Algo está cambiando en el mercado de divisas. Aunque no hay pruebas definitivas, tampoco hay dudas de que el dólar ya no funciona como antes. Sin ir más lejos, el pasado viernes, Donald Trump anunció aranceles del 50% contra la Unión Europea. Para sorpresa de muchos (aunque cada vez menos), la respuesta fue una caída del dólar contra las grandes divisas y, también, contra el euro. Y eso que la teoría económica asegura que los aranceles impuestos por un país reducen en la práctica la oferta de esa divisa (en este caso el dólar) en los mercados, lo que debería presionar al alza su tipo de cambio ante una mayor escasez esperada. Con todo, el euro sigue a lo suyo y este lunes ha llegado a rebasar los 1,14 dólares. La divisa europea se está convirtiendo en una alternativa seria al dólar, aunque los expertos creen que falta algo para que exista la posibilidad real de que se produzca un sorpasso o derrocamiento del dólar (si es que es posible): la unión real del mercado de capitales en la Unión Europea.
El consenso generalizado es que el dólar está retrocediendo por una mezcla peligrosa de geopolítica, pérdida de confianza ante los problemas en sus finanzas públicas y en última instancia, la incertidumbre que está generando Trump sobre estos dos frentes con los aranceles y sus presupuestos. Esto último se debe especialmente a que con las bajadas de impuestos que se plantean crece el temor de que déficit se dispare durante la próxima década más incluso de lo que se esperaba, afectando en mayor medida a la salud financiera del país.
Sin embargo, este proceso es algo que ha venido gestándose desde 2008, fecha desde la que el euro ha mantenido su peso en las reservas globales frente a un dólar en lenta pero constante caída. Si bien siempre ha estado sobre la mesa la amenaza del yuan este siempre ha sido un activo residual, con menos de un 3% de las reservas totales comprado con la moneda paneuropea. Desde la crisis financiera, el dólar ha pasado del 70% al 60% en las reservas globales y el euro tiene un 20%.
Los expertos tienen claro que ahora, a medida que existe una pérdida de confianza cada vez más clara en el dólar, el euro puede emerger como ganador, pero la duda más bien es si esas ganancias se traducirán en un ‘asalto’ al dominio del billete verde. Desde Capital Economics comentan que «llevamos semanas con una fuerte depreciación del dólar con Trump. Lo que sugiere que el atractivo del dólar como moneda refugio de bajo riesgo ha disminuido. Mientras tanto, los inversores parecen estar buscando refugio en el euro». Según la firma las dudas respecto a la moneda norteamericana han provocado que muchos inversores saquen su dinero de la misma y… justo han encontrado una Europa que está lanzándose a emitir bonos por su rearme y flexibilización de su política de austeridad. Algo que «podría sentar las bases de que el euro amplíe su papel como moneda de reserva». La firma remata su argumentación diciendo que «para los gestores de reservas que busquen invertir más allá del dólar, el euro será la opción más líquida disponible y relativamente más atractiva que antes»
¿Por qué el euro?
El euro se encuentra en una posición de privilegio y preponderancia respecto a otras divisas que podrían intentar asaltar el trono del dólar. Los economistas de Deutsche Bank explican en un informe reciente que «la verdadera oportunidad para Europa reside en fomentar la diversificación del ahorro global, tanto privado como público, hacia activos en euros. Aquí es donde Europa tiene más que ganar en términos de reducción de los costes de financiación para gobiernos y empresas, y donde Europa presenta las mayores ventajas relativas en comparación con China».
¿Por qué el euro tiene esta ventaja respecto a China? El euro está mejor posicionado para cubrir cualquier déficit que deje una retirada del ahorro basado en el dólar estadounidense, dada su importante ventaja inicial sobre China y una serie de ventajas estratégicas para la inversión incremental. «A diferencia de China, Europa cuenta con una cuenta de capital totalmente abierta y convertible, una menor percepción de riesgo institucional y una mayor percepción de facilidad para invertir. En la medida en que las inversiones en reservas y fondos soberanos se realizan según criterios geopolíticos, observamos que la mayoría de los mayores tenedores de reservas del mundo (Japón, Noruega, Singapur y Corea) están más alineados con el orden occidental. De hecho, la propia China podría buscar diversificar una mayor parte de sus reservas en euros», explican estos expertos.
