Las paredes de una antigua casa Tudor enclavada en el corazón de la histórica Inglewood Forest, en Cumbria, guardaron un secreto que nadie sospechaba, durante siglos. Bajo capas de yeso y el peso del tiempo, descansaban unas extraordinarias pinturas murales que hoy han salido a la luz para maravillar a los especialistas y al público por igual. El hallazgo, confirmado por Historic England y recientemente protegido por el Departamento de Cultura, Medios y Deporte del Reino Unido, ha permitido redescubrir el pasado de The Ashes, una residencia que comenzó su vida como pabellón de caza en los albores del reinado de Isabel I.
Pero estas no son meras decoraciones antiguas. Se trata de un conjunto singular de pinturas realizadas en estilo grotesco, un lenguaje visual que combina animales fantásticos, rostros humanos estilizados y un exuberante follaje dispuesto en paneles ornamentales. Su valor no es solo artístico: son una ventana abierta al mundo íntimo y estético de la nobleza rural isabelina, un mundo donde el gusto por lo extraño, lo lúdico y lo decorativo estaba al servicio del prestigio y la identidad social.
Una casa construida en pleno auge del Renacimiento inglés
La historia reciente de The Ashes como casa de huéspedes en Castle Sowerby comenzó hace dos décadas, pero sus raíces se hunden en el siglo XVI. Un análisis científico realizado por el Laboratorio de Datación Dendrocronológica de Nottingham y publicado por Historic England ha determinado que la estructura primaria del edificio fue levantada con madera de roble talada en el invierno de 1561-1562. Esta fecha no es baladí: sitúa la construcción de la casa en los primeros años del reinado de Isabel I, una época de consolidación del Estado inglés y de florecimiento cultural, marcada por un incipiente Renacimiento que también llegó a las zonas rurales.
El estudio no se limitó a la vivienda principal. Los investigadores también tomaron muestras de otros edificios adyacentes como graneros y establos. Algunas vigas de estas construcciones fueron reutilizadas, procedentes posiblemente de estructuras desaparecidas del mismo siglo, lo que sugiere que la finca tuvo un desarrollo complejo y que The Ashes fue parte de un conjunto agrícola con una evolución prolongada en el tiempo.

Pinturas de “delirio ordenado” en una casa de campo
Las pinturas, de las que ya se tenía noticia parcial desde la década de 1970, han sido reveladas en mayor escala durante los últimos trabajos de restauración en una de las habitaciones principales de la planta superior y en el salón de la planta baja. Al retirar cuidadosamente el yeso degradado, surgieron las siluetas de liebres, perros, figuras humanas caricaturescas y criaturas imposibles emergiendo de vegetaciones retorcidas.
Las obras fueron realizadas con una técnica conocida como fresco a secco, en la que los pigmentos se aplican sobre yeso seco en lugar de húmedo, lo que permite un mayor control del diseño aunque limita la intensidad de los colores. Esto ha otorgado a los motivos una textura mate y una estética que recuerda los tejidos ornamentales de la época. De hecho, hay evidencias de que estas pinturas buscaban imitar la apariencia de tapices, un bien de lujo reservado a los más pudientes.

Lo más fascinante es que el conjunto descubierto supera en complejidad y rareza a muchos ejemplos similares documentados en Inglaterra. Aunque el estilo grotesco era conocido en la época —con sus raíces en los frescos romanos redescubiertos en el Renacimiento italiano— su aplicación en ambientes rurales ingleses y con esta riqueza iconográfica resulta excepcional.
Todo indica que estas pinturas no eran simplemente decorativas, sino una poderosa declaración de intenciones. The Ashes no era un edificio cualquiera. Situado en lo que fue el corazón del antiguo bosque real de Inglewood —utilizado durante siglos como coto de caza para la aristocracia—, el edificio representa el tipo de pabellón señorial en el que la nobleza y la burguesía emergente ejercían su poder simbólico y su gusto cosmopolita, incluso lejos de la corte.
La disposición de las habitaciones, la estructura de los techos con king posts (postes centrales de los cabios del tejado) y la presencia de grandes vigas labradas apuntan a un diseño pensado no solo para la funcionalidad, sino para impresionar. El techo original, también datado en 1561/62, comparte fecha de tala con las vigas del suelo del primer piso, lo que indica que ambas partes fueron construidas simultáneamente, en una única fase de edificación cuidadosamente planificada.
El legado oculto de los Simpson
Aunque no se puede establecer con certeza quién encargó las pinturas, los documentos históricos permiten una hipótesis sólida. La casa aparece mencionada por primera vez en el testamento de 1592 de William Simpson, alguacil de Castle Sowerby. Es muy posible que fuera su familia quien encargó la decoración mural, dentro de un programa de embellecimiento que buscaba convertir la residencia en un símbolo de estatus acorde a los nuevos tiempos.
Lejos de la solemnidad religiosa de las pinturas medievales o de los rígidos patrones heráldicos de otras casas nobiliarias, los murales de The Ashes parecen buscar la diversión y el asombro. Son un testimonio de la transición hacia una sensibilidad moderna, más secular, en la que el arte doméstico reflejaba el gusto por lo exótico, lo irónico y lo ornamental.

Lo que hace especial este hallazgo no es solo la pericia técnica o el valor estético de los frescos, sino lo que dicen de sus habitantes. Los motivos escogidos, el uso del espacio, los materiales y técnicas, todo apunta a una familia con aspiraciones, que deseaba reflejar una imagen refinada y moderna. Estos murales eran, en definitiva, su tarjeta de presentación ante los invitados.
El hecho de que gran parte del conjunto haya sobrevivido —oculto tras capas de yeso— es en sí un pequeño milagro. Su restauración y conservación permiten ahora comprender mejor cómo vivían, pensaban y se representaban aquellos hombres y mujeres del siglo XVI.
Con la inclusión de los frescos dentro del estatus de protección de Grado II* y la reciente catalogación de los edificios agrícolas adyacentes, The Ashes se ha consolidado como un enclave patrimonial de primer orden. Es una rareza no solo en Cumbria, sino en todo el Reino Unido, y su descubrimiento amplía de manera sustancial nuestra comprensión del arte doméstico isabelino.
Referencias
- Historic England. Fantastical 16th-century Wall Paintings Revealed in Cumbrian Tudor Hunting Lodge [Internet]. London: Historic England. Consultado el 16 de abril de 2025
- Arnold A, Howard R, Challinor D, Tyers C. The Ashes, Castle Sowerby, Cumbria: Tree-ring Analysis of Oak Timbers. Historic England Research Report Series 61/2024. Historic England; 2024.
Fuente de TenemosNoticias.com: www.muyinteresante.com
Publicado el: 2025-04-17 04:00:00
En la sección: Muy Interesante