CALI, Colombia – En la calurosa ciudad colombiana de Cali representantes de 176 países y la Unión Europea están reunidos, desde el 21 de octubre, para acordar formas de proteger la biodiversidad.
“La Conferencia de las Partes sobre Biodiversidad, COP16, es una negociación mucho menos envenenada que la de Cambio Climático, el lobby del sector privado no está tan presente”, cuenta Gabriel Quijandría, director regional para Sudamérica de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
A pesar de eso, hay un tema que genera divisiones entre los países desarrollados y los países que están en vías de desarrollo: la creación de un mecanismo que regule cómo utilizan, sobre todo, los países más ricos y sus industrias la información digitalizada del ADN de los recursos biológicos (semillas, plantas, animales, entre otros) provenientes, mayoritariamente, de naciones megadiversas, como Brasil, Perú y Colombia.
Históricamente, estos países han sido víctimas de biopiratería. Es decir, se ha usado información genética de sus recursos sin su permiso con fines comerciales.
Este debate de la COP16 no solo replica la división que existe, tradicionalmente, en las cumbres de cambio climático entre los países desarrollados y los más pobres, sino que tiene obstáculos adicionales por su tecnicismo.
La propuesta lleva el nombre de mecanismo multilateral para la distribución justa y equitativa de beneficios derivados del uso de información digital sobre secuencias de recursos genéticos.
“No puedo pensar en un problema más complejo, en términos de ciencia, de filosofía, de visión del mundo, y de diferentes formas de vivir y valorar la naturaleza. Creo que este es uno de los problemas más complejos en una negociación internacional”, resaltó Siva Thambisetty, profesora asociada de Derecho en la London School of Economics, que sigue las negociaciones sobre este tema.
Fuente de TenemosNoticias.com: ipsnoticias.net
Publicado el: 2024-10-29 13:47:00
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