El 15 de junio de 1988, tres das despus de la derrota de Holanda ante la URSS (0-1), el diario De Telegraaf publicaba, bajo el ttulo Una camiseta extraa, un suelto en su cuarta pgina, inserto en la seccin de sociedad, que arrancaba as: «Los futbolistas son muy supersticiosos, verdad? Bueno, entonces ya s por qu perdimos contra los rusos: nuestras camisetas no estaban a la altura. Un dbil color naranja con cuadros y rayas blancas. Las llaman ‘alambre de pollo’ y ‘mierda de pollo’. (…) En los aos 50, Abe Lenstra y Faas Wilkes jugaban con un naranja ntido, pantalones blancos y medias azules. Johan Cruyff y los suyos, con una camiseta naranja, pantalones negros y medias naranjas. Y ahora esto!» Apenas 10 das ms tarde, poco antes de saltar al csped para disputar la final de la Eurocopa, Ruud Gullit an miraba con recelo la equipacin de Adidas. Y no era el nico. La mayor parte del vestuario comparta la opinin de su capitn. John van’ t Schip, extremo derecho del Ajax, lo haba dejado claro ante la prensa: «Parecemos peces dorados. Pero mientras sigamos ganando, la mantendremos».
En realidad, ni uno de los futbolistas de la Oranje dudaba de la victoria en el Olmpico de Mnich. Sera la revancha ante los soviticos, sus verdugos en el debut. El viernes, vspera de la final, la expedicin al completo, encabezada por Rinus Michels, haba acudido a un concierto de Whitney Houston. La charla previa del seleccionador, segn confesara aos ms tarde el propio Gullit, result ms bien una splica: «Necesitaba tener la mente en otra cosa, pero ahora que estamos aqu, por favor, mantened la concentracin y ganad el partido». No fue el xito del ftbol total, ni de la Naranja Mecnica. Holanda conquist la Eurocopa de 1988 gracias a la voluntad y la determinacin. Lo hizo con la camiseta que sus estrellas detestaban. La que les haban proporcionado desde la odiada Alemania. La joya de la geometra que hoy ocupa un lugar de honor en la historia del diseo futbolstico.
Ina Franzmann apenas saba nada de balones cuando en 1984 fich por Adidas como asistente de diseo. Su formacin y su bagaje profesional previo se remitan a la alta costura. Sin embargo, pronto empez a cautivar a los altos mandos de Herzogenaurach, atrapados por entonces en uno de los momentos ms crticos para la compaa. Mientras Horst Dassler se debata entre llevarse o no la produccin a Extremo Oriente, Nike y Reebok ganaban posiciones. Y mientras Hummel presentaba en el Mundial de 1986 la camiseta de Dinamarca, la primera con un estampado grfico completo, los creadores de Dassler seguan instalados en el conservadurismo. Quiz por eso fue el mismo Horst quien dio la orden de que la camiseta de Alemania para la Euro’88 incorporase, por vez primera, los colores de la bandera.
La influencia del tenis
Aquel encargo pas de inmediato a manos de Franzmann. Su departamento apenas contaba con cuatro personas, pero tambin asumira la peticin holandesa. «Manejbamos distintas opciones y pensamos en qu seleccin encajaran», explic Jrgen Rank, por entonces un aprendiz, hoy jefe de diseo en Adidas. Para Holanda quedara la detonacin de motivos geomtricos, tcnicamente bautizados Ipswich Template, en honor al club de la Premier League, uno de los 29 equipos que aquel ao se animaron con ella. Tambin la URSS, aunque en los dos duelos directos frente a los campeones vistiese otra versin en blanco baada de clasicismo. «Si hoy asumes una decisin tan extrema, la gente enloquecera en las redes sociales» sostena Rank.
En aquella poca, Franzmann y su equipo trabajaban a mano, sin ninguna ayuda de ordenadores. Se trataba de una labor artesanal, pero con bastante libertad creativa y una evidente influencia del tenis. Porque Adidas nunca hubiese apostado por los rombos en la camiseta de Blgica para la Eurocopa 1984 de no ser por el precedente de Ivan Lendl, que los luca por cada Grand Slam desde 1982. De igual modo, los motivos abstractos de Stefan Edberg y Steffi Graff tambin terminaran llegando al csped unos aos despus.
El 9 de abril de 1987, unas semanas despus de su 51 cumpleaos, la repentina muerte de Horst Dassler sumi a Adidas en el desamparo. Para comprender la influencia del patrn baste enumerar a quienes acompaaron a su viuda durante las exequias: Juan Antonio Samaranch, presidente del COI, y Sepp Blatter, secretario general de la FIFA. Segn los clculos de Barbara Smit, autora de Hermanos de Sangre (LID, 2007), entre 1987 y 1992 la firma del trbol tuvo que despedir a casi la mitad de su plantilla (de 11.000 a 6.400 empleados). Durante ese mismo periodo, el catlogo de productos se redujo en ms de un 60%. El nombramiento del joven Ren Jggi como sucesor tampoco iba a aliviar la situacin.
