Hay quienes creen que el siete es un número mágico, asociado a la buena fortuna, simbólico por excelencia. Y la verdad es que la historia de los venezolanos en Grandes Ligas avala esa milenaria creencia. El séptimo pelotero nacido en Venezuela que debutó en el mejor beisbol del planeta fue nada más y nada menos que Luis Aparicio, hasta ahora nuestro único representante en el Salón de la Fama de Cooperstown, un inmortal cuyo legado no pasa de moda.
Aparicio irrumpió con fuerza en las Grandes Ligas e hizo su debut el 17 de abril de 1956 con los Medias Blancas de Chicago, tan solo dos años después de comenzar su andar en ligas menores con filiales de Clase B de Waterloo y doble A Memphis.
Las expectativas eran tantas que sustituyó a su compatriota, el caraqueño de Sarría, Alfonso “Chico” Carrasquel, que en las tres campañas previas había participado en el Juego de Estrellas y se había consolidado como la gran figura en la ciudad de los vientos. Pero vaya que cumplió, desde el día uno, con todo lo que se esperaba de él.
Aquel jovencito ,de apenas 22 años, disputó 150 careos y terminó con 142 inatrapables, incluidos 28 extrabases, remolcó 56 carreras, anotó 69 y se estafó un total de 21 almohadillas.
Terminó con un promedio de .266 y se alzó con el premio Novato del Año, convirtiéndose en el primer latinoamericano con tal distinción. Un par de años después, en 1958, ganó el primero de sus nueve Guantes de Oro y fue convocado al Juego de Estrellas, algo que se convertiría en una rutina para él. Todavía hoy día, con un total de 13 convocatorias, es el venezolano con más apariciones en el clásico de mitad de temporada.
Fuente de TenemosNoticias.com: www.liderendeportes.com
Publicado el: 2025-06-28 06:00:00
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