El mayor exportador de petróleo del mundo es, a su vez, uno de los países más explorados en materia energética. Los vastos yacimientos de crudo que alberga Arabia Saudí han llevado a que las empresas petroleras, sobre todo Aramco, inviertan grandes cantidades para conocer cuál es el potencial real bajo esas arenas del desierto. Por ello se considera que Arabia Saudí es uno de esos países en los que ya no queda mucho potencial para realizar nuevos hallazgos. Sin embargo, la propia Aramco ha comunicado hace escasas horas que se han descubierto 14 nuevos yacimientos de petróleo en territorio saudí, una noticia que coincide con una fuerte bajada de los precios del crudo saudí a sus principales clientes en medio de las turbulencias financieras y económicas que vive el mundo.
Bajo el sol abrasador del Rub al-Jali (el vasto y enigmático Vacío Árabe o Cuarto Vacío, sus apelaciones son varias), Arabia Saudí continúa desenterrando tesoros fósiles que le consolidan como la mayor potencia energética del siglo XXI en términos de exportaciones. Estos hallazgos se sumarán a los 266.000 millones de barriles de reservas probadas con las que cuenta el reino. Como si la tierra misma quisiera recordarle al mundo que aún tiene mucho que ofrecer, el reino ha anunciado el hallazgo de 14 nuevos yacimientos de petróleo y gas, un logro que, más allá del volumen, representa un símbolo poderoso: el impulso saudí hacia una expansión energética imparable incluso cuando los precios del crudo no acompañan y las tendencias económicas apuestan de forma clara por otro tipo de energías menos contaminantes.
Según ha informado Aramco y tal y como recoge Arab News y la agencia Reuters, los descubrimientos han sido realizados por Saudi Aramco, el gigante estatal del petróleo, y se ubican principalmente en la Región Oriental y el inhóspito Empty Quarter. Aunque los nuevos pozos aportarán ‘solo’ unos 8.000 barriles de crudo diarios y 80 millones de pies cúbicos de gas, los analistas interpretan este movimiento como una señal clara: Arabia Saudí no solo conserva su liderazgo, sino que se prepara para consolidarlo aún más en las próximas décadas.
El Príncipe Abdul Aziz ha expuesto los detales de algunos de estos 14 yacimientos de crudo (no todos, pero sí muchos), explicando que se descubrió el yacimiento petrolífero Jabu en la Región Oriental siguiendo el flujo del petróleo de otros campos cercanos. De este modo se ha logrado encontrar petróleo árabe extra ligero en el pozo Jabu-1, que puede bombear crudo a un ritmo de 800 barriles por día (bpd). También se descubrió el yacimiento Sayahid, donde el petróleo árabe extra ligero fluye en el pozo Sayahid-2 a un ritmo de 630 bpd.
Siguiendo con esta interminable lista de pozos y campos de crudo, también se descubrió el yacimiento Ayfan, donde el petróleo árabe extra ligero sale del pozo Ayfan-2 a un ritmo de 2.840 bpd, con 0,44 millones de pies cúbicos estándar (MMscf) de gas asociado al día. Asimismo, se descubrió el campo petrolífero Jubaila, dentro del yacimiento Berri, que produce un flujo de petróleo árabe ligero que brota a la superficie a través del pozo Berri-907 a un ritmo de 520 bpd, asociado con 0,2 MMscf de gas al día. Para terminar, se ha descubierto el yacimiento petrolífero Unayzah-A que produce un petróleo árabe superligero que se extrae a través del pozo Mazalij-64 a un ritmo de 1.011 bpd, junto con 0,92 millones de pies cúbicos de gas asociado al día.
Más y más descubrimientos
En las profundidades del legendario Cuarto Vacío, donde el horizonte se funde con la arena y el silencio parece eterno también se ha encontrado crudo. Allí, el pozo Nuwayr-1 sorprendió con un generoso chorro de petróleo árabe medio fluyendo a 1.800 barriles por día, acompañado por un buen soplo de gas: más de medio millón de pies cúbicos diarios. No está nada mal para un terreno donde se diría que solo reina el sol.
