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análisis de las guerras que moldearon Mesopotamia

análisis de las guerras que moldearon Mesopotamia

En torno al 4000 a. C. aparecieron las primeras ciudades-estado en la Baja Mesopotamia y, con ellas, la guerra a gran escala, pues estas ciudades eran capaces de formar grandes ejércitos equipados. En algunos grabados de la época encontramos las primeras representaciones de asedios, masacre de enemigos, talleres metalúrgicos para la producción de armas, etc., lo que demuestra que aquellas primeras ciudades de la Baja Mesopotamia nacieron acompañadas de la violencia.

Legados de batallas: explorando las guerras más antiguas que resonaron Mesopotamia

Ya en el iii milenio a. C. se produjo un incremento en la competencia por los recursos, en especial por los recursos agrícolas de la Baja Mesopotamia, lo que intensificó todavía más los enfrentamientos armados. Un buen ejemplo de esa situación lo encontramos en las luchas continuas que se produjeron entre las ciudades sumerias de Lagaš y Umma en el siglo xxv a. C., unos conflictos que quedaron inmortalizados en la denominada Estela de los Buitres.

Tal y como se recoge en la documentación de la época, en aquellos momentos las ciudades- estado de la Baja Mesopotamia eran capaces de presentar en el campo de batalla grandes ejércitos, compuestos por más de 5000 hombres equipados por el palacio y los templos de cada ciudad.

Según se desprende de las imágenes registradas en la ya mencionada Estela de los Buitres o en el Estandarte Real de Ur, los soldados estaban fuertemente armados con hachas de bronce, lanzas, jabalinas, grandes escudos rectangulares, cascos de cuero y de bronce, etc. 

Se disponían sobre el campo de batalla en formaciones cerradas que conocemos con el nombre de «falange sumeria» y actuaban con el apoyo de carros de guerra. Los carros que recorrían los campos de batalla de la época eran vehículos de madera, de dos o cuatro ruedas macizas, tirados por cuatro onagros y con dos tripulantes, el auriga y un soldado armado con jabalinas.

Se trataba de un vehículo muy lento, pesado y difícil de maniobrar, que tenía poca utilidad militar en el campo de batalla, pero es que en realidad era un vehículo ceremonial que utiliza- ban los oficiales y el rey para recorrer la escena del conflicto. Otra costumbre de la época era la de crear grandes túmulos funerarios con los cuerpos de los soldados enemigos abatidos. 

De esa forma, los vencedores buscaban evitar que los espíritus de los difuntos vagasen por la zona provocando desgracias. Al mismo tiempo, aquellos túmulos servían como memoriales de guerra, auténticos monumentos que recordaban a los espectadores la victoria obtenida.

Recreación de guerreros asirios equipados con arco, carcaj, flechas, escudo y lanza. Foto: SHUTTERSTOCK

La revolución militar Acadia: transformando el arte de la guerra

Alrededor del 2340 a. C. se produjeron cambios muy significativos en la forma de hacer la guerra en Mesopotamia. Los responsables de la introducción de dichos cambios fueron los acadios, una población semítica asentada principalmente en el norte de la Baja Mesopotamia. Por una parte, los acadios introdujeron el uso masivo de armas arrojadizas (arcos compuestos y hondas), así como de hachas de combate de hoja ancha.

Como resultado del empleo de aquel armamento, las tropas acadias obtuvieron una ventaja decisiva sobre los ejércitos sumerios, cuyas falanges, pensadas para enfrentamientos frontales y la lucha cuerpo a cuerpo, no podían hacer nada frente a los proyectiles y a la movilidad de los soldados acadios. Asimismo, Sargón, el fundador del Imperio acadio, introdujo también un nuevo concepto, el de la profesionalización de las tropas.

Así, mientras que los ejércitos sumerios se creaban a partir del reclutamiento estacional de ciudadanos, Sargón formó un cuerpo expedicionario profesional, de 5400 hombres, con una capacidad de combate muy superior a la vista hasta aquellos momentos. 

De hecho, aquella revolución militar iniciada por Sargón es la que explica en buena medida que en poco tiempo los acadios se hiciesen con el control de la Baja Mesopotamia e iniciasen un proceso de expansión por todo el Próximo Oriente.

El caballo y el carro de guerra ligero

Con el tránsito del iii al ii milenio a. C. se produjeron dos novedades importantes en el ámbito militar: la introducción del caballo y la creación del carro de guerra ligero. Las primeras evidencias acerca de la introducción del caballo en Mesopotamia las encontramos en torno al 1800 a. C. En un primer momento, la domesticación de es te animal tuvo un impacto muy superficial sobre los ejércitos mesopotámicos. 

Así, a lo largo del ii milenio únicamente se utilizaba como medio puntual de transporte de parte de las tropas. Habrá que esperar hasta el siglo ix a. C. para que los asirios desarrollen las primeras unidades de caballería.