Por otro lado, «el euro representa el 20% de las reservas globales, pero llegó a representar el 28% antes de la crisis de la deuda soberana del euro y la caída de los tipos de interés negativos. Europa es el mayor bloque comercial del mundo y, con una mayor cohesión económica y un gran volumen de emisiones por delante para financiar el rearme y las agendas fiscales, ha llegado el momento de atraer financiación», sentencian desde el banco alemán. Sin embargo, estos expertos creen que aún quedan algunas tareas de calado por resolver para que el euro pueda aprovechar esta gran oportunidad. La más importante, según los expertos de DB es completar la Unión de Mercados de Capitales (UMC).
El gran problema
Desde TS Lombard señalan que este no será un proceso rápido y, de hecho, nunca se está hablando que el dólar pierda su trono en cuestión de unos pocos años. Pero, pese a que sea un proceso lento, «el sistema del dólar está deteriorándose a marcas forzadas y, aunque continuará dominando, gradualmente está perdiendo terreno frente a un modelo multipolar.»
Dario Perkins, analista de la firma, dice que esto se nota particularmente en el sistema financiero pues la mayoría de los análisis se centran en los bancos centrales y sus reservas algo que responde más a cuestiones geopolíticas. El experto explica que la clave de esto está en los bonos «cuyo carácter de refugio seguro ya está siendo socavado de forma clara». El bono a 30 años ya ha superado el 5% después de que la enorme carga de deuda ha llevado a Moody’s a recortar su calificación de Triple A, mientras que los presupuestos de Trump con sus reducciones de impuestos amenazan con disparar el déficit del 6% actual a cotas superiores. Esto amenaza con seguir desatando una montaña de deuda que supera los 36.2 billones de dólares y que ha llevado a que solo en intereses ya se pague más que en Defensa y sea la segunda mayor partida. En total el país norteamericano se deja 1,2 billones de dólares al año solo en intereses de deuda.
Estos problemas empeorados respecto a la sostenibilidad presupuestaria del país están generando desajustes en el mercado de bonos. Desde TS Lombard insisten en que «no se trata solo del rendimiento de los activos estadounidenses en escenarios de aversión al riesgo. Si la administración estadounidense se toma en serio el reequilibrio de la economía global a medio plazo (tal y como propone, ‘arreglando’ el déficit comercial con otros países), es posible que también desee que disminuyan las entradas netas de capital extranjero. Y eso podría ser perjudicial para los precios de los activos estadounidenses». En consecuencia, Perkins añade que «creemos que la era del excepcionalismo estadounidense ha terminado porque el reequilibrio global ocurrirá mediante una combinación de un crecimiento más débil en Estados Unidos y un crecimiento más fuerte en el resto del mundo».
Sin embargo, el experto explica que «existen enormes problemas prácticos para que una moneda aproveche esta situación». Señala precisamente al euro alegando que «se encuentra en una posición débil ya que los mercados de capitales están incompletos y la ausencia de unión fiscal no ayuda, dando que el mundo necesitaría nuevos valores sin riesgo». En ese sentido, sentencia que «aunque son problemas que las autoridades van a abordar con el tiempo, hasta entonces el dólar seguirá siendo el número uno».
Por qué la unión de mercados es la clave
Pero, ¿por qué hace falta completar el mercado de capitales si realmente el dólar está perdiendo terreno y confianza? ¿No basta con recoger los restos de ese deterioro? Desde BBVA explican que hay un motivo fundamental. Europa necesita tener la capacidad de ofrecer liquidez al mercado y no puede hacerlo con un entorno fragmentado. «En términos de peso económico, la UE tiene un PIB comparable al de EEUU, eso no sería problema, pero es que el tamaño por sí solo no basta, lo realmente importante es si se puede sostener la liquidez que demandan los mercados». Según el banco español, «el mercado de repos (columna vertebral de la liquidez internacional) requiere escala y dependen de una amplia y constante emisión de deuda pública segura.
«La zona euro se encuentra muy por detrás de Estados Unidos en cuanto a la profundidad de sus mercados de capitales, desde bonos corporativos y mercados de titulización hasta acciones cotizadas y capital riesgo. Un mercado de capitales más unificado reduciría los costes del capital, impulsaría la innovación y la comercialización, y fomentaría una mayor participación de los inversores extranjeros», explican desde Deutsche Bank
«La Reserva Federal ha actuado como proveedor de liquidez a nivel global ¿Existe en Europa el consenso político para que el Banco Central Europeo asuma tal rol?»
En ese sentido, EEUU ha tenido esa capacidad más que de sobra gracias a sus instituciones, pero Europa aún tiene mucho camino por andar. «En este siglo, la Reserva Federal ha actuado como proveedor de liquidez de última instancia a nivel global, no por altruismo, sino por conciencia de su papel sistémico. ¿Existe en Europa el consenso político y la independencia institucional necesarias para que el Banco Central Europeo asuma tal rol?», comenta el banco español. Por su parte, la firma considera que sí se abre una oportunidad para el euro, pues «por primera vez el dólar ya no es incuestionable».
