderes en Europa del Este como Viktor Orban en Hungría, Robert Fico en Eslovaquia, una Bulgaria en crisis casi permanente y Rumanía en el punto de mira, una eventual conquista de Varsovia por la extrema derecha populista hubiera abierto una grieta de enormes consecuencias en la sociedad polaca y en la UE.
Fuente de TenemosNoticias.com: www.elmundo.es
Publicado el: 2025-05-18 15:22:00
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