Jordan Bardella: el nuevo ‘poster boy’ de la extrema derecha | elmundo.es

Aún no ha cumplido los 30 años y ya está cansado de firmar autógrafos. Jordan Bardella (Drancy, 1995), hijo de inmigrantes italianos y con ancestros argelinos, lleva tiempo acaparando portadas, aclamado como el nuevo poster boy de la extrema derecha y sucesor natural de Marine Le Pen, que en 2021 le hizo presidente de Agrupación Nacional (RN), con 26 años.

«No ha sido sólo Marine Le Pen quien ha sido condenada injustamente; es la democracia francesa la que ha sido ejecutada», fue la primera reacción del delfín nada más conocer la sentencia que puede suponer la muerte política de su madrina, con quien también ha mantenido lazos de sangre (mantuvo una relación sentimental con Nolwenn Olivier, sobrina de Marine).

Hasta el fin de semana, el propio Jordan Bardella formaba oficialmente parte del pelotón de negacionistas de su propio partido que se resistía a pensar en la inhabilitación de la líder histórica de 56 años, que seguía figurando como favorita para las elecciones presidenciales de 2027.

Pero lo cierto es que el aprendiz aventajado de Le Pen llevaba tiempo ensayando el papel de sucesor, lo cual ha podido dar lugar a fricciones en los últimos meses por su afán de protagonismo, rubricado durante el fin de semana por su presencia estelar en un congreso sobre el antisemitismo en Israel (bendecido personalmente por Benjamin Netanyahu).

«Es vital que nunca olvidemos la barbarie de Hamas», proclamó Bardella a su paso por tierra santa. «Fueron víctimas civiles, las mujeres y los niños, quienes resultaron masacrados, y esa barbarie ha tocado a Israel como ha tocado a Francia. Estamos ante una amenaza existencial para todas las democracias».

«Existe hoy en día una luna de miel mortal entre el fundamentalismo islámico y la extrema derecha», proclamó Bardella, que rindió tributo a las víctimas del Holocausto, en un intento de enterrar definitivamente el estigma del antisemitismo que persiguió durante décadas al Frente Nacional, el embrión de RN. «Yo nunca conocí el partido de Jean-Marie Le Pen», es la excusa que suele poner Bardella, embarcado paralelamente en una campaña para suavizar su imagen.

Hace poco más de un mes, precisamente, saltó a los titulares por otro gesto altamente simbólico, cuando canceló repentinamente su aparición den la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC) en respuesta al saludo aparentemente nazi que hizo sobre el escenario Steve Bannon, ex asesor de Donald Trump.

Con planta de político de nueva generación, rabiosamente joven, alto y repeinado, Bardella ha ido subiendo enteros hasta figurar en las encuestas a la par que Marine Le Pen, que no ocultó sus deseos de hacerle primer ministro si llegaba algún día a presidenta. El máximo empeño de Bardella, que dio la campanada definitiva en las europeas de 2024, ha sido precisamente ese: consumar la transición de RN del partido de la protesta al partido de gobierno.

A su hábil manera ha sabido alternar los mensajes antiinmigación lanzados a la base de la derecha dura con declaraciones dirigidas a un espectro más amplio del electorado: «Pertenezco a una generación de inmigrantes que cuando llegaron a Francia en los años 60 hicieron el esfuerzo por abandonar parte de su cultura para asimilarse a la cultura nacional. Ese esfuerzo no se les requiere hoy en día a los inmigrantes, y el resultado es gente que sin duda nace en suelo francés. Pero que tiene sus corazones en un país diferente».

Bardella suele recordar cómo su abuela no le dejaba hablar italiano (lo aprendió después). Su familia llegó de Toronto en 1963 y se instaló en Saint-Denis, uno de los suburbios más castigados por la pobreza y la droga al norte de París. Su infancia estuvo marcada por la separación de sus padres, por la violencia callejera en su barrio y por su afición solitaria a videojuegos como Call of Duty.

Se quedó a las puertas del Instituto de Estadios Políticos de París, y estudió Geografía en La Sorbona, aunque acabó dejando las aulas para consagrarse a la política. Con 17 años, se afilió el Frente Nacional, atraído por la personalidad y el mensaje de Marine Le Pen: «Era la única política que parecía entender cómo me sentía, capaz de hablar a la gente sobre lo difícil que es llegar a fin de mes, el aumento del coste de la vida, la seguridad y la identidad, el orgullo de ser francés».

Le Pen le fichó en 2018 como portavoz del partido y presidente del Frente Nacional de la Juventud (FNJ), rebautizado luego como Generación Nacional, a tono con el cambio de imagen del partido a la que tan personalmente contribuyó. Tal y como recuerdan Clément Guillou y Corentin Lesueur en Le Monde, Bardella asumió la Presidencia de RN «cuando estaba al borde de convertirse en el Titanic» y fue capaz no sólo de enderezar la nave en tres años, sino de, llegado el caso, ponerse al timón de una campaña presidencial.

Ce que je cherche (Lo que estoy buscando) es el título del libro autobiográfico que Bardella lanzó en noviembre, justo cuando el juicio contra Le Pen por malversación de fondos quedó visto para sentencia. Cuatro meses después, con más de 200.000 ejemplares vendidos, el cabecilla de la nueva derecha francesa no necesita ya tarjeta de presentación. El plan B se llama Bardella.