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solo estos 3 trabajos resistirán al dominio de la IA

solo estos 3 trabajos resistirán al dominio de la IA

¿Qué harías si supieras que tu trabajo tiene fecha de caducidad? No por una crisis económica, ni por una reorganización interna. Simplemente, porque una máquina lo hará mejor. Más rápido. Más barato. Y sin tomarse vacaciones.

Bill Gates, una de las mentes más citadas de la actualidad, ha lanzado una advertencia incómoda. A medida que la inteligencia artificial se infiltra en casi todos los rincones del trabajo humano, solo tres profesiones parecen tener futuro garantizado. No es ciencia ficción, es el diagnóstico de alguien que ha presenciado y moldeado más de una revolución tecnológica.

La tormenta invisible: el avance imparable de la inteligencia artificial

No llegó de golpe, pero cuando lo notamos, ya estaba en todas partes. La inteligencia artificial no ha irrumpido en la sociedad con estruendos metálicos ni ojos rojos brillantes, sino con asistentes de voz, algoritmos de recomendación y generadores de texto.

Gates ha sido uno de los pocos magnates tecnológicos en advertir con claridad que el impacto de la IA no será gradual ni benigno. Lo compara con la Revolución Industrial, cuando millones de trabajadores vieron cómo las máquinas sustituían manos, tiempo y esfuerzo. Pero esta vez, el desafío es más profundo. La IA no solo reemplaza fuerza. Reemplaza decisiones, análisis, incluso creatividad. Y eso cambia todo.

Algunos celebran esta eficiencia radical. Otros, la observan con pavor. Porque si la inteligencia artificial puede escribir, diagnosticar, diseñar y gestionar… ¿qué queda para nosotros?

Estas son las 3 profesiones que Gates que sobrevivirán en cualquier caso:

Programadores: los guardianes del código… y del caos

El primer grupo en la lista de Gates es paradójico: los programadores. Aquellos que, de algún modo, están dando forma a las propias herramientas que podrían destruir otros empleos.

¿Por qué sobrevivirán? Porque, aunque la IA puede generar código, aún comete errores, carece de contexto y necesita supervisión constante. Las máquinas pueden replicar patrones, pero no diseñar arquitecturas complejas desde cero sin errores. En otras palabras: aún necesitan padres.

Además, la ironía no pasa desapercibida. «Los humanos que desarrollan IA seguirán siendo necesarios para mejorar la propia IA», dice el cofundador de Microsoft. Como un círculo cerrado, pero controlado por humanos, al menos por ahora.

Y aquí emerge una figura casi mitológica: el nuevo programador no será solo un técnico, sino un estratega. Alguien capaz de dialogar con sistemas que aprenden, evalúan y actúan. Una especie de domador de bestias digitales.

Expertos en energía: los alquimistas del siglo XXI

La energía ha sido siempre el gran motor de la humanidad. Desde el fuego hasta la fisión nuclear. Y según Gates, seguirá siendo un territorio eminentemente humano.

¿Por qué? Porque el sector energético -desde la extracción de petróleo hasta el desarrollo de tecnologías solares o la gestión de reactores nucleares- exige una comprensión sistémica, capacidad de improvisación y toma de decisiones estratégicas. No basta con datos. «Hace falta juicio», dice Gates.

Además, el contexto geopolítico, económico y climático convierte a la energía en una cuestión tan volátil como crucial. La IA puede optimizar consumos, pero no puede navegar las complejidades diplomáticas de un embargo, ni anticipar con claridad los efectos de una nueva política energética global.

Aquí los humanos aún tienen ventaja. Y la tendrán durante décadas.

Biólogos: entre la naturaleza y lo desconocido

La tercera profesión protegida, según Gates, es la de los biólogos. No por dedicación, sino por necesidad. Porque entender la vida, sus misterios y variaciones, es una de las pocas tareas donde la intuición humana aún supera a los modelos predictivos.

Sí, la IA puede analizar millones de secuencias genéticas. Puede sugerir tratamientos y predecir mutaciones. Pero no puede generar hipótesis originales con base en la pura observación. Ni puede formular preguntas que aún no existen. «La biología, como la filosofía, avanza gracias a la imaginación», señala.

Además, los biólogos son clave en áreas donde la IA es solo una herramienta: investigación médica, descubrimiento de fármacos, ingeniería genética. En esos terrenos, la tecnología amplifica, pero no sustituye.

La creatividad científica es aún una expresión profundamente humana. Al menos por ahora.

¿Y los demás?

El mensaje entre líneas de Gates es inquietante. Si solo tres profesiones tienen asegurado el futuro… ¿qué pasa con el resto?

Desde administrativos hasta diseñadores, desde abogados hasta periodistas, el riesgo de automatización planea como una nube gris sobre casi todos los sectores. La IA no se cansa, no exige sueldos y aprende con cada error. Lo que antes parecía impensable —como un robot redactando noticias o resolviendo conflictos legales— ahora es parte del debate real.

Y eso nos lleva a una pregunta de fondo: ¿qué papel jugarán los humanos en un mundo diseñado para prescindir de ellos?

Gates no ofrece soluciones mágicas. Solo una alerta. Lo mismo que ocurrió con los telares mecánicos o con internet, ocurrirá con la IA. Pero más rápido. Más profundo. Más irreversible.

En ese contexto, quizá la única salida posible no sea resistirse al cambio, sino rediseñar nuestra idea de trabajo. «Tal vez el verdadero reto no sea proteger empleos, sino reinventar los roles, las habilidades y el propósito humano dentro de un sistema automatizado», comentaba Gates en otra publicación en su blog.

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Fuente de TenemosNoticias.com: www.eleconomista.es

Publicado el: 2025-03-28 08:29:00
En la sección: elEconomista tecnologia

Publicado en Economía y Finanzas

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