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Cultivos de café como alternativa para superar la violencia en Colombia

Cultivos de café para superar la violencia en Colombia

El café como símbolo de reconciliación en Planadas

El café se ha convertido en el motor de reconciliación y prosperidad económica para las víctimas y victimarios del conflicto armado en Colombia, específicamente en la localidad de Planadas, donde hace 60 años nació la extinta guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Caficultores como Astrid Medina, Aparicio Yule y Mariana Lombana han encontrado en el cultivo un camino hacia la paz entre las familias productoras, la comunidad indígena Nasa y excombatientes del grupo insurgente.

Transformación de las comunidades a través del café

En esta zona del departamento del Tolima, que durante décadas sufrió el conflicto armado más intenso en Colombia, el café se ha transformado en un símbolo de reconstrucción. Planadas, ubicada en las estribaciones de la cordillera central de los Andes colombianos, ha apostado por la reconciliación desde la firma del histórico Acuerdo de Paz entre la guerrilla y el gobierno colombiano hace unos ocho años.

“En 2016, cuando llegaron los acuerdos de paz, había mucha zozobra; no se sabía si era para mejor o para peor porque aquí mandaban las FARC. Recuerdo que, cuando llegaron los firmantes de paz, lloramos porque no llegaron los hombres armados que esperábamos, sino familias con sus hijos y sus mascotas”, contó Astrid Medina, una campesina caficultora.

Superando el pasado a través del perdón

“Desde entonces nos hemos aceptado y perdonado, hicimos la paz. La paz nos ha transformado y nos ha hecho creer en nuestro territorio”, añadió Medina, quien perdió a su padre en 2006. Su finca, ubicada en el Cañón de Las Hermosas, produce café para compradores de Estados Unidos, Japón y Noruega. En 2015, su grano fue reconocido por expertos como el mejor del mundo.

“El perdón es la mejor decisión que uno puede tomar; el día que uno perdona no es para quien hizo daño, sino para uno mismo”, agrega Astrid.

Colaboración entre comunidades

El impacto del conflicto también marcó a Aparicio Yule, de la comunidad Nasa Wes’x, cuyos padres fueron asesinados por miembros de las FARC. Hoy, procesan cafés de la más alta calidad junto a antiguos combatientes. “Todos trabajamos con el café; ellos y nosotros tostamos el café juntos, contando nuestras historias del conflicto e impulsando los proyectos cafeteros”, relató Yule.

“El café nos impulsa a crecer. Hace 10 años lo procesamos y lo vendemos. Antes solo vendíamos el grano, ahora para nosotros es oro”, añade Yule, quien enfatiza la transformación hacia una vida pacífica centrada en el cultivo de café.

Proyectos cafeteros sostenibles en la región

Planadas ha sido históricamente un centro de producción cafetera en Tolima, que cuenta con 106.000 hectáreas cultivadas. Tras la firma del acuerdo de paz en 2016, un grupo de caficultores se centró en desarrollar proyectos productivos de café, siguiendo la tradición de la zona. “Nuestro proyecto busca un café de altos estándares de calidad, rentable y autosostenible para las familias que lo conforman”, explica Mariana Lombana, hija de firmantes de paz e integrante de la Asociación Esperanza y Paz (EPZ), que busca lograr sabores y aromas únicos en el grano.

Unas 30 familias y 19 firmantes de paz se benefician con esta organización. “El objetivo es que la asociación crezca y sea autosuficiente. Este proceso de paz ha contribuido a nuestro proyecto de vida, y hemos apostado a la paz”, concluyó Lombana.

Fuente y créditos: www.vozdeamerica.com

Cats: Colombia,América Latina

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