El lanzamiento de DeepSeek provocó un seísmo bursátil al generar dudas sobre la costosa infraestructura teóricamente necesaria para desarrollar modelos avanzados de IA. Aquel terremoto no solo sacudió la bolsa, también cuestionó la estrategia de EEUU para contener el avance tecnológico de China, basada en aranceles y otras restricciones comerciales sobre Pekín. Una línea de acción que profundizó Joe Biden durante su mandato, firmando, en el tramo final de su legislatura, una nueva regulación que reforzaba las restricciones a la venta de chips a nivel global. Ahora, y ante el temor de que Trump continúe por ese mismo camino, Microsoft ha levantado la voz, señalando que, de seguir esa línea, se estaría facilitando a China el control del mercado global de procesadores.
La compañía tecnológica ha afirmado este miércoles que la regla firmada por la Administración Biden permitirá a China obtener una «ventaja estratégica» en la expansión progresiva de su tecnología de IA, emulando «su rápida ascensión en las telecomunicaciones 5G hace una década». Microsoft se ha hecho eco de las palabras del vicepresidente Vance quien, en el AI Summit de París, habló de una carrera por el suministro tecnológico de la economía basada en la IA, para atacar una medida que, muy probablemente, será seguida por el actual gobierno norteamericano.
Los temores en el cuartel general de Satya Nadella están bien fundados. Recientemente, representantes estadounidenses se reunieron con homólogos japoneses y neerlandeses para debatir la restricción a los ingenieros de las compañías Tokyo Electron y ASML de realizar trabajos de mantenimiento en suelo chino. Además, algunas voces en la Casa Blanca apostaron por reforzar las restricciones ya existentes a la venta de chips a escala global. En este punto se sitúa la medida firmada por Biden y que tanto preocupa a Microsoft.
Esa medida divide el mundo en tres niveles de países, estableciendo un umbral máximo para la potencia computacional de IA que se puede suministrar a cada uno de ellos. Además, habilita mecanismos para que las compañías validen la seguridad de sus proyectos, permitiendo la imposición de límites computacionales. Para Microsoft, esta medida es un problema, ya que establece barreras para «amigos estadounidenses» como Suiza, Polonia, Grecia, Israel, India, Indonesia o Emiratos Árabes Unidos, países que se ubican en el segundo nivel de dicha norma.
Para Microsoft, que firmó con Polonia un acuerdo para invertir 700 millones de dólares en centros de datos, la clasificación de Varsovia en el nivel dos de la norma es un problema. En palabras de la compañía, mina la confianza de los clientes que esperan tener potencia computacional de IA en el futuro. La compañía, de hecho, fue más allá y señaló que esta medida perjudica a EEUU, ya que los principales beneficiarios de aquel acuerdo con Polonia serían los trabajadores norteamericanos en fábricas de generadores eléctricos ubicadas en Lafayette, Indiana.
El peligro, según la tecnológica, es que estos países miren hacia China, ante la dificultad de acceder a tecnología avanzada de IA estadounidense. Esto perjudicaría las posibilidades de negocio de Microsoft, compañía que tiene previsto destinar 80.000 millones de dólares en la construcción de centros de datos en todo el mundo. Sin embargo, la estrategia arancelaria de Trump, quien ha confirmado que las tasas sobre Canadá y México comenzarán el próximo 4 de marzo, parece adaptarse correctamente a las restricciones a la venta de chips levantadas por el anterior gobierno demócrata.
En suma, la petición de Microsoft revela las contradicciones de EEUU en su pugna por conservar la hegemonía global y contener a China en la carrera tecnológica de la IA. El desarrollo de la computación en la nube no fue exclusivo de Washington: Pekín también pisó el acelerador, espoleado por los efectos de la globalización que le permitieron alcanzar un gran desarrollo económico. De ahí surgieron conglomerados tecnológicos como Tencent, Alibaba y ByteDance que, si bien no tienen el vigor de los titanes de Silicon Valley, tampoco son un rival tan sencillo para Amazon, Microsoft o Apple.
Esta pugna se percibe en otros ámbitos como el automovilístico o de la industria de los smartphones, y coloca a EEUU en una situación compleja, especialmente tras el surgimiento de DeepSeek. Esta versión barata de ChatGPT, como se la ha denominado, evidencia los fallos en el muro de restricciones levantado por Washington y sus aliados para cercar tecnológicamente al gigante asiático. Resta saber si Trump dará con la fórmula para neutralizar a China en la guerra de los chips en su legislatura.
Fuente de TenemosNoticias.com: www.eleconomista.es
Publicado el: 2025-02-27 14:55:00
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