Esto los ha llevado a plantearse la idea de un plan de riego en el Caribe costarricense, pero lo considera algo fuera de lo común. “Decirle a alguien que para el Caribe de Costa Rica necesitamos el riego… creo que lo volverían a ver a uno un poco extraño porque somos un país tropical”.
Según el Instituto Meteorológico Nacional (IMN) el Caribe sur recibe, en promedio, entre 2.500 y 3.000 mm de lluvia anuales. En proyecciones del IMN realizadas en 2021, el clima futuro en un escenario de pocas emisiones provocaría un aumento de 1°C a 2° C en todo el país.
Bajo ese panorama, en los períodos del 2010 al 2099 se espera un descenso en las lluvias anuales en el Caribe Sur.
Por su parte, en un escenario de altas emisiones de gases de efecto invernadero, el país sufriría un aumento de 3,8°C a 4,8°C. Además, en la vertiente del Caribe y la zona norte, habría un mayor aumento de temperatura comparado al resto del territorio nacional.
Desde el MAG aseguran que el productor debe estar en sintonía con el técnico para poder prever y hacer frente a las condiciones agroclimáticas. Además, han empezado a cuantificar las pérdidas y los daños que sufren asociados a los eventos climáticos.
Pese a las condiciones, para Rojas la producción de plátano costarricense no está en peligro y mantiene buena aceptación en términos de calidad.
Por su parte, La Ruta del Clima señaló que los problemas con el cultivo de la fruta pueden traducirse en afectaciones a la cultura gastronómica ya que se ha dificultado la preparación y disponibilidad del plantintá; una empanada dulce rellena de miel de plátano maduro con muchas especias que es un postre tradicional en el Caribe costarricense.
Vásquez menciona que el riesgo de las pérdidas culturales, como la preparación de platillos, es que genera desarraigo más allá de lo económico al ser un producto que comercializan.
Describe que las personas mayores de la zona notan una movilidad humana, de jóvenes principalmente, que no ven oportunidades de desarrollo y buscan migrar al centro del país para poder sobrevivir.
Con esa marcha de los más jóvenes se corta la transmisión de las prácticas culturales, por lo tanto se empieza a “perder un pedazo de país”. Para la experta este es uno de los riesgos poco tangibles que la población en general no percibe en el presente.
“Ya no es lo mismo que una señora que ha vivido toda su vida en Cahuita le cuente a un extranjero que vio la oportunidad de comprar ahí un terreno barato, que va a ser el que va a hacer el rice and beans y el plantintá. Ya no va a tener ese mismo sabor y ese mismo aspecto cultural, ni toda esa historia que viene de atrás”, se lamentó.
Este artículo se elaboró con el apoyo de Climate Tracker América Latina.
RV: EG
Fuente de TenemosNoticias.com: ipsnoticias.net
Publicado el: 2024-07-24 08:12:40
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