De forma coetánea a la introducción del caballo surgió un nuevo vehículo que sí tuvo un fuerte impacto en la forma de hacer la guerra. Nos referimos al carro de guerra ligero. Este nuevo carro de guerra era muy diferente del antiguo sumerio. 

Se trataba de un vehículo tirado por dos caballos (en lugar de por cuatro onagros), que contaba con dos ruedas ligeras con radios (no las pesadas ruedas macizasdel iii milenio a. C.) y que estaba tripulado por un auriga y un soldado armado con un arco compuesto.

Fragmento (quedan siete) de la Estela de los buitres procedente de Girsu. Foto: ASC

El resultado final era un vehículo más rápido, ligero, maniobrable y letal que su precedente sumerio. Las unidades de carros, que dominaron los campos de batalla entre el 1600 y el 1200 a. C., no se usban como fuerza de choque sino como una plataforma móvil para el lanzamiento masivo de proyectiles contra la infantería y los carros enemigos, así como en labores de persecución una vez había terminado la batalla.

La maquinaria militar Asiria: desentrañando el poderío bélico

Durante la primera mitad del i milenio a. C. los asirios iniciaron un impresionante proceso de expansión territorial que culminó durante el reinado de Assurbanipal (ca. 668-627 a. C.), cuando consiguieron dominar todos los territorios comprendidos entre el Golfo Pérsico y el Alto Egipto.

Desde el punto de vista militar, los asirios se caracterizaron por su impresionante dominio de la guerra de asedio. Tanto los textos como los relieves de la época nos permiten reconstruir cómo era un asedio asirio. El mismo se iniciaba cuando una ciudad rechazaba someterse a la autoridad asiria. Al recibir la noticia de la rebelión, el rey asirio enviaba a sus tropas para que restableciesen la situación mediante la fuerza de las armas.

En un primer momento, si la ciudad, a pesar de la amenaza militar, no se rendía, los asirios procedían a su bloqueo. De esa forma, rodeaban la plaza con cam pamentos militares distribuidos de manera estratégica para impedir que los sitiados recibiesen cualquier clase de ayuda. Asimismo, destruían todas las tierras de labor cercanas, con el fin de evitar el acceso de los enemigos a cualquier fuente de aprovisionamiento.

Mientras duraba la fase de bloqueo, los emisarios asirios trataban de lograr la rendición de la ciudad, bien mediante la promesa de 142 un trato benevolente, bien recurriendo a la denominada política del terror asiria. Dicha política consistía en la ejecución brutal y masiva de prisioneros de guerra frente a las murallas, con la esperanza de que el impacto psicológico de aquellas masacres facilitase la rendición de los rebeldes.

En caso de fracasar la negociación, se procedía al asalto, que debía iniciarse con la apertura de una brecha en la muralla que facilitase el acceso de la infantería asiria al interior de la ciudad. Para abrir este paso, los asirios utilizaban dos métodos distintos. Por una parte, contaban con unidades de zapadores encargados de minar las bases de un tramo de la muralla enemiga para lograr su colapso. Por otra, disponían de grandes arietes especialmente diseñados para atacar murallas de adobe.

Ilustración del ligero y más letal carro de guerra que en el ii milenio a.C. Foto: SHUTTERSTOCK

El uso de los arietes, sin embargo, requería de la construcción de rampas de asalto por las que pudiesen transitar aquellas máquinas. La construcción de las rampas era una actividad especialmente peligrosa, por cuanto debía llevarse a cabo bajo un intenso fuego enemigo. Con el fin de minimizar las propias bajas, los asirios solían utilizar prisioneros de guerra para que las construyesen.

Si el asedio tenía éxito, entonces los asirios procedían a la ejecución pública de los líderes de la ciudad rebelde, sobre los que se practicaba una violencia extrema (morían despellejados, desmembrados, decapitados, etc.). El resto de la población era deportada y diseminada a lo largo del vasto imperio, mientras que la ciudad conquistada era repoblada por familias procedentes de otros territorios ya controlados por los asirios.

Más allá de los asedios, los asirios también destacaron por su maestría en las batallas campales. Una de las principales innovaciones que llevaron a cabo en este ámbito fue la introducción de la caballería, una unidad militar que fue ganando protagonismo de forma progresiva.

De este modo, durante el siglo ix a. C. los asirios la utilizaban sobre todo para labores de reconocimiento, hostigamiento y persecución, mientras que en los siglos viii y vii a. C. ya se empleaba como elemento crucial de apoyo de la infantería. El resultado de todo esto fue un éxito rotundo: se lograron victorias decisivas sobre Egipto, Babilonia, Elam, etc., unos éxitos que, a la postre, permitieron la creación de uno de los mayores imperios que la humanidad había conocido hasta entonces. 

Fuente de TenemosNoticias.com: www.muyinteresante.es

Publicado el: 2023-11-16 18:30:00
En la sección: Muy Interesante

Publicado en Humor y Curiosidades

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