En España, el pescado es una pieza imprescindible en la dieta mediterránea y, además, es un alimento que se introduce desde muy temprano en la alimentación infantil. Rico en proteínas, ácidos grasos omega-3, vitaminas y minerales, se considera un pilar de la nutrición saludable.
Sin embargo, no todos los pescados son aptos para los más pequeños, y ofrecerlos sin conocer las particularidades que cada tipo puede ser un error en la seguridad alimentaria. De hecho, así se ha advertido en un post desde el perfil de Instagram @pescadossaturnino, donde se ha informado sobre los riesgos de algunos pescados muy comunes en los hogares.
Su mensaje es claro: hay que saber elegir, porque no todo lo que parece saludable lo es, especialmente para los niños.
Mercurio y metales pesados: el gran riesgo
Una de las razones con mayor peso para determinar que algunos pescados no son seguros para los niños es la presencia de mercurio y otros metales pesados. Desde la cuenta de Instagram, se ha recalcado que hay variedades que contienen una cantidad considerable de estos contaminantes, lo que las convierte en opciones poco adecuadas para los más pequeños de la casa.
Este tipo de advertencias no son algo nuevo: tanto la Agencia Española de Seguridad Alimentaria como la Asociación Española de Pediatría (AEP) coinciden en que el consumo de grandes peces depredadores debe limitarse en la infancia.
Así, el atún rojo, el pez espada, el mero o las lubinas grandes son algunos de los ejemplos que se deben evitar. A pesar de que son pescados muy apreciados por su sabor, su gran tamaño y longevidad los hacen más propensos a acumular mercurio en su organismo, una sustancia que, en grandes cantidades, puede afectar al desarrollo neurológico infantil.
Por otra parte, también se desaconseja el consumo de otras especies como el pez emperador, el cazón o la tintorera. La recomendación, por tanto, es clara: en la infancia, menos tamaño es más seguridad.
Las alternativas más seguras
Sin embargo, tampoco tiene que cundir el pánico, porque frente a estos riesgos, también existen opciones mucho más seguras y nutritivas, que son perfectas para que los niños empiecen a introducir el pescado en su dieta.
Así, variedades como el gallo, la merluza o el salmón son muy recomendadas en esas edades porque son pescados más pequeños, con menor acumulación de contaminantes, y con una textura y sabor que suelen ser agradables para los más pequeños.
Además, la AEP también lanza el mensaje de que el pescado debe irse introduciendo según la edad del niño: en forma de puré durante los primeros meses, y más adelante desmigado y sin espinas, en trozos pequeños y bien cocinado.
La clave está en meterlo poco a poco y, sobre todo, sabiendo qué tipo de pescado hay que ofrecerle en cada momento a los niños porque al cuidar su alimentación, también se está apoyando su desarrollo.
Fuente de TenemosNoticias.com: www.20minutos.es
Publicado el: 2025-05-26 01:00:00
En la sección: 20MINUTOS.ES – Gastronomía