¿Cuál es la temperatura ideal para degustar una buena cerveza? ¿Es buena idea servirla en una jarra helada? ¿Cuánta espuma es la ideal para que esté bien tirada? Estas y otras muchas preguntas nos asaltan cuando pensamos en la mejor manera de disfrutar de esta bebida a base de lúpulo, cebada o trigo, agua y levaduras.
Aunque existen diferentes estilos de cerveza, todas ellas tienen un proceder a la hora de tirarlas para sacarle todos los matices y descubrir sus aromas como corresponde. Así pues, de la mano de los expertos de cervezas Ambar, vamos a desvelar cuáles son los cinco errores más habituales a la hora de servir esta bebida alcohólica tan consumida en España.
1. Tirar la caña con la inclinación incorrecta y de una sola vez
A la hora de servir una cerveza de botella en nuestra casa, a menudo cometemos el error de no hacerlo con la inclinación ni el reposo que mandan los cánones. La manera adecuada consiste en inclinar el vaso o la copa en la que queremos servirla a unos 45º. A continuación, vertemos un tercio de la cerveza golpeando contra el lateral del vaso y dejamos que repose unos instantes.
El segundo tiempo de tiraje consistirá en reducir la inclinación del vaso o copa hasta unos 30º y verter otro tercio de la botella. De nuevo, dejamos reposar unos segundos con el vaso en vertical. El tercer tiempo, según los expertos de cervezas Ambar, será dejar el vaso en esa posición vertical, apoyado sobre una superficie estable, y verter el resto del contenido. Eso sí, esta vez conviene aumentar la distancia de tirada para obtener una capa de espuma de cerveza de dos dedos aproximadamente.
2. Servir la cerveza en jarra helada
En cuanto a la temperatura ideal para degustar una cerveza, es cierto que en Esopaña nos gusta tomarla excesivamente fría, según los expertos. Tanto es así, que en la mayoría de los establecimientos y en muchas casas se ha instaurado el tip de introducir la jarra en la que vamos a servirla en el congelador, para que esté aún más fría.
Debemos saber en este punto que, cuanto más fría está la bebida, menos vamos a apreciar sus posibles defectos. Además, los diferentes estilos marcarán la diferencia de temperatura, porque no es lo mismo servir una ‘Ale’ clara que una ‘Lager’ oscura, cada una tendrá su punto óptimo de temperatura.
Desde Ambar explican que, de forma genérica, las cervezas deberían servirse entre 2º y 16ºC, en cualquier época del año. Por debajo de los 2º no permite apreciar la riqueza de sabores y los aromas de la bebida. Por encima de los 16º, las agradables y refrescantes burbujas empiezan a desvanecerse, el sabor del alcohol se intensifica y el sabor comienza a amargar.
Además, el hecho de servirla en una jarra congelada hace que, al contacto de la cerveza con el recipiente helado, se rompa el carbónico y comience el deshielo. Todo ello hace que la cerveza pierda espuma y quede aguada.
3. No cuidar la espuma
La espuma de la cerveza, como cuentan en Ambar, es esa sustancia de aspecto globular que se encuentra en la parte superior de los vasos, cuyas burbujas están compuestas por gas carbónico procedente de la fermentación alcohólica de los cereales. Debido a la tensión superficial del líquido no se deshacen rápidamente gracias a elementos como las proteínas y los ácidos del lúpulo.
La densidad, la cremosidad, la adherencia al vidrio y la estabilidad deben ser las características que acompañen a la espuma de cerveza, aunque va a variar en función el tipo de cereal empleado, y del tipo de malta también. En general, las cervezas de trigo tienden a generar más espuma que las de cebada.
Por lo tanto, cuanta más espuma hagamos, más se evitará el contacto del líquido con el aire. Así, la cerveza no se oxigena y no pierde el gas tan rápidamente. Las burbujas de dióxido de carbono ayudan a liberar todos los aromas de la cerveza, y dos dedos, según los expertos, es la cantidad perfecta.
4. Servir la cerveza en vaso de tubo
El vaso de tubo tiene la capacidad equivalente al contenido de un botellín de 33 cl, es decir, cabe más que en una caña, por eso es un formato que a veces demanda el cliente.
La forma completamente recta y el vidrio grueso y plano característico de este tipo de recipiente hace que el líquido entre en la boca con brusquedad. Los aromas de la cerveza, por lo tanto, escapan con facilidad del recipiente. Otro gran problema es la forma en la que agarramos este tipo de vaso, con bastante superficie de la mano sobre él, que hace que el líquido del interior se caliente con más facilidad que en una copa.
5. Beberla inmediatamente, sin mirar ni apreciar sus matices
Una correcta cata de cerveza lleva asociada una primera fase visual y olfativa previa a la degustación. En este primer contacto con la cerveza ya vamos a obtener mucha información sobre el contenido: color, aroma, si es turbia o no…
En cuanto a la temperatura de cada tipo de cerveza, debemos atender a las instrucciones del fabricante. Por lo general, las rubias deben consumirse más frías que las oscuras. En cuanto al recipiente en el que verterlas, mejor escoger siempre los que tienen la boca más estrecha, puesto que aguanta mejor la espuma y deja los aromas más recogidos. La idea es convertir el trago en un ritual, y no en beber por beber sin tomarnos un tiempo de deleite.
Fuente de TenemosNoticias.com: www.20minutos.es
Publicado el: 2024-08-16 06:00:00
En la sección: 20MINUTOS.ES – Gastronomía