El aprendizaje horizontal e informal es un aprendizaje que está ganando cada día más adeptos. Alejado de certificados, de la educación formal y de la no formal. Fruto de la interacción, del debate y de una genuina curiosidad. Profesorado con ganas de mejorar, de aprender y, sobre todo, de compartir, colaborar y de apoyarse mutuamente. En muchos casos, los compañeros y compañeras de un centro educativo ya forman esa red. Pero en otros casos no es así, y esas sinergias se buscan y se encuentran en redes sociales.
Las dos caras de las redes
Cuando una noticia llega al contexto formal, ya lleva semanas, o incluso meses, presente en redes sociales. Un docente que emplee bien las redes podrá estar al día de las últimas novedades y también de los intereses de su alumnado. Del mismo modo, tendrá la oportunidad de intercambiar opiniones y debatir con otros agentes sociales, como pueden ser expertos, expertas o familias, además de conocer las experiencias de otros compañeros y compañeras.
Las redes sociales son atacadas por todo el odio que pueden promover, así como por la proliferación de bulos y noticias falsas, pero no hay que olvidar que son un medio excepcional para el aprendizaje continuo e informal del profesorado, así como de otros sectores sociales y profesionales. Es decir, las redes sociales, bien empleadas, permiten que nos mantengamos actualizados en un abanico de temáticas que no se ven reflejadas en otro tipo de formaciones regladas o a las que únicamente se tiene acceso pagando.
En la época que estamos viviendo, se pone en entredicho la presencia de la tecnología y las redes en contextos educativos; sin embargo, es importante resaltar que el aprendizaje ya no tiene únicamente lugar en las aulas. Tanto el profesorado, como el alumnado, así como la sociedad en general, bebemos de las redes sociales. En muchas ocasiones, tomando como buenas opiniones de personas que no son expertas en determinadas áreas, pero a las que idolatramos y seguimos ciegamente.
Un aprendizaje social
A pesar de los aspectos negativos que puedan acarrear, la influencia de las redes es un hecho que no podemos obviar. En este sentido, una de las posibilidades que se nos presenta es aprovechar su potencial de aprendizaje. Un aprendizaje informal que pone el acento en los intereses de las personas implicadas y que nos permite descubrir realidades y circunstancias que probablemente no llegaríamos ni a imaginar, ayudándonos a relativizar nuestras propias vivencias. Las redes nos acercan al mundo, abren nuestra mente y nos invitan a aprender de manera comunitaria, facilitándonos estar al día de un modo ágil e interactivo, tanto a un nivel personal como profesional.
A través de las redes sociales podemos relacionarnos y conocer experiencias de etapas educativas diferentes a la nuestra, de otros centros y de distintos entornos. Escuchar las voces de las familias y de otros agentes educativos y sociales nos ofrece una oportunidad incomparable para empatizar y comprender mejor al alumnado, a las familias y al resto de la comunidad educativa y social. Y es que no podemos entender la educación sin un compromiso social.
Horizontalidad y comunidad
Cuando nos apuntamos a una formación o a un congreso, solemos dar prioridad a temas que nos son cercanos, referidos a nuestra etapa educativa, a nuestra área de conocimiento o a recursos concretos que nos puedan resultar útiles para el aula. Pero solemos olvidarnos de otros aspectos que están presentes en nuestro día a día y que influyen, de un modo directo o indirecto, en nuestra labor educativa.
Conocer lo que se hace en otras etapas, cuáles son los problemas a los que se enfrentan los docentes de otros ámbitos, escuchar a las familias, a expertas, a expertos o dar voz a personas que cuentan sus experiencias educativas, etc., son aprendizajes que no se suelen dar en contextos formales o, al menos, que no van a atraer la atención de la mayoría del profesorado para inscribirse en un curso. Y es normal, no se puede llegar a todo y se da prioridad a lo que se pide desde las administraciones o a lo que sentimos como más urgente (competencia digital, inteligencia artificial, evaluación, didáctica, legislación…).
Los intercambios horizontales que se dan en redes, sean estas digitales o analógicas, ofrecen una oportunidad única de entender la comunidad educativa como una comunidad social, mucho más allá de las cuatro paredes de nuestras aulas y de los muros de un centro concreto. Las redes sociales nos permiten visitar otros mundos, verlos a través de otros ojos y mejorar, como profesionales y como personas.
El caso de la #EduJornada
En ocasiones, estos intercambios sobrepasan las pantallas. Tal es el caso del proyecto de las #CharlasEducativas y del encuentro anual surgido de él, la #EduJornada, que acaba de celebrar su tercera edición con más de 300 docentes, familias y personas interesadas en la educación llegadas de diferentes partes de España, e incluso de otros países. Nos reunimos en Madrid para compartir un día de aprendizaje pero, sobre todo, de comunidad y encuentro. Así es cómo lo definen los participantes y también es el resultado obtenido en una investigación llevada a cabo recientemente y que esperamos que vea la luz a lo largo de este mismo año. El aprendizaje es, sin duda, uno de los puntos fuertes de estas comunidades, pero en estos espacios de afinidad sobresale la parte emocional por encima de todo.
En definitiva, las redes, tanto las digitales como las analógicas, son, primeramente, redes sociales, entendiendo la parte social como punto de partida para su desarrollo. El aprendizaje es importante en las mismas; sin embargo, no constituye su centro neurálgico. Un intercambio horizontal, un lugar seguro, una fuente de apoyo, una comunicación positiva, constructiva y respetuosa, entre las personas que participan en ellas, son los lazos que hacen que un ecosistema, en el que sus miembros se encuentran unidos por finos hilos invisibles, resista año tras año y se vaya fortaleciendo, incluso sobreviviendo a la caída de las propias plataformas en las que un día comenzaron su andadura.
Cuando una comunidad se estabiliza, se convierte en familia. No son mis palabras. Es uno de los términos más repetidos al hablar de la #EduJornada. Y eso es muy bonito. El aprendizaje solo es una consecuencia intrínseca derivada de formar parte de un entorno, creado de manera orgánica y natural, en el que esperamos seguir creciendo y compartiendo durante mucho tiempo.
Referencias
- Carpenter, J.P., Mosquera-Gende, I., & Marcelo-Martínez, P. (2025). Multiplatform ecosystems of professional learning: The case of the #CharlasEducativas. NAER. Journal of New Approaches in Educational Research,14(6). doi: doi: 10.1007/s44322-024-00024-7
- Marcelo-Martinez, P. y Mosquera Gende, I. (2023). Formadores informales en redes sociales: nuevas vías para el desarrollo profesional docente. Anàlisi: Quaderns de Comunicació i Cultura, 69, 113-129. doi: 10.5565/rev/analisi.365
- Marcelo-Martinez, P., Yot-Domínguez, C. y Mosquera-Gende, I. (2024). Exploring the motivation for using social networks for professional development by Spanish teachers. Information and Learning Sciences, 125(9), 746-768. doi: 10.1108/ILS-12-2023-0199
- Mosquera-Gende, I., Marcelo-Martínez, P., Postigo-Fuentes, A.Y., & Fernández-Navas, M. (2024). The hashtag #CharlasEducativas as a teacher affinity space on Twitter. [El hashtag #CharlasEducativas como espacio de afinidad docente en Twitter]. Comunicar, 32(78), 222-233. doi: 10.58262/V32I78.18
Fuente de TenemosNoticias.com: www.muyinteresante.com
Publicado el: 2025-05-28 03:03:00
En la sección: Muy Interesante