En la intimidad de las bibliotecas olvidadas y los anaqueles polvorientos de las librerías de pueblo nació uno de los proyectos editoriales más inusuales y persistentes dedicados a la figura de Simón Bolívar. Se trata de Las mil caras de Bolívar, obra concebida por el general retirado Fernando González Muñoz, una voz reconocida en el ámbito militar, pero que ahora se alza también como cronista de las múltiples representaciones visuales del Libertador.
El texto ofrece una exploración visual del rostro del hombre que encabezó la gesta emancipadora en América Latina, al tiempo que construye una narrativa paralela sobre la perseverancia de su autor.
Simón Bolívar era conocido como «El Libertador». Foto:Vanexa Romero
A través de ocho capítulos, la obra recorre las etapas vitales del prócer: desde la juventud en Caracas hasta la senectud marcada por la enfermedad y el exilio. Pero el eje no es una biografía convencional. Su propósito, según detalla el autor, es rastrear la imagen cambiante de Bolívar en el arte, la ilustración, la escultura y la pintura, a lo largo de dos siglos. La idea surgió, según González Muñoz, de un episodio que ocurrió en su infancia, cuando su padre le relató una historia sobre el Palomo, el mítico caballo blanco del Libertador, mientras caminaban juntos por una vereda del viejo Caldas. Ese instante, aparentemente trivial, plantó en su memoria la semilla de una devoción que crecería con los años.
Durante décadas, González Muñoz recolectó ilustraciones, retratos, esculturas, grabados y toda forma de expresión artística que inmortalizara a Bolívar. La búsqueda se volvió parte esencial de su rutina. En sus días como oficial en servicio, sustraía tiempo a sus obligaciones para explorar mercados de antigüedades, archivos públicos o librerías marginales, donde muchas veces halló tesoros olvidados. En total, logró reunir más de 250 piezas, que hoy reposan en su biblioteca personal como testigos de una pasión sostenida contra toda expectativa.
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No obstante su dedicación, el camino hacia la publicación del libro no fue sencillo. Durante más de treinta años, el general González Muñoz vivió una serie de frustraciones relacionadas con el intento de materializar su obra. En 1990, mientras se encontraba en una misión oficial en Arauca, recibió una oferta desde un país vecino que buscaba adquirir los derechos del manuscrito. La propuesta fue rechazada de inmediato, pues, para el autor, ceder el fruto de su trabajo era equivalente a entregar una parte de su identidad.
El proyecto resurgió en 2018, cuando Andrés Luis Rojas, entonces vicepresidente de la empresa Pacific Rubiales, expresó su interés por financiar una edición de lujo de la obra. La iniciativa fue presentada a la directiva de la compañía, pero un cambio de administración ocurrido en 2020 puso fin al patrocinio antes de que se pudiera concretar el plan editorial. La situación volvió a repetirse con la Academia de Historia Militar, que intentó incluir la obra dentro del Libro de Oro del Militar Colombiano. Sin embargo, los trámites administrativos y las demoras institucionales hicieron que esta nueva oportunidad también quedara en suspenso.
Fernando González se ha dedicado a reunir ilustraciones para inmortalizar la figura de Bolívar. Foto:Cortesía Fernando González
Un nuevo impulso llegó en 2023 desde la Escuela Militar de Cadetes, bajo la dirección del general Luis Fernando Salgado Romero. En esta ocasión, el respaldo era firme, pero los recursos escaseaban. Las limitaciones presupuestales terminaron frustrando una vez más la publicación. Aun así, el autor persistió en su tarea, convencido de que su trabajo no solo era un archivo personal, sino un documento patrimonial. En sus palabras, el libro representa una forma de resistencia frente al olvido, una lucha por mantener vivo el legado visual de Bolívar.
Finalmente, la obra logró salir a la luz gracias al apoyo del almirante Francisco Cubides Granados, actual comandante de las Fuerzas Militares. Reconociendo el valor histórico del proyecto, la institución asumió su publicación como parte de las conmemoraciones institucionales. Para Cubides, Las mil caras de Bolívar constituye “un viaje a través del tiempo” que permite observar cómo el rostro del Libertador ha servido como fuente de inspiración para artistas e intelectuales durante generaciones.
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En este recorrido, el lector se encuentra con versiones de Bolívar que van desde el retrato heroico hasta la imagen decadente del líder exiliado. Las obras de Tito Salas, José Gil de Castro, Vicente Lecuna, Enrique Uribe White y Alfredo Boulton, entre otros, dialogan entre sí en una especie de exposición impresa que muestra la evolución de la iconografía bolivariana. No se trata de una mera colección de imágenes, sino de una reflexión profunda sobre cómo cada generación ha reinterpretado al prócer según sus propias circunstancias históricas.
El autor, más que un coleccionista, se define como un testigo de la transformación de una figura histórica en símbolo cultural. Su archivo, dice, no es solo una galería de retratos, sino también un rompecabezas sobre la identidad latinoamericana. En ese sentido, Las mil caras de Bolívar trasciende el valor estético o documental para convertirse en una herramienta de análisis sobre cómo las naciones construyen, destruyen y reconstruyen sus mitos fundacionales.
González ha reunido más de 270 piezas relacionadas con Bolivar. Foto:Cortesía Fernando González
González Muñoz ha insistido en que este libro no busca lucrarse ni aspirar a los circuitos editoriales comerciales. La edición es de circulación limitada y está dirigida, principalmente, a historiadores, académicos y apasionados por los procesos de independencia en América Latina. Sin embargo, su impacto trasciende ese público especializado, pues en su esencia plantea preguntas que apelan a toda la sociedad: ¿qué imagen de Bolívar hemos heredado? ¿Qué rostro del Libertador prevalece hoy en la memoria colectiva? ¿Y cuál hemos olvidado?
Con la publicación del libro, se cierra una etapa de búsqueda y se abre otra en la que Las mil caras de Bolívar puede cumplir su propósito original: invitar a mirar, leer y pensar. Porque detrás de cada retrato reunido por el general González Muñoz hay un relato latente, una lectura posible de un pasado complejo y un presente en disputa. Bolívar aparece entonces como figura plástica, multifacética, reinterpretada una y otra vez por las distintas manos que lo han dibujado y por las miradas que lo han contemplado.
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En palabras del propio autor, el volumen debe entenderse como una obra de divulgación visual que aporta a la comprensión de los símbolos patrios y a la memoria histórica nacional. Su realización, alimentada por décadas de trabajo silencioso y muchas veces desestimado, es también un testimonio de perseverancia personal. La vida del general González Muñoz quedó entrelazada con la del Libertador, al punto de que, al recorrer las páginas del libro, es difícil separar el retrato de Bolívar del esfuerzo del hombre que los recopiló.
Las mil caras de Bolívar es, finalmente, una ofrenda. Una propuesta que invita a mirar más allá del bronce y del mármol, para descubrir al libertador de carne y hueso, al joven revolucionario, al estadista idealista, al líder fatigado. Una figura que no cabe en una sola imagen, porque su vida, como este libro, está hecha de muchas capas, muchos rostros y muchas batallas.
REDACCIÓN JUSTICIA
Fuente de TenemosNoticias.com: www.eltiempo.com
Publicado el: 2025-06-16 00:31:00
En la sección: EL TIEMPO.COM -Cultura