La Segunda Guerra Mundial no solo fue un conflicto de armamento industrial y movilización humana sin precedentes, sino también un escenario en el que los animales jugaron un papel fundamental. En la Unión Soviética de Stalin, el uso de animales en el frente formó parte de una estrategia sistemática en la que se desplegaron recursos no humanos para el combate, el transporte, la comunicación y el apoyo logístico. El ejército rojo integró en su estructura un contingente animal que resultó esencial para resistir, avanzar y sobrevivir en el frente oriental. Examinamos el papel que jugaron los animales en las fuerzas soviéticas durante la Gran Guerra Patria (1941–1945).
Perros antitanques: carne de cañón entrenada
Uno de los usos más conocidos y polémicos de los animales fue el de los perros antitanques, animales entrenados para convertirse en bombas vivientes. El plan, implementado a partir de 1941, consistía en adiestrar a los perros para correr hacia los tanques enemigos con explosivos atados al lomo, que detonaban al entrar en contacto con el enemigo. Esta táctica, diseñada por el ejército soviético tras la invasión alemana, se concibió como un acto desesperado frente a la superioridad tecnológica del enemigo.
La eficacia de esta estrategia resultó cuestionable. Los perros, en muchos casos, se desorientaban en medio del ruido del combate y corrían hacia los tanques soviéticos. El fracaso táctico se vio agravado por el elevado número de bajas caninas, lo que suscitó críticas incluso dentro del aparato militar. Sin embargo, algunos informes estimaron que estos animales habían destruido al menos 300 tanques alemanes, lo que dio al Kremlin una justificación para continuar con el programa durante un tiempo.

Palomas mensajeras: aliadas en el silencio
En un contexto en el que las comunicaciones por radio podían ser interceptadas, las palomas mensajeras se convirtieron en un recurso fiable para transmitir información clasificada o comprometida. Utilizadas en especial por unidades de reconocimiento, comandos y partisanos, estas aves se adiestraron para transportar mensajes cifrados entre las posiciones soviéticas y los puestos de mando.
Durante el sitio de Leningrado (1941–1944), las palomas jugaron un papel crucial en la transmisión de datos. Se estima que más de 15.000 palomas se utilizaron a lo largo del conflicto por las fuerzas soviéticas. Su pequeño tamaño y capacidad de vuelo las hacían casi indetectables, lo que las convirtió en uno de los métodos más seguros para la comunicación durante las operaciones más peligrosas.
Caballos y mulas: músculo animal en el frente oriental
A pesar de la industrialización soviética, los animales de tiro siguieron siendo fundamentales para el transporte de suministros, artillería ligera y heridos en las zonas de difícil acceso. Caballos y mulas transportaban comida, munición y equipos médicos a través de los pantanos, los bosques y las zonas montañosas donde los vehículos motorizados no podían operar.
Se calcula que la Unión Soviética utilizó más de tres millones de caballos durante la guerra. En muchas ocasiones, los soldados compartían con ellos la escasez de alimento y las condiciones extremas. El vínculo entre el combatiente y su animal de carga se convirtió en una relación de supervivencia mutua, un vínculo que se refleja en numerosos relatos de veteranos.
Gatos y perros rastreadores: guardianes del territorio
Además de su uso explosivo, los perros también se adiestraron para realizar tareas más convencionales, como rastrear minas, buscar heridos y proteger posiciones. Los equipos caninos especializados acompañaban a los zapadores en la detección de minas terrestres, sobre todo en los alrededores de Stalingrado y Kursk. Su agudo olfato y capacidad de concentración en entornos de alta tensión les conferían una ventaja sobre las tecnologías rudimentarias de detección.
En el frente doméstico, los gatos se emplearon como centinelas contra los saboteadores, así como para mantener bajo control las plagas de ratas en instalaciones militares, incluidos almacenes y hospitales de campaña. Aunque su papel resultó menos visible, su presencia era común en las bases soviéticas.

Otras especies: héroes anónimos del esfuerzo bélico
Aunque en menor medida, otras especies animales también contribuyeron al esfuerzo bélico soviético. Los ciervos domesticados por los pueblos nómadas del norte se utilizarin como medios de transporte en regiones árticas, mientras que los camellos, un medio de transporte tradicional en Asia Central, transportaron cargas pesadas en algunas campañas soviéticas. Estas adaptaciones locales de los medios de tracción animal demuestran cómo la diversidad geográfica del territorio soviético se reflejó también en su zoología militar.
Simbolismo y propaganda: el animal como emblema
El uso de animales también tuvo implicancias simbólicas. La propaganda soviética recurrió a la imagen del animal valiente y sacrificado para reforzar la idea del compromiso colectivo. Carteles, relatos y noticieros de guerra mostraban a perros, caballos y palomas como camaradas heroicos, dispuestos a morir por la patria. La figura del perro Dick, que ayudó a detectar más de 12.000 minas, se utilizó como emblema del heroísmo animal: fue condecorado con medallas militares al igual que los soldados humanos.

Legado y memoria
El papel de los animales en la Segunda Guerra Mundial ha sido recuperado en años recientes por historiadores, cineastas y activistas. En Rusia, se han inaugurado monumentos en honor a los animales de guerra, incluyendo uno dedicado a los perros en Moscú. Estas iniciativas buscan reconocer el aporte de aquellos que, sin voz ni consentimiento, formaron parte del conflicto más mortífero de la historia humana.
Los museos militares de la antigua URSS también han incorporado secciones específicas sobre los animales combatientes que resaltan su presencia como parte integral del relato bélico soviético. Si bien su función ha sido a menudo invisibilizada en las narrativas oficiales, su contribución empieza a ocupar el lugar que merece en la historia.
La memoria de estos animales, muchas veces invisibilizada, revela una dimensión poco explorada del conflicto: la de los seres vivos no humanos que también fueron víctimas de una guerra total. Su historia nos recuerda que incluso en los momentos más oscuros de la humanidad, la frontera entre lo humano y lo animal puede diluirse en nombre de la supervivencia. El uso militar de animales también implicó decisiones de moralidad ambigua y, a menudo, un sufrimiento extremo. A
Referencias
- Sánchez, David, 2024. Animales de combate. Madrid: Pinolia.

Fuente de TenemosNoticias.com: www.muyinteresante.com
Publicado el: 2025-05-07 20:00:00
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