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El Hay Festival llegó a Nairobi en medio de fuertes protestas en Kenia. Crónica de su directora

El Hay Festival llegó a Nairobi en medio de fuertes protestas en Kenia. Crónica de su directora

La juventud de Kenia salió a las calles la semana pasada para protestar contra el alto costo de vida y pedir específicamente a sus líderes que retiraran el proyecto de ley que proponía una amplia variedad de aumentos impositivos. 

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Las protestas, pacíficas al inicio, culminaron el martes con un intento de asalto al Parlamento por parte de los manifestantes, provocando la respuesta policial. Durante estos disturbios, al menos 23 personas perdieron la vida y más de 300 resultaron heridas. Las fuerzas de seguridad respondieron con disparos para contener a la multitud, lo que exacerbó la violencia.

Estas revueltas nos sorprendieron en plena víspera de nuestra primera colaboración en el Nairobi Literature Festival coorganizado desde este año entre Book Bunk y el Hay Festival. Esta colaboración surge de nuestro interés en fomentar en todos nuestros festivales en América Latina y Europa conversaciones sur-sur y sur-norte, para que la mayoría global tenga espacios donde repensar el status quo hegemónico, compartir otros ángulos y visiones del mundo, proponiendo soluciones para un futuro colectivo.

«Hay un tema transversal, fundamental y urgente en todas las charlas: el sentimiento general del despertar que han desencadenado las protestas».

Foto:Peter Irungu

Después de algunas cancelaciones y tomar decisiones difíciles, decidimos seguir adelante con el festival. En el avión hacia Nairobi recordaba las revueltas colombianas del 2021, generadas por razones similares. Allí también comenzaron debido a una propuesta de reforma tributaria que fue considerada injusta por gran parte de la población, especialmente en un contexto de crisis económica exacerbada por la pandemia. Ambos gobiernos recurrieron a la fuerza policial y militar para controlar las protestas, lo que ocasionó la muerte de varios de sus ciudadanos.

Cuando empiezo a dudar de si es el mejor momento para hacer un festival, me reconforta pensar que los espacios cívicos como el Hay Festival son necesarios para la conversación tolerante y matizada. Algunas de las charlas de estos próximos días profundizarán en temas como la crisis climática, las perspectivas sobre el cambio social, la identidad, la historia y la verdad.

Cuando aterrizo, el presidente de Kenia, William Ruto, acaba de anunciar que no firmará la polémica ley de finanzas, y vuelvo a pensar en Colombia: siguen los paralelismos, el presidente de entonces, Iván Duque, también retiró sus propuestas fiscales para restaurar la paz. 

«Pienso que hay algo de cierto en el proverbio africano: ‘Hasta que el león cuente su historia, la caza siempre glorificará al cazador'».

Foto:Peter Irungu

Algunos autores del festival cancelan su participación debido al contexto, pero la mayoría decide asistir. Postergamos el lanzamiento del festival al viernes y recomendamos a los que ya están en Kenia que se queden en el hotel, ya que el jueves será una jornada de protestas en la ciudad. Sin embargo, es en el propio hotel donde comienzan las conversaciones. Me encuentro con Ibrahima Balde, inmigrante guineano residente en España, y Amets Arzallus, un poeta vasco, quienes a cuatro manos reconstruyeron la desgarradora odisea del primero a través del desierto del Sahara en Hermanito.

También coincido en el comedor con autores de África39, la iniciativa que organizamos hace diez años, cuando Port Harcourt fue Capital Mundial del Libro UNESCO para celebrar a escritores jóvenes del continente basándonos en Bogotá39, proyecto que organizamos en 2007, cuando fue Bogotá la Capital del Libro.

Las conversaciones del sábado y el domingo se concentran en Eastlands Library, una biblioteca pública increíble manejada por nuestros socios de Book Bunk, que se dedican a restaurarlas para convertirlas en espacios de memoria colectiva y experiencias compartidas. De eso trata la primera charla que escucho, y pienso que hay algo de cierto en el proverbio africano: «Hasta que el león cuente su historia, la caza siempre glorificará al cazador». Al historiador británico-nigeriano David Olusoga le parece imprescindible que países multiétnicos como el Reino Unido conozcan su pasado. Trabaja incansable para llenar los huecos que la historia británica tiene sobre esclavismo y la participación negra en su vida y conflictos. Él insiste que no se trata de la historia de ellos (los afro-británicos); es la de todos.

El escritor indio Amitav Ghosh, que participa en una charla sobre cambio climático, nos explica que las raíces de la dinámica actual vienen de un orden geopolítico centenario construido por el colonialismo occidental. Como escritor, cree que el mayor desafío es darle voz a lo no humano, para reintegrar en nuestras narrativas una voz que siempre ha existido en la cultura tradicional. Es una idea que me conecta con la literatura de Irene Solà o la no ficción de Eliane Brum, entre otros.

Hay un tema transversal, fundamental y urgente en todas las charlas: el sentimiento general del despertar que han desencadenado las protestas, es un logro que no debe revertirse. Hay una nueva esperanza, una nueva unidad: la diversidad de jóvenes, clase trabajadora y personas del mundo agrario protestaron juntos, como keniatas, y esto ha provocado una sensación de patriotismo en el país que se siente ahora más unido que antes.

Varios de los participantes han sido parte activa de las protestas, como el poeta y narrador oral Ngartia, quien en la inauguración en la Residencia del Alto Comisionado británico comentó que a su abuelo nunca le habrían permitido asistir con sus rastas, y declamó intercalando en sus poemas los nombres de las 23 víctimas de la protesta de manera muy conmovedora. Para que no los olvidemos.

Muy apropiado escuchar el intercambio de la filósofa afrobrasileña Djamila Ribeiro con jóvenes keniatas, a los que les indica que la furia es necesaria pero que también hay que aprender cómo utilizarla de una manera estratégica, sin dañarse a uno mismo.

En una de las charlas finales Tom Odula, el periodista de investigación cuyo documental Sex for Work: The True Cost of Our Tea (Sexo por trabajo: el costo verdadero de nuestro té) expone el prolongado acoso sexual del personal femenino que trabaja en las plantaciones de té de Kericho, explica que un par de años después uno de los peores infractores ha conseguido un puesto público. Jon Lee Anderson, quien modera la charla, pregunta cómo es esto posible si se trata de una persona que ha sido tan expuesta. Odula inicia respondiendo que «Esto es Kenia», pero la artista Sarah Waiswa, que se encuentra entre el público y ha participado en la conversación anterior, le corrige rápidamente: «No, Tom… eso ‘era’ Kenia».

La juventud está lista para cambiar el país y no hay vuelta atrás. Esperamos estar ahí por muchos años más para acompañarlos en este proceso.

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Fuente de TenemosNoticias.com: www.eltiempo.com

Publicado el: 2024-07-05 18:26:36
En la sección: EL TIEMPO.COM -Cultura

Publicado en Cultura

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