Pero la historia no termina ahí. No muy lejos, el pozo Damda-1 también se hizo notar. Desde el yacimiento Mishrif-C comenzó a manar petróleo árabe medio a 200 barriles por día. Y por si eso no bastara, el propio pozo Damda-1 escondía otra joya: petróleo árabe extraligero, procedente del yacimiento Mishrif-D, saliendo a razón de 115 barriles diarios. Y para rematar este trío de hallazgos, el pozo Qurqas-1 también dijo presente. Allí, se confirmó otro yacimiento de petróleo árabe medio que fluye a un ritmo de 210 barriles al día. Uno tras otro, estos descubrimientos en el desierto saudí dan una clara señal: el subsuelo aún guarda sorpresas, y Arabia Saudí está decidida a encontrarlas todas.
Finalmente, el Príncipe Abdul Aziz destacó la importancia del valor añadido que representan estos descubrimientos, consolidando el liderazgo del Reino en el sector energético mundial, reforzando su rico potencial de hidrocarburos, abriendo nuevos horizontes para el desarrollo económico del Reino y fortaleciendo su capacidad para satisfacer la demanda energética nacional e internacional de forma eficiente y sostenible durante las próximas décadas. Estos descubrimientos también impulsarán el crecimiento económico sostenido y la prosperidad, en consonancia con la Visión 2030 y los ambiciosos objetivos de Arabia Saudí de aprovechar al máximo sus recursos naturales y mejorar la seguridad energética mundial.
Arabia Saudí recorta los precios del petróleo
Actualmente, el país produce cerca de 9 millones de barriles de crudo al día (aunque tiene capacidad para bombear más de 12 millones de barriles si pone toda su maquinaria a funcionar), lo que le convierte en el mayor exportador de petróleo del mundo. Sin embargo, el contexto actual está lejos de ser favorable. El barril de Brent cotiza en torno a los 60 dólares, muy por debajo del precio de equilibrio fiscal saudí, que el Fondo Monetario Internacional sitúa en 90 dólares por barril. La distancia entre ingresos esperados y gastos proyectados (316.000 millones frente a 342.000 millones de dólares) obligando al reino a emitir más deuda en 2025 para cubrir su déficit.
Pese a ello, Riad no ha frenado sus planes. El 1 de abril, Arabia Saudí comenzó a deshacer parte de los recortes de producción pactados por la OPEP+, añadiendo 138.000 barriles diarios al suministro global. Este movimiento se ha reforzado con una drástica rebaja de los precios del crudo para los compradores asiáticos: Saudi Aramco redujo en mayo el precio de su crudo Arab Light en 2,30 dólares por barril, situándolo en su nivel más bajo en cuatro meses.
La caída en los precios coincide con una aceleración inesperada de la producción por parte del cartel. Ocho países de la OPEP+ acordaron aumentar su bombeo en 411.000 barriles diarios este mes, triplicando lo previsto y sacudiendo aún más a un mercado ya castigado por una guerra comercial global que ha hecho retroceder los precios del petróleo cerca de un 11% en apenas una semana.
Pero Arabia Saudí no se limita a bombear más petróleo: también está invirtiendo en valor añadido. Aramco acaba de firmar un acuerdo con la china Sinopec para ampliar el complejo petroquímico de Yasref, en la costa oeste del país. La nueva unidad contará con un craqueador (una gran pieza fundamental en las refinerías) de alimentación mixta de 1,8 millones de toneladas anuales y un complejo de aromáticos de 1,5 millones, lo que refuerza la apuesta saudí por diversificar su economía dentro del espectro energético.
Estas iniciativas no solo persiguen rentabilidad, sino también resiliencia. En un mundo donde las energías renovables avanzan y la demanda global de crudo es cada vez más vulnerable a los shocks geopolíticos y comerciales, mantener la competitividad energética requiere exploración constante, tecnología puntera y adaptabilidad fiscal. Arabia Saudí, con sus nuevos hallazgos y su capacidad de ajuste, parece querer demostrar que aún tiene muchas cartas por jugar.
Por ahora, el mensaje que lanza el reino es claro: mientras el mundo debate sobre el futuro del petróleo, ellos siguen encontrando más. Aunque las cifras de los nuevos yacimientos puedan parecer modestas frente al vasto volumen ya extraído, su importancia estratégica es innegable. En un mercado nervioso y en transformación, cada nuevo pozo, cada barril adicional, se convierte en una pieza más de una partida que Arabia Saudí está decidida a ganar. Porque cuando el oro negro aún brota del desierto, el futuro sigue hablándose en saudí.
Fuente de TenemosNoticias.com: www.eleconomista.es
Publicado el:
En la sección: elEconomista Mercados