París fue ocupada por los nazis en el mes de junio de 1940. Desde entonces, el norte del país pasó a estar controlado directamente por las fuerzas alemanas, mientras que el resto del territorio estuvo gobernado por el colaboracionista régimen de Vichy presidio por Pétain, un títere a las órdenes de Hitler. Esta situación, provocó el surgimiento de un movimiento interno de oposición a la ocupación que, a pesar de estar alentado por el general Charles de Gaulle desde el exilio con la proclamación de la «Francia Libre», se desarrolló de manera independiente y fue fundamental para la liberación de la capital francesa cuatro años después: la llamada Résistance.
Y la Ciudad de la Luz volvió a brillar: cuando París se libró del nazismo. Foto: Midjourney/Juan Castroviejo.
Avance sin prisa, pero sin pausa
Los aliados desembarcaron en Normandía el 6 de junio de 1944 en el marco de la Operación Overlord, que significó la apertura de un segundo frente en Europa con un despliegue impresionante: cinco mil embarcaciones de transporte escoltadas por unos seiscientos buques de guerra y con el apoyo de unos ocho mil aviones de combate y otros dos mil de transporte de tropas. Durante las primeras semanas, el avance fue muy lento y muy duro.
El plan de los aliados no preveía ocupar la capital francesa, pues los problemas de suministro eran enormes: abastecer a los cinco millones de personas que habitaban en París y su área metropolitana planteaba un gran reto logístico. Por eso, decidieron que lo mejor era rodear la ciudad y dejar para más tarde su liberación. Sin embargo, la cercanía de los ejércitos aliados avivó las ansias de libertad de los parisinos, que se lanzaron a una sublevación.
Finalmente, los aliados entraron en París el 25 de agosto de 1944 y libraron de la tiranía nazi a una de las más hermosas metrópolis del mundo.
La foto de Cartier-Bresson ofrece una panorámica de la Ciudad de la Luz en el día en que, por fin, despertó libre de la ocupación alemana. Foto: Henri Cartier-Bresson / Magnum Photos / Contacto.
El pueblo se levanta en armas
Todo empezó a mediados de agosto de 1944 con una huelga de los trabajadores del metro, a la que se unieron otros funcionarios públicos como policías y carteros. El 18 de ese mes, París estaba en huelga general y se empezaron a levantar barricadas en las calles. Los miembros de l’Armée Secret (el Ejército Secreto), compuesta en su mayoría por militantes del Partido Comunista y dirigida por Henri Tanguy (apodado “coronel Rol- Tanguy”), dieron inicio a las escaramuzas con las tropas alemanas comandadas por el general Dietrich von Choltitz.
Durante los días siguientes, los combates callejeros fueron encarnizados. Ante aquel panorama se acordó una tregua, pues Von Choltitz no quería ser el responsable de una matanza con miles de víctimas civiles, que dejaría la ciudad en ruinas y que haría que su nombre pasara a la Historia como el de un criminal. Sin embargo, el coronel Rol-Tanguy no estaba de acuerdo con la tregua y dio la orden de reanudar las hostilidades. La situación se volvió explosiva; la única solución para evitar una masacre era que los aliados entraran lo antes posible en París.
El objetivo de Robert Capa captó un instante en el que miembros de la Resistencia se enfrentan a las fuerzas alemanas en las calles parisinas. Foto: Robret Capa /Magnum Photos / Contacto.
Resistir a toda costa
En la capital francesa había una nutrida guarnición alemana: entre 15.000 y 20.000 soldados, con el apoyo de un centenar de tanques y un buen número de piezas de artillería. Los parisinos estaban hartos de verlos desfilar por sus calles, pero eso iba a cambiar a partir de aquel 18 de agosto de 1944 en el que la ciudad se enfrentó a ellos. Lo hizo como pudo durante una larga semana, en la cual partisanos, maquis y simples ciudadanos se armaron de cuanto tenían a mano y montaron improvisadas barricadas como la de la foto.
Improvisada barricada en una calle de París. Foto: Getty.
En los inicios de la sublevación, una de las primeras acciones fue protagonizada por dos mil policías en huelga que, vestidos de paisano, ocuparon la Prefectura en nombre de la Resistencia.
El siguiente paso fue una tregua de 24 horas, que daría a los aliados tiempo para ir aproximándose; entretanto, se prohibió pegar carteles en las calles llamando a la insurrección. Cuatro días después, la liberación de París era ya un hecho. Había llegado en el momento justo para evitar el riesgo de que la capital francesa corriese la misma suerte que Varsovia, donde los sublevados no recibieron ayuda de los soviéticos y fueron aplastados por los nazis, algo que atemorizaba a los franceses.
Después de la ocupación
Se estima aproximadamente en 1.500 personas el número de bajas entre miembros de la Resistencia y civiles caídos en la lucha por la liberación de París, mientras que las pérdidas de los alemanes fueron de unos 3.200 muertos en combate y 12.800 prisioneros. Expulsado el Ejército invasor, el pueblo se congregó para vitorear a los soldados aliados que desfilaron por la ciudad.
Para muchos franceses, la expulsión de los alemanes y la restauración de la libertad no eran suficientes: los días posteriores fueron jornadas en las que se ansió venganza y las fuerzas aliadas se centraron en la busca y captura de colaboracionistas para que fuesen castigados. Se fusiló a muchos traidores, y a las mujeres que se habían acostado con alemanes les raparon la cabeza y fueron objeto del escarnio de la multitud.
Un acusado de colaboracionismo con el régimen de Vichy es detenido en noviembre de 1944. Foto: Getty.
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Publicado el: 2024-09-04 04:00:00
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