La almeja japonesa o japónica, una especie exótica originaria de Japón, se ha convertido en la gran protagonista de la producción europea de almejas, especialmente en las costas gallegas de España. Esta variedad se distingue fácilmente por la tonalidad oscura de su concha y su textura rugosa, con líneas y surcos muy marcados. Además de ser la opción más económica, es una excelente elección para preparar deliciosos platos como fideos, arroces, legumbres, calderetas o guisos con pescado.
Pero, ¿cómo llegó esta almeja japonesa a España? Sorprendentemente, su viaje comenzó en Canadá, donde fue introducida accidentalmente hace unos 40 años cuando se intentaba cultivar semillas de ostra en las costas del Pacífico. Desde allí, la japónica saltó a Europa, estableciéndose primero en las costas francesas y luego dispersándose por otras zonas costeras del continente, gracias a la intervención humana y sus ventajosas características. Fue desde Italia, donde se había asentado en las lagunas de Venecia, que llegaron los primeros lotes de esta almeja a Galicia.
El impacto de la almeja japónica
En muchas localidades donde se ha naturalizado, la almeja japonesa ha desplazado a especies autóctonas de interés marisquero, como la almeja fina y el berberecho. Esto se debe principalmente a dos factores: su rápido crecimiento, que la convierte en una especie muy rentable para la producción, y su alta resistencia, que le permite sobrevivir a los problemas que afectan a las rías, como la llegada de parásitos y otros contratiempos devastadores para los moluscos locales.
Ventajas de la almeja japonesa
Además de su rápido crecimiento y resistencia, la almeja japónica presenta otras ventajas. Su carne es más dura que la de otras especies y aguanta mejor fuera del agua, lo que aumenta su durabilidad. Esta característica es especialmente útil para el transporte y la conservación en el frigorífico doméstico, donde puede mantenerse durante 4 o 5 días.
La almeja japonesa se ha convertido en un recurso valioso para el sector marisquero español, especialmente en Galicia. Su introducción ha permitido mantener la producción de almejas en momentos de dificultad y ha aportado una opción económica y versátil para los consumidores. Sin embargo, es importante tener en cuenta su impacto en las especies autóctonas y buscar un equilibrio sostenible en la producción y consumo de mariscos en nuestras costas.
Fuente de TenemosNoticias.com: www.20minutos.es
Publicado el: 2024-08-28 02:24:21
En la sección: 20MINUTOS.ES – Gastronomía