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¿Israel, en un segundo plano en el Oriente Próximo de Trump? | elmundo.es

¿Israel, en un segundo plano en el Oriente Próximo de Trump?

«Lista de la compra». Este término solía usarse en la cúpula israelí cuando una delegación del ejército viajaba a Washington para pedir armas a su gran aliado. En Israel hoy se habla de una lista diferente e inesperada confeccionada por el presidente estadounidense, Donald Trump.

Su «lista de sorpresas«, desplegada en el último mes y contraria a la voluntad del primer ministro, Benjamin Netanyahu, incluye la negociación directa con Irán (plan nuclear), el canal secreto con Hamas (liberación del estadounidense-israelí, Edan Alexander, tras 584 días de cautiverio en la Franja de Gaza), el levantamiento de las sanciones a Siria (bajo el régimen del que fuera líder yihadista Ahmed al Sharaa), el cese de la ofensiva aérea contra los hutíes en Yemen (sin condicionarlo a que frenen sus ataques contra Israel) y, quizá, la posibilidad de permitir el plan nuclear civil a Riad e incluso de vender cazas F-35 a Arabia Saudí y Turquía (poniendo en peligro el compromiso de garantizar la ventaja militar cualitativa israelí regional conocida como QME).

La batería de medidas y declaraciones de Trump desafía el viejo paradigma en Oriente Próximo, según el cual uno de los caminos más seguros y cortos para llegar al Despacho Oval pasa por Jerusalén. Ante la preocupación israelí, aumentada con su visita regional sin escala en el aeropuerto Ben Gurion, Trump responde que su gran relación con Arabia Saudí, Qatar y Emiratos Árabes Unidos (EAU) «es muy buena para Israel». En la búsqueda de logros cortoplacistas y especialmente económicos para su país, Netanyahu -conocido también por su estrategia de ganar tiempo- no puede ofrecerle mucho. Especialmente si sigue la ofensiva en Gaza. A ello hay que añadir que, según el Washington Post, dialogó con el asesor de seguridad nacional Michael Waltz sobre una opción militar contra las centrales nucleares iraníes.

El factor económico es un pilar vital en la arquitectura geoestratégica de Trump. En este campo, Israel no le puede regalar un avión valorado en 400 millones de dólares (Qatar) ni prometer una inversión de 600.000 millones de dólares y la compra de armas por 142.000 millones de dólares (Arabia Saudí). De hecho, Israel compra armas estadounidenses con dinero de la asistencia anual de Washington.

«Hasta ahora Trump ha actuado a favor de Israel, pero resulta que es un hombre impredecible, que se despierta cada mañana con una actitud distinta», opina el ministro israelí, David Amsalem, criticando sobre todo al diálogo directo con Hamas y a espaldas de Israel para liberar al último rehén estadounidense con vida.

Trump y Netanyahu comparten el objetivo de evitar un Irán nuclear y de acabar completamente con Hamas a raíz de sus ataques del 7 de octubre de 2023, y que el grupo no siga controlando la Franja de Gaza. Sin embargo, el primero prioriza la vía diplomática en el primer caso y se alinea más con el mensaje de Riad y Doha de poner fin a la guerra en la devastada Gaza, permitir la vuelta de los secuestrados y evitar un deterioro de la crisis humanitaria tras dos meses de bloqueo.

El Gobierno israelí asegura que las relaciones con Trump son estrechas, recuerda su primer mandato en el que trasladó la embajada a Jerusalén y aclaran que cumplirá sus dos objetivos (devolver a los 58 secuestrados y doblegar al grupo integrista), manteniendo el aviso de la ampliación de la ofensiva si no hay un acuerdo en los próximos días. Este se lograría sólo gracias a la presión de Trump, que se encontraba este miércoles en Doha, donde las partes dialogan de forma indirecta.

Adjuntando la foto de la cumbre en Arabia Saudí, el jefe de la oposición, Yair Lapid, denuncia que «Israel tenía dos opciones: entrar por sexta vez en Jan Yunis [sur de Gaza] para contentar a Smotrich y Ben Gvir [dos ministros ultranacionalistas que advierten con tumbar el Gobierno si cesa la ofensiva] o sentarse a la cabecera de la mesa en Riad participando en acuerdos históricos y con todos los secuestrados en casa. Netanyahu eligió la primera opción».

Según él, «el deseo de supervivencia política de Netanyahu evita logros estratégicos de Israel». Por ejemplo, la normalización de relaciones con Arabia Saudí, que estaba muy cerca de hacerse realidad semanas antes del ataque yihadista del 7-O. Desde entonces, Riad exige el cese de la ofensiva israelí en Gaza (garantizando el fin del control de Hamas) y una solución del conflicto israelí-palestino basándose en la fórmula de dos Estados.

Estados Unidos ya no exige a los saudíes sumarse a los Acuerdos de Abraham con Israel como condición para armarles en un gran y rentable pacto de Defensa. Trump elogió a Netanyahu hace dos meses, pero no como ahora hizo con el príncipe heredero, Mohamed bin Salman, al que ve como «aliado más fuerte». De momento, en lugar de lograr la normalización de relaciones entre Israel y Arabia Saudí, Trump normaliza sus relaciones con Siria, aunque con condiciones como un acuerdo con el Estado judío o la expulsión de grupos armados palestinos y yihadistas extranjeros.

Pese a que esta semana Israel parece relegado a un segundo plano en el nuevo Oriente Próximo cosido por Trump en los palacios árabes, el apoyo militar y diplomático estadounidense sigue intacto.

El segundo mandato de Trump empezó incluso mejor de lo que había soñado Netanyahu. En febrero, se convirtió en el primer líder mundial en acudir a la Casa Blanca, siendo recibido con abrazos y sonrisas. A principios de abril, volvió de forma inesperada para teóricamente negociar el 17% de aranceles impuesto a Israel. Pero el veterano dirigente se fue sin eliminar los impuestos y fue informado de que EEUU iba a iniciar negociaciones directas con Irán. Una fórmula que él había criticado en el pasado para evitar que Teherán obtenga armas nucleares. Como postre, Trump se deshizo en elogios hacia el presidente turco Recep Tayyip Erdogan, quien, en la última década, y especialmente a raíz de la ofensiva en Gaza, se ha convertido en una de las voces más agresivas contra Israel en general y Netanyahu en particular. El mismo líder islamista que apoya a Hamas y que convenció a Trump para levantar las sanciones a Siria de su protegido, Al Sharaa.

En dicho encuentro, Netanyahu pidió a Trump que no levante aún las sanciones a la nueva e incierta Siria. Eso sí, el anuncio de Trump realizado este martes sobre Siria no le sorprendió como sí lo hizo, por ejemplo, el canal directo con Hamas. Cuando hace una semana su hombre de confianza, el ministro Ron Dermer se reunió con Trump y su enviado especial Steve Witkoff, no fue informado de dicha negociación para liberar a Alexander. Sólo cuando Dermer preguntó si era cierto, tras ser informado por canales propios, se lo confirmaron, aclarando que Israel no tenía que dar nada a cambio.

Trump, que alcanzó un alto el fuego con los hutíes hace una semana, realizó un discurso en Arabia Saudí el martes por la tarde. Poco después, y no muy lejos de allí, el grupo proiraní disparó un misil balístico más contra Israel. Fue interceptado, pero activó las sirenas de alarma, y no sólo debido al ataque desde Yemen.

Fuente de TenemosNoticias.com: www.elmundo.es

Publicado el: 2025-05-14 18:03:00
En la sección: Internacional // elmundo

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