En las aguas poco profundas de Santa María del Focallo, en la costa sur de Sicilia, un equipo de arqueólogos ha sacado a la luz un testimonio tangible de los antiguos intercambios comerciales y culturales del Mediterráneo. Se trata de un naufragio datado entre los siglos VI y V a.C., acompañado de seis anclas que abarcan diferentes épocas históricas. Este descubrimiento, realizado como parte del proyecto Kaukana, ofrece una nueva ventana a la compleja interacción entre las civilizaciones griega, púnica y romana en el corazón del Mare Nostrum.
La investigación, que concluyó en septiembre tras tres intensas semanas de excavaciones submarinas, ha sido liderada por expertos de la Universidad de Udine y la Superintendencia del Mar de Sicilia. Con el apoyo de la Guardia Costera y de técnicas avanzadas como la fotogrametría tridimensional, el equipo ha conseguido documentar el sitio y recoger muestras para su posterior análisis. Este esfuerzo multidisciplinar subraya la importancia de proteger y estudiar el patrimonio cultural sumergido, tan rico y frágil como el propio fondo marino.
El naufragio y su contexto histórico
El barco, sepultado bajo una mezcla de arena y rocas a solo seis metros de profundidad, presenta una técnica de construcción conocida como «su guscio». Este método, característico de las naves antiguas del Mediterráneo, consiste en ensamblar las tablas del casco mediante un intrincado sistema de mortajas y espigas, logrando una estructura autosuficiente. Esta innovación refleja un notable nivel de desarrollo en la construcción naval, permitiendo que las embarcaciones soportaran las arduas rutas comerciales de la época.

El contexto histórico del naufragio nos transporta a un periodo crucial en el que griegos y fenicios competían por el dominio de las rutas marítimas. Sicilia, situada estratégicamente en el centro del Mediterráneo, desempeñaba un papel clave como punto de enlace entre Oriente y Occidente. Los restos del barco, junto con las anclas halladas en las inmediaciones, proporcionan pistas sobre las mercancías transportadas y las conexiones culturales de aquel entonces, cuando el intercambio de bienes iba de la mano del flujo de ideas y tradiciones.
Anclas que narran milenios
A pocos metros del naufragio, los investigadores encontraron un conjunto heterogéneo de anclas. Cuatro de ellas, talladas en piedra y probablemente de época prehistórica, revelan la evolución temprana de las tecnologías marítimas. Una de estas anclas, aunque fragmentada, parece pertenecer a un tipo con tres perforaciones, diseñado originalmente para incorporar garfios de madera, lo que indica un ingenioso enfoque para mejorar la funcionalidad.
Las otras dos anclas, fabricadas en hierro, tienen una forma de «T» invertida y datan del siglo VII d.C., un periodo en el que el tráfico marítimo en el Mediterráneo experimentaba cambios significativos con la expansión del Imperio Bizantino. Estas piezas, aparentemente ajenas al naufragio, sugieren que el lugar fue utilizado durante siglos como punto de anclaje o refugio para los navegantes que surcaban estas aguas.

Metodología y tecnología en la arqueología submarina
El descubrimiento no solo aporta datos históricos, sino que también resalta el valor de las herramientas modernas en la investigación arqueológica. La fotogrametría en 3D ha permitido generar un modelo digital del naufragio, lo que facilita el análisis detallado sin necesidad de retirar los frágiles restos del fondo marino. Además, se han recogido muestras de los materiales del barco para realizar análisis paleobotánicos, que podrían identificar las especies de madera utilizadas en su construcción y arrojar luz sobre las condiciones ambientales de la época.
El entorno subacuático, aunque desafiante, ha actuado como un conservador natural. Sin embargo, siglos de exposición a organismos marinos que perforan la madera han dejado el casco en un estado extremadamente delicado, lo que exige un enfoque meticuloso para evitar dañar aún más esta valiosa reliquia.

Un legado cultural que conecta pasado y presente
El naufragio de Santa María del Focallo no es solo una reliquia del pasado, sino un testimonio vivo de la rica herencia marítima de Sicilia. Este hallazgo refuerza el papel central de la isla como cruce de caminos en la antigüedad, cuando las civilizaciones emergentes luchaban por controlar las rutas comerciales y la influencia cultural en el Mediterráneo.
Más allá de su valor histórico, el descubrimiento resalta la importancia de la cooperación internacional en la protección del patrimonio cultural sumergido. El proyecto Kaukana, iniciado en 2017 y concebido por el arqueólogo Sebastiano Tusa, sigue siendo un ejemplo de cómo la ciencia, la tecnología y la pasión por la historia pueden converger para preservar nuestra memoria colectiva.
Referencias:
Fuente de TenemosNoticias.com: www.muyinteresante.com
Publicado el: 2024-12-13 12:36:00
En la sección: Muy Interesante