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Trump compromete 25.000 millones para empezar a construir la Cúpula Dorada, un escudo antimisiles como el de Israel | elmundo.es

Trump compromete 25.000 millones para empezar a construir la Cúpula Dorada, un escudo antimisiles como el de Israel

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha comprometido este martes 25.000 millones de dólares para construir su ansiada Cúpula Dorada, un escudo antimisiles como el que usa Israel para defenderse. Un gesto casi simbólico, pues esa cantidad supondría una pequeña fracción del coste real de un proyecto de esa envergadura, algo que lleva en el imaginario estadounidense y, en especial, de los republicanos, desde al menos los años 80 del siglo pasado. Al frente estará el general Michael Guetlein, segundo al mando de las operaciones espaciales de la Fuerza Espacial. «Somos los únicos que tendremos esta tecnología única», se ha jactado el presidente este martes.

«Durante la campaña, prometí al pueblo estadounidense construir un escudo antimisiles de vanguardia para proteger a nuestra patria de la amenaza de un ataque con misiles extranjeros, y eso es lo que hacemos hoy. Me complace anunciar que hemos seleccionado oficialmente una arquitectura para este sistema de vanguardia que desplegará tecnologías de última generación en tierra, mar y espacio, incluyendo sensores e interceptores espaciales. Canadá nos ha llamado y desea formar parte, así que hablaremos con ellos. El diseño para la Cúpula Dorada se integrará con nuestras capacidades de defensa existentes y debería estar completamente operativo antes del final de mi mandato», ha prometido el presidente. «Hoy completamos el trabajo que empezó el presidente Ronald Reagan hace 40 años para acabar para siempre con la amenaza de los misiles en Estados Unidos».

Trump, acompañado en el Despacho Oval por el secretario de Defensa, el polémico y cuestionado Pete Hegseth, ha querido dar algo de forma un proyecto mayúsculo, que requiere una inversión enorme, justo ahora que el Congreso está debatiendo el Presupuesto para los próximos años, y un esfuerzo coordinado entre la administración y las principales empresas del sector. Un escudo requiere la última tecnología en radares, sensores, satélites y desde luego baterías de misiles desplegadas por todo Estados Unidos.

«La Cúpula Dorada es un punto de inflexión, un game changer«, ha dicho Hegseth. «Es una inversión generacional en la seguridad de Estados Unidos y de los estadounidenses. El presidente Reagan, hace 40 años, presentó la visión. No existía la tecnología. Ahora sí, y usted está cumpliendo con la promesa de que protegeremos la patria de misiles de crucero, misiles balísticos, misiles hipersónicos, drones, ya sean convencionales o nucleares. Algunos dijeron que no la necesitábamos. Desde que firmó la orden ejecutiva el 27 de enero, hemos avanzado rápidamente en esto, pero estamos aquí hoy, y esta es sólo una etapa en la defensa de la patria, algo que nos encomienda, y seguiremos trabajando hasta completarla», ha afirmado el general Guetlein en una breve intervención.

Trump asegura que la Cúpula empezará a tomar forma gracias al «gran y hermoso proyecto de ley» que quiere sacar adelante, para lo que pasó la mañana en el Congreso presionando a sus legisladores más escépticos. Pero no todos están convencidos con una economía sometida a mucha tensión y pronósticos de un déficit y una deuda desbocada en la próxima década. O Trump renuncia a las bajadas de impuestos o a enormes proyectos en Defensa, dicen los republicanos más conservadores fiscalmente, muy preocupados por una propuesta que en todo caso disparará en miles de millones el actual desequilibrio en las cuentas.

En su comparecencia, Trump ha dicho que «probablemente, estamos hablando de un costo total de 175.000 millones de dólares una vez finalizado», pero esa es la parte más baja e improbable de la horquilla. La Oficina de Presupuesto del Congreso ha estimado que un sistema a gran escala, capaz de derribar misiles balísticos y de crucero, podría llegar a costar mucho más de 500.000 millones de dólares en las próximas dos décadas. En sus últimas estimaciones, la oficina sostiene que las mejoras en la tecnología de los servicios de lanzamiento de misiles haría más barato de lo que en un primer momento se pensó una constelación de interceptores espaciales (SBI) «diseñados para neutralizar uno o dos misiles balísticos intercontinentales (ICBM) disparados contra Estados Unidos por un adversario regional, como Corea del Norte». Pero al mismo tiempo, asume que «las amenazas y las políticas estadounidenses han cambiado desde la publicación de dichos estudios, lo que podría incrementar el tamaño y el costo total de una constelación de interceptores».