Roddy Campbell, director de mrketing, descubri en los libros de cuentas que Adidas segua entregando un milln de marcos anuales al seleccionador Franz Beckenbauer. Y que la principal obsesin de la cpula directiva era convencer a los dos nicos clubes de la Bundesliga que an no haban sucumbido a sus encantos. Por no mencionar los pagos regulares a uno de los hijos de Samaranch, sin que mediase ningn tipo de relacin comercial entre las partes. Sobre este delicadsimo contexto se entiende mejor la relevancia de Franzmann en la historia de Adidas. Sin la explosin de su fabulosa creatividad en 1988, el gigante nunca habra mirado de igual modo hacia el futuro.
Desde el momento en que Marco van Basten gir su tobillo derecho, casi de espaldas a puerta, para conectar aquella fabulosa volea ante Rinat Dasaev (2-0), el Ipswich Template holands se convirti en referencia y fuente de inspiracin. Un Santo Grial para los coleccionistas, fascinados por la combinacin entre su majestuosa simetra y el impacto de los tonos naranja. En 2021, un experto en la materia lleg a identificar hasta seis ediciones diferentes, distribuidas en pases tan remotos como Argentina, Irlanda, Japn, Alemania o Yugoslavia. Sus precios en el mercado oscilan entre 300 y 3.000 euros.
«Devolvednos nuestras bicicletas»
Su halo mtico se mantiene ajeno a las reticencias de los campeones, que vean en ella simples escamas. Pero es que aquella plantilla, ms all de la creatividad, fluidez y versatilidad de su juego, rara vez cumpli con lo que de ella se esperaba. «El mejor partido que jugamos, el del debut, lo perdimos. Nuestra peor actuacin fue la final, pero ganamos, simplemente porque convertimos nuestras ocasiones. Los soviticos jugaron algo mejor, as que era algo del destino que alzramos el trofeo», declar Gullit. La estampa de Hans van Breukelen apretando las clavijas a Igor Belanov antes de pararle un penalti dej claro el carcter del equipo.
Holanda se manejaba muy bien en los otros registros del ftbol. Y contaba, para qu negarlo, con algn muerto en el armario. Van Basten, por ejemplo, medit muy seriamente abandonar la concentracin tras su primera suplencia, en favor de John Bosman; Van Breukelen se hizo famoso por su «Ojal te mueras!» a Lothar Matthus durante la turbulenta semifinal ante la RFA, donde Ronald Koeman tampoco dudara en limpiarse el culo con la camiseta de Olaf Thon. Tras el 1-2 en Hamburgo, la euforia era tal que Gullit solicit permiso a Michels para organizar una fiesta, a la que invitaron incluso a los periodistas. No slo se trataba de la revancha por el Mundial de 1974. Era un clima de exaltacin patritica que amenazaba con echar abajo los plderes.
«Los sobrios, sensatos, tranquilos y prudentes holandeses se volvieron completamente locos de alegra. Nueve millones organizaron la mayor fiesta que se haba visto en el pas desde la Liberacin», escribe David Winner en Brilliant Orange: The Neurotic Genius of Football (Bloomsbury, 2001). Los ms de 50.000 hinchas que invadieron Mnich para disfrutar de la final en directo gritaron hasta enronquecer: «Devolvednos nuestras bicicletas!» Era su peculiar desquite, cuatro dcadas postergado, ante el terror nazi.
«Fue la equipacin ms fea de toda mi carrera»
Tras aquellos cinco partidos, Holanda jams volvi a lucir su fantasa en polister y algodn naranja. Durante la clasificacin para el Mundial de Italia regresara a un tono plano y sin ostentaciones. En cambio, Alemania s dio continuidad al diseo de Franzmann. Y sobre su mtico estampado pudo bordarse la tercera estrella de campeona en el Olmpico de Roma. Todo gracias a una intermediacin al ms alto nivel. «Tenamos muchas ideas ms, pero ninguna tan buena. Poco antes de que acabara la Eurocopa nos reunimos con Beckenbauer, quien propuso continuar con ella hasta el Mundial», relat la diseadora.
A Michels, apodado El General, le traa al fresco la revolucionaria Ipswich. A Gullit, su capitn, ms bien todo lo contrario. «Significa mucho para m, porque nos ayud a ganar el ttulo, pero fue la equipacin ms fea de toda mi carrera», confes en 2018 durante un evento organizado por Classic Football Shirts. Pareca como si en la memoria del Baln de Oro de 1987 an perviviesen aquellos funestos presagios en De Telegraaf. «Estas camisetas de moda saldrn a la venta despus del campeonato. Me parece bien, siempre y cuando nuestros futbolistas vuelvan a jugar con la patritica naranja y azul. Quiz entonces ganen de nuevo».
Fuente de TenemosNoticias.com: www.elmundo.es
Publicado el: 2024-04-11 05:11:41
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