«Mi papá era una persona sana, no padecía de nada. Allí (cárcel chavista de Tocuyito) lo castigaban sólo por tener hambre. Si se quejaba, lo aislaban y amarraban. Si pedía hablar con la familia, lo golpeaban. A mi papá lo castigaron y lo mataron en la cárcel». El preso político Jesús Rafael Álvarez, de 44 años, falleció el viernes en el interior de la prisión en la que fue recluido en agosto, tras ser detenido de forma ilegal durante la salvaje represión con la que el chavismo impuso su megafraude electoral.
Quien describe su tormento en prisión es su hijo, también llamado Jesús, protagonista de otro drama venezolano. La detención de su padre y de su madre, Anny Sánchez, dejó al chico al frente del hogar familiar, con dos hermanas de 7 y 17 años, y con el trabajo de intentar ayudar desde el exterior, y sin recursos, a sus padres, incluso durmiendo en la calle.
Hasta que el viernes le llegó el rumor, a través de redes sociales, de la muerte de su padre. Los carceleros no dejaron que viera el cadáver, por lo que Rafael se vio obligado a reconocer el cuerpo a través de una fotografía, en la que aparecía demacrado, muy delgado y con un golpe fuerte en el pómulo. En la cárcel no sólo se negaron en primera instancia a entregarle el cadáver, incluso desmintieron que hubiera fallecido.
«Se supo que le fue negada atención médica. Fue trasladado a la enfermería del penal, luego de que sus compañeros de celda protestaran por su grave estado de salud», se sumó a la denuncia el Comité por la Libertad de los Presos Políticos (CLIPP).
Jesús Rafael Álvarez y su mujer sufrieron parecido calvario a los 1.600 prisioneros políticos postelectorales. Efectivos de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM) sacaron a ambos de su hogar sin contar con órdenes de captura para procesarles por terrorismo e instigación al odio.
«No hay un médico tratante u hospitalario que suscriba el certificado de defunción, lo que demuestra que se trata de una muerte súbita y sospechosa que requiere autopsia médico legal», advirtió Zair Mundaray, antiguo número dos de la Fiscalía, exiliado hoy en Colombia.
Álvarez es el segundo preso político muerto en apenas un mes: Jesús Manuel Martínez Medina, encarcelado por el chavismo como represalia por haber participado como testigo de la oposición en el proceso electoral del 28J, falleció en noviembre tras varias semanas de graves padecimientos y tras múltiples llamamientos de la familia y de la propia María Corina Machado, líder opositora.
Las condiciones inhumanas en las cárceles venezolanas, sumadas a la impunidad reinante, han provocado al menos una docena de intentos de suicidio sólo en la cárcel de Tocorón, según el CLIPP. También varios de los menores de edad encarcelados por orden de Nicolás Maduro han intentado acabar con sus vidas, como una chica de 17 años que se bebió un litro de cloro o como Diomer Gómez, de 16 años, que esta misma semana quiso suicidarse al no ser incluido en la última lista de excarcelaciones.
Ante la presión de las madres y de organismos internacionales, el gobierno anunció esta semana la liberación de un centenar de los 1.900 presos políticos que abarrotan las cárceles del régimen. Entre los elegidos no se encuentran 170 dirigentes opositores, de los que sus familiares apenas tienen información.
En otra cárcel distinta permanecen los seis colaboradores más estrechos de Machado, refugiados en la Embajada de Argentina en Caracas. En las últimas horas han circulado imágenes de los francotiradores que amenazan a los asilados. Las fuerzas chavistas también han detenido a un empleado venezolano de la legación, que se suma a la captura de un gendarme argentino que viajó al país petrolero para visitar a su pareja y a su hija. Le acusan de ser un espía.
Fuente de TenemosNoticias.com: www.elmundo.es
Publicado el: 2024-12-14 13:03:00
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