En el escenario más optimista, el coste total «estimado de despliegue y operación de la constelación SBI durante 20 años disminuiría de 264.000 millones de dólares a 161.000 millones de dólares (en dólares de 2025). Para la alternativa de mayor coste que la CBO examina, la estimación total se reduciría de 831.000 millones de dólares a 542.000 millones de dólares», dice su informe.

La idea de esta Cúpula, que debería llamarse de Acero, pero que Trump ha denominado dorada por su obsesión por el oro y ese color, lleva sobre la mesa desde el primer mandato del republicano, y nada más volver a la Casa Blanca este año empezó a mencionarlo una y otra vez. Firmó una orden ejecutiva en enero reclamando un programa de Defensa nacional multidimensional que integraría los programas existentes del Pentágono con nuevas tecnologías en desarrollo, como sensores y armas espaciales.

«Como saben, nuestros adversarios se han vuelto muy capaces mientras nosotros nos hemos centrado en la paz en el extranjero. Nuestros adversarios han modernizado rápidamente sus fuerzas nucleares, construyendo misiles balísticos capaces de albergar ojivas masivas, misiles hipersónicos capaces de atacar a Estados Unidos en una hora, viajando a 9.600 kilómetros por hora, misiles de crucero que pueden sortear nuestro radar y nuestras defensas, submarinos que pueden acercarse sigilosamente a nuestras costas y, peor aún, armas espaciales. Es hora de cambiar esa ecuación y empezar a redoblar los esfuerzos en la protección de la patria. Golden Dome es una estrategia audaz y agresiva para proteger rápidamente la patria de nuestros adversarios. Se lo debemos a nuestros hijos: protegerlos», ha dicho el general.

En su discurso ante las dos cámaras del Congreso, a principios de marzo, señaló que como comandante en jefe su prioridad sería «construir el ejército más poderoso del futuro. Como primer paso, le pido al Congreso que financie un escudo antimisiles, una Cúpula Dorada de última generación, para proteger nuestra patria, fabricado íntegramente en Estados Unidos. Ronald Reagan quiso hacerlo hace mucho tiempo, pero la tecnología simplemente no estaba disponible, ni de cerca. Pero ahora tenemos la tenemos. Es increíble, de hecho. Otros, como Israel la tienen, otros lugares la tienen y Estados Unidos también debería tenerla, ¿verdad? Este es un mundo muy peligroso. Deberíamos tenerla. Queremos estar protegidos», afirmó con aplausos de su bancada.

La Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA) afirmó la semana pasada que China y Rusia están desarrollando nuevos misiles hipersónicos diseñados para evadir la defensa aérea tradicional. Según la información de inteligencia, podrían aumentar sus arsenales hasta 5.000 misiles de crucero antes de 2035, con lo que podrían teóricamente atacar casi todo el territorio continental de Estados Unidos.

Los demócratas han expresado sus dudas sobre la eficiencia de un escudo de defensa. Estados Unidos ya cuenta con 44 interceptores de misiles distribuidos por California y Alaska, según recalcó hace unos días el senador y astronauta Mark Kelly (demócrata de Arizona). «Me encantaría construir un sistema que realmente funcionara al 100%», afirmó, pero «un sistema que proteja todo el país sería increíblemente difícil y caro y no estamos seguros de que vaya a funcionar», insistió.

Las grandes empresas, en cambio, tienen pocas dudas. «La Cúpula Dorada para Estados Unidos es un concepto revolucionario que promueve los objetivos de paz mediante la fuerza y la visión del presidente Trump de disuadir a los adversarios de atacar la patria. Este escudo de defensa de nueva generación identificará proyectiles entrantes, calculará su trayectoria y desplegará misiles interceptores para destruirlos en pleno vuelo, protegiendo la patria y proyectando la fuerza estadounidense», explica el proyecto ya en marcha de Lockheed Martin. «Esta es una misión a escala del Proyecto Manhattan, urgente y crucial para la seguridad de Estados Unidos. Estamos listos para colaborar con las mejores empresas del sector, tanto emergentes como de gran envergadura tecnológica, para proteger a nuestra nación», afirman posicionándose para liderar el desarrollo.

Fuente de TenemosNoticias.com: www.elmundo.es

Publicado el: 2025-05-20 16:27:00
En la sección: Internacional // elmundo

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