El mismo Luís De Guindos, vicepresidente del BCE, comentaba la semana pasada que espera que el euro incremente su cuota de mercado en las reservas mundiales. Sin embargo, matizó que este ascenso estará ligado íntimamente con las reformas en este ámbito. «La importancia del euro como divisa de reserva en el futuro dependerá de las políticas que aplique la zona del euro«. «Si aplicamos políticas de integración, el euro ganará cuota de mercado en los mercados internacionales», añadió de Guindos en una rueda de prensa virtual al presentar el Informe de Estabilidad Financiera.
La Unión de Capitales de los mercados europeos se lanzó en 2015, pero sigue incompleta, atrapada en una espiral de problemas políticos, legales y estructurales. Para empezar, cada estado tiene sus propias leyes en ámbitos claves como contabilidad, insolvencias o regímenes fiscales. El mismo BCE explicaba en su informe de mayo que «las diferencias en los regímenes de insolvencia, las leyes sobre valores y los tratamientos fiscales entre los Estados miembros siguen constituyendo obstáculos importantes para los flujos de capital transfronterizos y la integración del mercado».
Vicepresidente del BCE, Luís de Guindos, durante «La Noche de la Economia’ de elEconomista.
En el mismo informe, el BCE señalaba otros tres grandes problemas. El primero es una dispersión de la autoridad en el sistema. «El actual modelo basado en autoridades nacionales, dificulta la aplicación de normas comunes y genera problemas. Una arquitectura centralizada para los mercados de capitales podría reducir la fragmentación».
En segunda instancia, destaca la falta de apoyo de la política, alegando que se ha lastrado constantemente las reformas en ese sentido. «A pesar de los compromisos políticos, el progreso está siendo lento y diluido por la divergencia de intereses nacionales. Para lograr una unión en el mercado de capital plena hay que tomar decisiones políticas audaces y de compromiso».
Aunque el factor fundamental es que no hay un activo conjunto equivalente al bono de EEUU. «La falta de un activo seguro común en la zona del euro limita el desarrollo de un mercado de bonos verdaderamente integrado y perjudica el mecanismo de transmisión de la política monetaria.» Hasta ahora ha habido algunos bonos que pueden considerarse ‘paneuropeos’ pero muy limitados. Para empezar están los bonos Next Gen para financiar el fondo de recuperación poscovid y que están respaldados por todos los gobiernos. Son lo más cercano a un ‘eurobono verdadero’ el problema es que tienen un fin concreto y solo un volumen de 806.000 millones. Tienen una calificación Triple A.
Existen algunos bonos supranacionales más como los Sure, emitidos durante el covid, pero que aún no cotizan. Los MEDE/ESM, emitidos por el Mecanismo Europeo de Estabilidad. Pero no son permanentes ni destinados al gasto general, solo se activan en crisis. También están los bonos del BEI, pero que ni siquiera actúan en nombre de la Comisión Europea y tienen un carácter limitado.
Esta situación en la que no hay una herramienta para competir de tú a tú con el bono EEUU y no hay un mercado de capitales operativos es la clave para entender si Europa da el paso definitivo y toma un rol verdaderamente preponderante a través de su divisa. Desde Mapfre explican que «no hay una alternativa sólida en el mercado de capitales europeo, algo que lleva a empresas e inversores a buscar financiación en el extranjero o incluso a reubicar sus operaciones en mercados de capitales más desarrollados, como el estadounidense».
¿Qué ganaría Europa con un euro dominante?
Tener una divisa que tenga un rol internacional importante, que como ahora tiene el dólar, es combustible económico para toda la región. Lo más evidente son los ingresos por señoreaje. Esto es la ganancia que obtiene un gobierno por emitir su moneda. Con una demanda mundial del euro ahora el Banco Central Europeo podría elevar esa cifra sin sufrir una inflación devastadora.
Sin embargo, este, que es el elemento más evidente «es solo una de las implicaciones que traería para el euro» explican desde BBVA, que defienden que «si el euro se consolida frente al dólar podría tener el privilegio exorbitante que EEUU ha disfrutado durante un siglo«. Entre las ventajas que traería el ascenso del euro, desde el banco español resaltan «que implica menores tipos de interés, facilita emisión sostenible de deuda y en su forma más virtuosa, este rol crearía un ciclo positivo entre estabilidad y profundidad financiera, fortaleciendo el largamente esperado mercado único de capitales europeo».
Fuente de TenemosNoticias.com: www.eleconomista.es
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