Un juez federal le asestó el jueves un importante golpe judicial al presidente Donald Trump al bloquear temporalmente la movilización de soldados de la Guardia Nacional en Los Ángeles en su intento de controlar las manifestaciones. El magistrado Charles Breyer, del tribunal federal de San Francisco, decidió devolver el control de los 4.000 militares al gobernador de California, Gavin Newsom, en una decisión celebrada tanto por el mandatario demócrata como por los manifestantes concentrados por séptimo día en las calles del centro de Los Ángeles.
Para Breyer, las acciones del presidente Trump «fueron ilegales, pues excedieron el alcance de su autoridad legal y violaron la Décima Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos. Por lo tanto, debe devolver el control de la Guardia Nacional de California al gobernador del estado de California de inmediato».
Es, sin embargo, una victoria parcial para Newsom puesto que el gobierno de Trump apeló de inmediato el fallo del magistrado de San Francisco. Poco después, el Tribunal de Apelaciones del Noveno Distrito de Estados Unidos acordó suspender la decisión mientras revisa el caso, bloqueando temporalmente su entrada en vigor.
En una comparencia ante los medios, Newsom se mostró muy satisfecho tras la noticia y anunció medidas inmediatas. «La Guardia Nacional volverá a estar bajo mi autoridad mañana al mediodía», indicó. «La Guardia Nacional regresará a labores de seguridad fronteriza, trabajando en la lucha contra las drogas y en el control del fentanilo, tareas de las que fueron retirados por Donald Trump».
El ex alcalde de San Francisco aprovechó para recordarle a Trump que «no es un monarca y debería dejar de comportarse como uno», prometiendo «mantenerse firme» en su lucha «contra alguien que no cree en el estado de derecho, ni en las restricciones, ni en la Constitución, y que amenaza a los jueces».
Breyer se suma a la lista de magistrados que han puesto el freno a la serie de decisiones excepcionales de Trump, como en materia de aranceles a discreción o su proceso de deportaciones masivas sin las debidas garantías procesales para los detenidos. Con el manejo de la Guardia Nacional para frenar las protestas en Los Angeles, ha recurrido a la misma corriente unilateral y autoritaria.
En este caso, California tenía todas la de ganar con la Constitución en la mano. Según esas leyes fundamentales, es el gobernador estatal el que tiene el control de la Guardia Nacional y no el presidente de Estados Unidos. «En nuestro sistema constitucional, no le corresponde al gobierno federal asumir el poder policial de un estado cuando no está satisfecho con la firmeza o la rapidez con la que el estado aplica sus propias leyes. Al contrario, los fundadores (de la patria) reservaron ese poder, y otros, a los estados en la Décima Enmienda», argumenta Breyer en su fallo de 36 páginas.
Pero Trump no parece dispuesto a ceder. Si es necesario, irá hasta el Tribunal Supremo que en su primer mandato se encargó de poblar de jueces ultraconservadores. Los abogados de su administración han alegado que la decisión de Breyer «es una intrusión extraordinaria en la autoridad constitucional del Presidente como Comandante en Jefe para convocar a la Guardia Nacional según sea necesario para proteger a los funcionarios federales».
Todo ello cuando se cumple casi una semana del comienzo de una crisis que arrancó el pasado viernes con redadas de los agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) en el centro de Los Angeles. Desde entonces, casi 400 personas han sido detenidas en operaciones que siguen sembrando el pánico y la incertidumbre entre las comunidades de inmigrantes.
En la gran urbe californiana, donde se impuso el toque de queda por tercera noche consecutiva, no se habla de otra cosa. El miedo se ha mezclado con la paranoia y las alertas en redes sociales son constantes avisando de la presencia de la policía del ICE. Las ventas de muchos negocios se están viendo afectadas por la reticencia a salir a la calle de su clientela habitual.
Mientras, las protestas continúan y prometen ir a más hasta el sábado, cuando está convocada una marcha en centenares de ciudades y pueblos a nivel nacional contra las políticas de Trump. Si el republicano cumple con su promesa, se producirán altercados. Ya ha señalado que no dejará que nadie empañe la que espera que sea su gran fiesta y que usará «una gran fuerza». Por primera vez en décadas, Washington será testigo de un desfile militar que, además de coincidir con el Día de la Bandera, lo hace con su cumpleaños.
Fuente de TenemosNoticias.com: www.elmundo.es
Publicado el: 2025-06-13 02:48:00
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