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un apoyo a la economía que solo se usa en emergencias

un apoyo a la economía que solo se usa en emergencias

Aparentemente, a la Reserva Federal (Fed) le queda por hacer la parte más agradable del trabajo tras la subida de tipos más fuerte en cuatro décadas: flexibilizar. Pese a que podría parecer un paseo, sobre todo en comparación con la tesitura de tener que controlar una inflación desbocada, el organismo se encuentra ante una decisión delicada. Como ya ha ocurrido en otras ocasiones, la Fed se la juega a tomar una decisión y lograr el efecto contrario al que desea debido a las expectativas, que siempre pueden jugar una mala pasada. Esta vez el riesgo es que un recorte de tipos de 50 puntos básicos, aunque supondría un empujón más grande para la economía que el de 25 puntos básicos, siente mal. El mercado podría interpretar que es un movimiento agresivo, que refleja la necesidad de actuar con contundencia ante una inminente recesión.

Es decir, un descenso de medio punto podría digerirse como algo más negativo que positivo, pese a que implicaría una mayor flexibilización. Hay una explicación, y es que las preocupaciones del mercado y de la Fed han cambiado. Ahora el foco está puesto en el mercado laboral estadounidense. En su reunión de julio, el comunicado del banco central abría paso a ese cambio de tornas ya que, por primera vez, no hacía únicamente alusión a la estabilidad de precios, sino al empleo.

Entonces, la Fed reconocía estar evaluando los riesgos en los precios y en el empleo, un mensaje que contrastó con los anteriores, que únicamente hacían alusión a la presión inflacionista. El mercado entendió que el banco central estaba allanando el camino para empezar a aflojar, pero también comprendió que tocaba centrarse en el trabajo (y no en la inflación) en este tramo del ciclo. Por eso, cualquier indicio de debilidad en los indicadores laborales genera preocupación y volatilidad.

Después, Jerome Powell reforzó ese mensaje en el encuentro de Jackson Hole. En la cita, reconocía abiertamente que la inflación está controlada y que el foco está puesto en no debilitar el mercado laboral. «El equilibrio de riesgos para nuestro mandato ha cambiado», explicaba el gobernador del banco central.

Con la inflación en un segundo plano, se está evaluando si los banqueros centrales se han pasado de frenada con la restricción, lo que implica el riesgo de una recesión. Recortar en 50 puntos básicos podría interpretarse como un movimiento rápido de la Fed para frenar una posible crisis y evitar o amortiguar un aterrizaje forzoso de la economía. Como en el ciclo han predominado los ajustes de 25 puntos básicos, recurrir al medio punto podría interpretarse como algo excepcional y acrecentar la incertidumbre que ha salpicado a los mercados esta semana.

Los analistas ya han empezado a hacer esa lectura. Karen Manna, gestora de renta fija de Federated Hermes, explica que el mercado no se alteraría con una rebaja de 25 puntos básicos, ya que ello indicaría que el «esquivo» aterrizaje suave sigue siendo una posibilidad. Pero un recorte de 50 puntos básicos, aunque pueda implicar una primera reacción positiva, podría dar lugar a mayor volatilidad debido a que el miedo a la recesión tomaría cuerpo.

Esta semana ha habido un goteo de datos de empleo, además de otros datos macroeconómicos, y los inversores han buscado cualquier indicio de desaceleración. La lectura del PMI manufacturero reflejó la ya habitual contracción en la que está sumida la industria, pero esta vez el mercado se asustó y se deshizo de parte del riesgo. Los datos de empleo, que sí han reflejado una debilidad del mercado laboral, llevaron a la peor sesión de Wall Street desde el lunes negro, el 5 de agosto, la anterior vez en la que reinó el susto por la recesión.

Es cierto que hay razones para revisar las carteras. El temor a la recesión ha pillado a los inversores con las bolsas en máximos históricos o cerca de ellos. Wall Street cerraba agosto con el Dow Jones en niveles nunca antes vistos, con el S&P 500 a un paso de su récord y con el Nasdaq 100 algo más rezagado. Pero en apenas cuatro días, la bolsa de Estados Unidos se encamina a firmar la segunda peor semana del ejercicio. Hay volatilidad.

Por eso, la decisión de la Fed de mediados de mes, el 18 de septiembre, podría caer como un jarro de agua fría. No es de extrañar, ya que el banco central ha hecho uso de las rebajas de 50 puntos básicos con la aparición de la pandemia, la crisis crediticia y tras el colapso de las puntocom, recuerda Bloomberg. En la próxima reunión de política monetaria, debido a que la incertidumbre está moviendo a la bolsa, los funcionarios estadounidenses han de evaluar qué es más propicio para la economía y, también, cuál es el mensaje que quieren transmitir.

Mañana habrá más información para entender si hay razones de peso para asustarse. Es cierto que el mercado laboral se ha debilitado, pero lo que hay que ver si es simplemente un enfriamiento o la antesala de una recesión. Para cerrar la semana, la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) publicará las cifras oficiales de creación de empleo y la tasa de paro. En su anterior lectura, el desempleó repuntó al 4,3%, lo que supera las últimas proyecciones de la Fed, de junio, que calculaban un 4% de paro para este ejercicio.

«Los datos del empleo estadounidense siguen siendo claves para la trayectoria de EEUU y, por extensión, para la de la economía mundial. Y en este plano, las tendencias subyacentes invitan claramente a la cautela, dado que el riesgo de recesión ha aumentado indiscutiblemente», apunta Enguerrand Artaz, gestor de La Financière de l’Echiquier (LFDE). Un recorte de medio punto puede convertirse en un indicio para el mercado para confirmar sus peores sospechas.

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Fuente de TenemosNoticias.com: www.eleconomista.es

Publicado el: 2024-09-05 17:20:40
En la sección: elEconomista Mercados

Publicado en Economía y Finanzas

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