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“El club de los vándalos”: el precio de romper el molde

La identidad social de Estados Unidos es representada por deportes como el béisbol, fútbol americano, por comidas como el Hot Dog, por marcas de autos como los Ford, pero también por un grupo social que vive a su manera, sobre dos ruedas, los moteros o motociclistas.

Vistos como “renegados”, “forajidos” o “anarquistas” los clubes de motos son una firma de la identidad norteamericana que, podríamos decir, se impulsó con aquella cinta de Marlon Brando, “El Salvaje” de 1953 y tuvo su top con la épica “Easy Rider” de Dennis Hopper en 1969, pero que permanece con grupos que se dedican al culto al camino y a las motos y donde, algunos, viven fuera de la ley.

En esta subcultura se sitúa el film “El club de los vándalos” dirigido por Jeff Nichols, basado en el libro que Danny Lyon hizo con fotografías del club “Outlaws” en donde plasmó su forma de vida, estrato social y conflictos en la transición de los años 60 y 70.

La cinta nos cuenta la historia de Benny (Austin Butler) un motociclista joven que vive por los colores de su grupo, no teme pelear y ser despiadado y que luce sin ataduras ante el mundo. Este chico conoce a Kathy (Jodie Comer), una mujer respetable que se prenda del estilo de vida anárquico de Benny, pero que, con el tiempo, buscará salvarlo a pesar de las objeciones de Johnny (Tom Hardy) el líder de “Los Vándalos”.

Universal Pictures

Con aires de tríada romántica, el film nos va narrando los cambios sociales de Estados Unidos en uno de sus períodos más dramáticos y como, los anhelos personales de cada participante de la trama se cruzan con los intereses, problemas y motivaciones del club.

La narrativa del film va guiada por las entrevistas que Lyon realiza a Kathy para conocer su punto de vista del club y, en medio de su historia, nos hace partícipes de los eventos que marcan el origen, ascenso y modificación de este grupo de personas que buscan vivir a su manera con la carretera como destino.

Para quien escribe, la premisa es sólida, pero con un ritmo irregular que hace que, a momentos, se sienta demasiado lenta, con una promesa de acción que tarda en concretarse y que presenta personajes que necesitan más profundidad para comprender sus motivaciones, acciones y, por tanto, sus finales.

Si bien, Tom Hardy y su personaje Johnny, son la parte más fuerte y destacada de la película, los talentos de Jodie Comer y Austin Butler parecen quedarse a medias, por no hablar de unos desaprovechados Michael Shannon, Boyd Holbrock y Norman Reedus cuyos caracteres aportan poco o nada a la trama que se ralentiza a pesar de actuaciones estupendas.

Sería un error pensar que “El club de los vándalos” es una película “mala”; tiene una identidad propia como sus protagonistas, un ritmo que no busca emular a otras, se monta su propia chaqueta de cuero para contarse como quiere y en sus propios términos con una suerte de fusión de “Goodfellas” e “Easy Rider” que no pasa desapercibido y que, en mayor o menor grado, logrará hacernos pensar e incluso reaccionar ante los personajes.

Fuente de TenemosNoticias.com: www.analitica.com

Publicado el: 2024-06-16 09:44:38
En la sección: Entretenimiento archivos – Analitica.com

Publicado en Entretenimiento

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