Steve Jobs se fue dejando un legado enorme. No solo con sus empresas (Apple, pero también Pixar) sino también en lo que respecta a carácter empresarial y emprendedor. Una prueba más de ello es su regla del x10.
En un mundo donde la mayoría de las empresas buscan mejorar sus productos en un 10 o 15 por cierto, Steve Jobs tenía una visión radicalmente distinta. Él no quería hacer algo solo un poco mejor, sino reinventarlo por completo. Desde el Macintosh hasta el iPhone, su filosofía no era de evolución, sino de revolución. ¿Cómo logró persuadir a su equipo y a los consumidores de que estos saltos eran posibles?
Guy Kawasaki, ex trabajador de marketing de Apple, fue testigo de primera mano de esta mentalidad. En una charla recordó que Jobs no solo diseñaba productos innovadores, sino que tenía una capacidad única para inspirar a las personas a pensar en grande.
Aplicaba la «Regla x10»: en lugar de mejorar un poco lo existente, buscaba avances exponenciales. Esta forma de ver la innovación no solo cambió Apple, sino que transformó industrias enteras.
El origen de la regla x10
El 23 de octubre de 2001, Steve Jobs subió al escenario para presentar un producto que parecía modesto en comparación con lo que Apple lograría después: el iPod. A primera vista, era solo un reproductor de música portátil. Pero su impacto fue colosal.
En un mercado dominado por reproductores MP3 con memoria Flash, el iPod ofrecía algo radicalmente mejor: capacidad para 1.000 canciones en un dispositivo compacto, elegante y fácil de usar. No era solo un 10 por ciento superior a sus competidores, sino que superaba sus capacidades en 60 veces. Esta diferencia fue clave para su éxito.
El resumen de su regla es aspirar siempre a multiplicar tus resultados por 10, en lugar de mejoras incrementales.
El iPod no solo conquistó el mercado de reproductores portátiles; cambió la forma en que consumimos música. Fue el preludio de iTunes, el iPhone y el ecosistema digital de Apple. En menos de una década, Apple pasó de ser un fabricante de ordenadores a la empresa que dictaba el futuro de la música y la tecnología móvil.
La filosofía detrás de la regla x10
Kawasaki identificó tres principios fundamentales en la mentalidad de Jobs:
- El diseño importa. Aunque no todos los consumidores lo valoran, los que sí lo hacen marcan la diferencia en el éxito de un producto. Apple convirtió el diseño en una ventaja competitiva.
- El talento por encima de todo. Jobs no contrataba por currículum o género, sino por capacidad. En los años 80, la mitad de su equipo ejecutivo eran mujeres, en un sector dominado por hombres.
- Pensar en grande. Jobs no buscaba mejoras graduales, sino saltos exponenciales. El iPod, el iPhone y el iPad no eran simplemente versiones mejoradas de otros productos; eran transformaciones totales del mercado.
Este último punto es el corazón de la Regla x10. La clave de la persuasión de Jobs era hacer que tanto sus empleados como los consumidores creyeran en lo imposible. Sus productos no eran solo innovadores; hacían que la gente se preguntara cómo había vivido sin ellos.
La diferencia entre mejorar y reinventar
Muchas empresas buscan optimizar lo que ya existe. Mejoran la duración de la batería en un 10 por ciento, reducen el peso en un 5 por ciento, aumentan la velocidad en un 15 por ciento. Pero Jobs no jugaba ese juego. Para él, la verdadera innovación ocurría cuando se creaba algo totalmente nuevo o se resolvía un problema de una manera que nadie había imaginado antes.
El iPhone no era solo un teléfono mejorado; era un ordenador en el bolsillo. El iPad no era solo un portátil más ligero; redefinió la informática táctil. Apple no trataba de ganar terreno en mercados existentes, sino de crear nuevas categorías de productos.
El impacto de la regla x10 en el éxito de Apple
En 2001, cuando Jobs presentó el iPod, Apple era una empresa en recuperación. Años antes había estado al borde de la quiebra. Para 2024, bajo la dirección de Tim Cook, Apple alcanzó un valor de mercado 714 veces superior de lo que valía cuando Jobs relanzó la compañía.
Este crecimiento no se logró con mejoras incrementales. Se construyó sobre una serie de revoluciones: la del iPod y la música digital, la del iPhone y los smartphones, la del iPad y la informática táctil. Cada una de estas innovaciones aplicó la Regla x10.
Cómo aplicar la regla x10 en otros ámbitos
No es necesario dirigir una empresa como Apple para aplicar esta filosofía. La Regla x10 se puede trasladar a cualquier sector o proyecto. La clave está en cambiar la mentalidad: en lugar de pensar en cómo mejorar un poco, preguntarse cómo transformar completamente un problema o una industria. Según Kawasaki, algunos consejos pueden ser:
- Si diriges una empresa, busca soluciones radicalmente mejores, no solo pequeños ajustes.
- Si trabajas en un equipo, piensa en cómo hacer las cosas de forma completamente diferente.
- Si eres emprendedor, no copies lo que ya existe; crea algo que haga obsoletas las soluciones actuales.
La Regla x10 de Steve Jobs no era solo una estrategia de negocios, sino según sus allegados también una forma de ver la vida. Creer en lo imposible, desafiar lo establecido y buscar cambios revolucionarios fue lo que convirtió a Apple en la empresa más influyente de nuestra era.
Fuente de TenemosNoticias.com: www.eleconomista.es
Publicado el: 2025-03-06 11:16:00
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