La lasaña es un clásico de la cocina italiana que ha conquistado los corazones y paladares en todo el mundo. Este plato, que combina capas de pasta, salsas y rellenos como carne, vegetales o queso, es una opción deliciosa para compartir en reuniones familiares y cenas especiales. Su versatilidad y la posibilidad de adaptarla a diferentes gustos han hecho que la lasaña se convierta en un favorito en muchas cocinas. Sin embargo, uno de los desafíos comunes al prepararla radica en manejar adecuadamente las placas de pasta para que queden en perfectas condiciones.
Las placas de lasaña suelen ser delicadas cuando se hidratan, y si no se manipulan con cuidado, es fácil que se rompan o se peguen entre sí. Esto puede dar como resultado una lasaña con textura desigual o difícil de servir. Para evitar estos problemas, es fundamental conocer algunas técnicas que permiten hidratar las placas sin inconvenientes, asegurando que queden firmes, suaves y listas para ensamblar una lasaña perfecta.
1. Remojo en agua caliente con aceite

Una de las formas más prácticas de hidratar las placas de lasaña es sumergirlas en agua caliente con un chorrito de aceite. Llenamos un recipiente grande con agua caliente, añadimos una o dos cucharadas de aceite de oliva y sumergimos las placas. La clave es asegurarnos de que todas las placas estén bien cubiertas de agua y moverlas ocasionalmente para que no se peguen entre sí. El aceite crea una ligera capa resbaladiza que reduce el riesgo de que las placas se adhieran unas a otras. Esta técnica permite que se hidraten uniformemente y con la flexibilidad suficiente para usarlas sin temor a que se rompan.
Hervido suave con control de tiempo

El hervido suave es otra solución efectiva, pero requiere atención y precisión. En una olla amplia con abundante agua hirviendo, como mencionamos antes, añadimos sal y un chorrito de aceite. Incorporamos las placas una a una, dejando que cada una se hunda antes de añadir la siguiente. Revolvemos con cuidado para evitar que se peguen al fondo o entre sí. Después de unos pocos minutos, cuando las placas estén al dente, las retiramos con pinzas o una espumadera y las colocamos en una bandeja plana. Para evitar que se peguen al enfriarse, podemos colocarlas entre hojas de papel pergamino ligeramente engrasado.
Uso de placas precocidas hidratadas con salsa

Las placas de lasaña precocidas son una alternativa conveniente, y una excelente forma de mantenerlas bien hidratadas sin riesgo de rotura o adherencia es utilizando salsa. Al ensamblar la lasaña, podemos cubrir cada capa de placas con salsa (ya sea de tomate, bechamel u otra) para que se humedezcan, dejando reposar por unos 15-20 minutos después de cocerlas. Esto no solo evita que se peguen, sino que también garantiza que absorban el sabor de la preparación, resultando en una textura suave y consistente.
Con estos tres métodos, preparar lasaña será una experiencia mucho más sencilla, y obtendremos un plato delicioso y bien estructurado, sin complicaciones con las placas de pasta.
Fuente de TenemosNoticias.com: www.20minutos.es
Publicado el: 2024-11-15 13:00:00
En la sección: 20MINUTOS.ES – Gastronomía