Desde muy joven, a George Christie le llamaban la atención las motocicletas.
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Se emocionaba al escucharlas rugir y al ver a alguien pasando a la velocidad de un rayo. Después de probar con la carrera militar, Christie llevó su obsesión a la realidad.
No solo decidió comprar su ‘caballito de dos ruedas’, sino que comenzó a frecuentar algunos clubes ilegales de motociclistas en la década de los 70.
La sensación de libertad, poder moverse a sus anchas de un lado a otro y ser parte de un grupo y respetado por eso fueron las señales que palpitaron fuertemente en su corazón, pero estaba entrando en un juego peligroso que estaba manchado por la violencia y el crimen.
En esa época (y aún hoy) el grupo que acogió a Christie fue el de los Hells Angels, que se habían convertido en la referencia de una banda fuera de la ley, de forajidos que causaban temor y recelo y que al mismo tiempo muchas veces fueron representados en el cine y la televisión como personajes con una poderosa contradicción: eran de una naturaleza gris, capaces de ejemplificar un estilo de vida rebelde y sin ataduras, pero a la vez ser parte de una vida en la que casi siempre terminaban siendo protagonistas de alguna pelea en un bar o algunos daños en todos los lugares a donde llegaban.
Pero, más allá de la ficción de la pantalla grande, en el mundo real la banda de motociclistas acumulaba un prontuario de delitos de todos los calibres. Roger Christie poco a poco descubrió eso.
La serie analiza su estructura como organización con archivos de fotos e imágenes inéditas de sus dinámicas como hermandad y estructura delictiva.
Estuvo implicado en peleas, fue a la cárcel por causar destrozos y fue sospechoso en la investigación de un asesinato (del que fue absuelto).
Eso lo hizo alejarse del infierno de este grupo de motociclistas y vivir para contar la otra historia.
Precisamente, él es parte fundamental de la serie documental Secretos de Hells Angels, que está emitiendo los lunes el canal de tv paga A&E (11 p. m.) y que hace una radiografía de este ‘club’ que apostaba por la lealtad, el vivir la vida en la línea del exceso y el riesgo y que no temía acariciar lo ilegal, buscando infundir temor o respeto.
“Creo que hay un lado oscuro en cualquier organización, ya sean políticos, fuerzas de la ley, y si eres sincero con lo que haces y crees en lo que haces, sigues la luz, y eso es lo que intenté hacer como líder en Los Ángeles y más tarde como líder en Ventura, California. Estuve en una posición de liderazgo durante 35 años”, recalca Christie en una charla con EL TIEMPO.
Parte de la razón por la que dejé el club fue que sentía que nos habíamos convertido en la gente contra la que se rebelaban.
Esta hermandad se fundó en Fontana, California, en 1948, se expandió por Estados Unidos bajo el liderazgo de Sonny Barger y llegó a tener representación en Canadá, Australia y en Europa, hoy se estima que hay 6.000 miembros de los Hells Angels.
Tipos rudos, con una Harley-Davidson y un compromiso de por vida. Casi como una secta, a pesar de que Christie no cree que ese sea el mejor concepto para entender la naturaleza de esa agrupación.

George Christie fue vicepresidente de la división de Ventura (EE. UU.) de Hell Angel, entre
1978 y 2011.
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“No los veo como una secta, son una organización con leyes y operaciones bien establecidas. Parte de la razón por la que dejé el club fue que sentía que nos habíamos convertido en la gente contra la que se rebelaban”, agregó Christie, quien fue vicepresidente de la división de Ventura entre 1978 y 2011.
Secretos de Hells Angels no es una propuesta que se queda recordando algunos episodios polémicos. Su eje argumental se desarrolla a partir de casos con una naturaleza criminal que está bien ligada al presente.
Es cierto que revive hechos como el concierto de los Rolling Stones en el Festival de Altamont, California, en 1969, que terminó en el asesinato de Meredith Hunter, un asistente al evento que fue apuñalado luego de una trifulca con los motociclistas, quienes también llegaron a pensar en matar al cantante Mick Jagger cuando la banda no quiso pagarles tras darse cuenta del incidente; pero también explora la conexión de los tipos rudos en el negocio de las metanfetaminas, sicariato y violentas batallas con pandillas rivales y hasta las peripecias de agentes encubiertos que llegaron a falsear asesinatos para ser parte de los Hells Angels y tener pruebas para encarcelarlos.
“Había una: la vigilancia constante de las fuerzas del orden que intentaban infiltrarse en nosotros y los escándalos y crímenes en los que han estado involucrados fueron algo insostenible”, apunta Christie.
La serie analiza su estructura como organización con archivos de fotos e imágenes inéditas de sus dinámicas como hermandad y estructura delictiva, como en el caso de Clarence Addie Crouch, quien precisamente se convirtió en informante de las autoridades.
“Estados Unidos siempre ha tenido un gusto por los forajidos del viejo Oeste. Hasta algunos cantantes romantizaron ese concepto, y a muchos les encanta esa idea de ser ilegal en estos tiempos”, reflexiona George, quien ahora se mueve en una motocicleta con sidecar y pasa las tardes con su familia. Sus infernales años salvajes son historia.
Fuente de TenemosNoticias.com: www.eltiempo.com
Publicado el: 2024-08-09 19:58:01
En la sección: EL TIEMPO.COM -Cultura