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Indra afronta un cisma con la venta de Minsait y el amago de dimisión de Luis Abril

Indra afronta un cisma con la venta de Minsait y el amago de dimisión de Luis Abril

Indra afronta estos días un cisma interno por el futuro inmediato de Minsait, la filial tecnológica que aporta dos tercios de los ingresos de la multinacional. Por un lado, la empresa tiene dos ofertas sobre la mesa y ha encargado a dos bancos (Citi y AZ Capital) que canalicen la recepción de otros posibles interesados en el negocio. En primera instancia, ese movimiento supone la antesala a la desinversión, si bien la primera opción consiste en incorporar un socio capaz de aportar ingresos extraordinarios al grupo.

Según explican a elEconomista.es fuentes conocedoras de la situación, la posición de partida está completamente abierta, por lo que se contemplan todas las posibilidades: la venta total o parcial o incluso dejar las cosas como están. Las posiciones están divididas. Así, una parte del consejo aboga por convertir a Indra en uno de los campeones europeos de la defensa. Los promotores de esta estrategia son el fondo Amber Capital que lidera Joseph Oughourlian, con el 7,24% del capital, y la Sepi (28%). Además, los inversores de referencia especializados en defensa ven con buenos ojos este giro de timón, como es el caso de Escribano (8%) y Sapa (7,94%). El reto consiste en soltar negocios laterales con los que obtener fondos para crecer en el sector militar.

Sin embargo, lo anterior colisiona con la cuenta de resultados de Indra, aferrada históricamente a la dimensión de Minsait, un negociado que le aporta músculo empresarial para mantenerse en el Ibex. La filial tecnológica es el motor de crecimiento del grupo, con repuntes interanuales de casi el 20% en los contratos en cartera, además de incrementos de dos dígitos en los ingresos y el ebitda (11,5% y 10%, respectivamente), junto con una mejora del margen operativo de casi el 21%. Al mismo tiempo, Minsait se ha mostrado especialmente activa en su vertical del sector público, gracias a los proyectos ganados para la administración y el desarrollo de procesos electorales.

José Vicente de los Mozos ha sido uno de los principales valedores de la importancia estratégica de Minsait en las cuentas de la compañía, según ha recalcado públicamente en diversas ocasiones

La fuerza de los números de Minsait se puso de relieve el pasado martes, durante el último consejo de administración de la compañía, que fue testigo de un tenso debate sobre quién debería salir del órgano de gobierno para hacer sitio al representante del segundo mayor accionista de la compañía. De hecho, una vez asumida la designación de una plaza para la compañía de defensa Escribano, la primera opción consistió en forzar el abandono de un consejero ejecutivo. El señalado fue Luis Abril, director general de Minsait, quien amenazó con dimitir si le cesaban del consejo.

A simple vista, el relevo de Luis Abril se presumía como el más acorde para preservar las normas de buen gobierno, así como para mantener el equilibrio institucional. Quedaba claro que ni el presidente, Marc Murtra, ni el consejero delegado, José Vicente de los Mozos, serían los afectados. El primero acababa de «promocionar», con la asunción de funciones ejecutivas, en el consejo y sobre el segundo reposa la reconstrucción del futuro campeón español de la defensa. Las miradas apuntaron al responsable directo de Minsait, la filial tecnológica de la multinacional. El asunto se presumía peliagudo ya que la sociedad se encuentra desde hace meses en el punto de mira de las desinversiones (presumiblemente parciales) del grupo.

El predicamento de Abril en la multinacional también es considerable, no solo por haber competido por el puesto de CEO durante la primavera de 2023, sino también por la colosal aportación de su negociado en la sociedad. Abril defendió sus cartas internamente y logró mantenerse en el consejo. No obstante, la herida en el seno de la compañía ha quedado abierta, con una filial tecnológica que en el punto de mira, con cifras que podrían estar lejos de las valoraciones apuntadas por la prensa, en el entorno de los 2.100 millones de euros, incluidos activos de la subsidiaria de pagos, esta última tasada entre 500 y 600 millones de euros.

La segunda opción en el controvertido debate pasaba por invitar a uno de los consejeros independientes a ceder el asiento, para evitar males mayores. Y eso fue lo que sucedió. Pese a que la cuestión resultaba poco estética en materia de gobernabilidad, el consejo abrió la puerta de salida a su consejera Elena García Armada, quien anunció su renuncia a partir del 27 de junio, fecha de la próxima junta de accionistas, con la aprobación unánime del consejo. Según Indra, la salida de Elena García Armada responde al deseo de la compañía de «facilitar con la reorganización del Consejo de Administración y contribuir a fortalecer la política de Acción Social de Indra y su impacto y compromiso en ámbitos sociales, desde el asesoramiento en materia de innovación y tecnología como herramientas para el desarrollo de una sociedad más integradora».

El movimiento del consejo de Indra ocasionaba un triple quebranto respecto al buen gobierno de las sociedades cotizadas. Por un lado agravaba el desequilibrio de fuerzas entre la representación del consejo y su correspondiente reflejo en el accionariado de la sociedad. De acuerdo con la recomendación 16 de dicho código de la CNMV, el porcentaje de consejeros dominicales respecto a los no ejecutivos debe ser inferior a «la proporción existente entre el capital de la sociedad representado por dichos consejeros y el resto del capital». En su caso, el primer porcentaje se sitúa en 85%, frente al 51,8% del capital que los inversores de referencia tienen en el conjunto de la compañía.

Por otra parte, la salida de una mujer (Elena García Armada) y su reemplazo por un hombre (Javier Escribano) complicaba aún más la correcta gobernanza en cuestiones de género que deben cuidar las cotizadas en sus consejos. La recomendación del 40% ya estaba aparcada por Indra antes del relevo, con un 37,5% de representación femenina en el órgano de gobierno, para ahora reducirse al 31,2%. Por último, la nueva configuración del consejo de Indra también incumple las recomendaciones de mantener, al menos, una cuota del 50% de independientes, y de que los consejos no superen los 15 asientos.

«Reestablecer equilibrios»

Indra asumió esta semana el desequilibrio interno que representa la salida de una consejera independiente para hacer sitio a un dominical. De esa forma, la multinacional ha explicado que los cambios realizados «tienen un carácter coyuntural y transitorio». Por un parte, la empresa dice responder a la necesidad de dar acceso en el consejo a los accionistas significativos que tienen derecho a ello. Y por otro lado, el grupo anunció que el consejo «deberá ir adaptándose y restableciendo los equilibrios necesarios según se avance en la implementación del Plan Estratégico», lo que incluye su compromiso con el buen gobierno.

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Fuente de TenemosNoticias.com: www.eleconomista.es

Publicado el: 2024-05-23 12:07:01
En la sección: elEconomista tecnologia

Publicado en Economía y Finanzas

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