Menú Cerrar

el papel de la mula en el campo de batalla

el papel de la mula en el campo de batalla

“En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado.” El Generalísimo Franco Burgos, 1° abril 1939.

Con estas históricas palabras, se daba por finalizada la Guerra Civil española. Atrás, quedaban miles de muertes y tres años de sangrientos enfrentamientos que provocaron una división ideológica en nuestro país que sigue sin cerrarse completamente a día de hoy. El 17 de julio de 1936 los generales Emilio Mola y Francisco Franco iniciaron un levantamiento militar que acabaría derrocando al gobierno democrático de la Segunda República. La victoria final del bando sublevado dio paso a una dictadura que se prolongaría durante los siguientes 39 años y que sumiría a España en uno de los periodos más oscuros y represivos de su historia.

A pesar de la existencia de un Acuerdo de no Intervención en el conflicto, las ayudas militares que ambos bandos recibieron de las grandes potencias extranjeras resultarían claves para el desenlace final de la contienda. Mientras que la Unión Soviética y los miles de voluntarios que conformaron las Brigadas Internacionales reforzaron el lado republicano, los rebeldes contaron con el poderoso apoyo aéreo de la legión Cóndor alemana y el envío masivo de tropas, armamento y materiales, cortesía de la Italia de Benito Mussolini.

Soldados alemanes y su mula protegidas con máscaras de gas durante la Primera Guerra Mundial. Francia, 1915. Foto: Wikimedia Commons

Alianzas inesperadas

Podemos pensar que la poderosa ayuda italo-alemana sirvió para inclinar la balanza de manera definitiva en favor de los intereses de Franco. Es posible. Sin embargo, el dictador contó también con el favor de la Iglesia católica, el ejército, la alta burguesía, los grandes terratenientes y, aunque parezca mentira, con la inestimable ayuda de cientos de mulas de carga, incansables animales de combate que fueron utilizados para asegurar la entrega de munición, armas, alimentos y otros suministros a las tropas, principalmente en terrenos abruptos y de difícil accesibilidad.

Un animal diseñado para el trabajo

La mula es un híbrido del cruce intencionado entre una yegua y un burro. Al tratarse de dos especies diferentes, el resultado es un individuo completamente estéril, pero con una genética privilegiada, pues atesora lo mejor de cada uno de sus progenitores: por un lado, la inteligencia y docilidad del burro y, por el otro, la fuerza y robustez de la yegua. Un coctel inmejorable para el desempeño de las tareas más exigentes y sacrificadas.

La mula es un híbrido del cruce intencionado entre una yegua y un burro. Foto: Istock

Desde su origen, que se remonta cinco milenios atrás, probablemente en la región mediterránea que hoy conocemos como Turquía, ha resultado indispensable en las zonas rurales como ayuda en las labores de labranza. Lógicamente, sus excepcionales cualidades terminaron por ser aprovechadas también en el campo de batalla.

Las mulas son animales recios e infatigables. Gracias a sus pequeñas patas y duras pezuñas pueden recorrer largas distancias en las condiciones orográficas más exigentes. Su increíble resistencia les permite, además, soportar cargas de hasta 130 kg durante travesías de varios días sin apenas descanso. Gracias a esto, han sido empleadas durante siglos para el transporte de tropas, la evacuación de heridos y diferentes tareas de apoyo logístico en el frente. 

Una historia de servicio en el campo de batalla

La Primera Guerra Mundial fue el conflicto histórico en el que mayor protagonismo tomaron estos animales. La escasez de vehículos mecanizados y el propio desarrollo de la contienda obligaron a la movilización de más de once millones de monturas: 6 millones en el bando ruso, 2,5 en el alemán, 1.9 en el francés y 1,2 en el británico.

Curiosamente, el año en que estallaba la Gran Guerra fallecía “Jimson”, considerada la mula más condecorada de Gran Bretaña por sus infatigables servicios, primero en la India y posteriormente en Sudáfrica durante la guerra que enfrentó al ejército británico con los Boérs.

Durante la Guerra Civil Española cumplieron un papel logístico fundamental, especialmente para el bando nacional. Iniciada la contienda, una gran cantidad de acemileros, la mayoría de origen rural, se puso al servicio del bando sublevado para asegurar el abastecimiento de municiones y alimentos. Muchos otros vendieron sus bestias a buen precio en las ferias de ganado de las principales ciudades españolas. Los menos afortunados simplemente vieron como sus animales eran confiscados por las milicias o acabaron por sacrificarlas para usar su carne como alimento.

El General Queipo de Llano empleó un gran número de estos “soldados silenciosos” en los frentes de Andalucía y de Extremadura. La Primera División de Navarra llegó a contar con el apoyo de hasta 700 de estos animales. Cumplieron un papel crucial en el margen derecho del Río Jarama, en la Batalla de Brunete y posteriormente en la del Ebro, donde 270 mulas y burros, requisados en las aldeas vecinas, fueron empleados para transportar 60.000 granadas de mano y decenas de miles de balas y proyectiles por empinados senderos hasta emplazamientos montañosos estratégicos.

Mula durante la Primera Guerra Mundial. Foto: Wikipedia

A pesar de permanecer impasibles en el fragor de la batalla, las mulas resultaron ser objetivos relativamente sencillos para el enemigo. Cientos de animales cayeron bajo los intensos bombardeos de la artillería republicana, comprometiendo con ello el avance del ejército rebelde. El elevado número de bajas durante la Batalla de Teruel llegó a poner en peligro el avance por el Maestrazgo y la ofensiva rebelde sobre la ciudad de Valencia en 1938.

Las mulas paracaidistas de Oujda

Años después, estos animales acabarían protagonizando uno de los episodios bélicos más rocambolescos de la historia de la guerra, concretamente en las maniobras que el ejército estadounidense llevó a cabo para preparar la invasión a Sicilia, durante la Segunda Guerra Mundial.

El control de esta isla era clave para salvaguardar la retaguardia aliada en su avance por la península italiana. Sin embargo, su accidentada orografía impedía la utilización de vehículos motorizados. La solución pasaba por la utilización de mulas para las tareas de suministro y transporte. El problema era cómo llevar a estos animales a la isla.

Alguna mente brillante debió proponer la disparatada idea de embarcarlas en aviones y lanzarlas en paracaídas sobre la isla. ¡Dicho y hecho! Para comprobar la viabilidad de esta arriesgada misión, el mayor Mark Alexander, de la 82ª división aerotransportada norteamericana accedió a realizar una prueba sobre Oujda, una región marroquí controlada por el ejército estadounidense.

Con mucho esfuerzo, consiguieron subir a doce de estas tercas bestias a bordo de aviones de transporte C-47. Los nerviosos movimientos de los animales durante el vuelo, estuvieron a punto de desestabilizar en varias ocasiones las aeronaves y provocar un grave accidente. Tras alcanzar una altura adecuada, seis de ellas fueron literalmente empujadas al vacío por el portón. El resultado fue un absoluto desastre. Aquellas que no murieron de forma inmediata tras el impacto, quedaron completamente inútiles y tuvieron que ser sacrificadas. Evidentemente el plan se desestimó de inmediato. Poco tiempo después los americanos descubrieron con asombro que la mula era uno de los animales más abundantes en la isla. ¡Están locos estos americanos! 

Alguna mente brillante debió proponer la disparatada idea de embarcarlas en aviones y lanzarlas en paracaídas sobre la isla. Foto: Wikipedia

Sin lucir el porte y la elegancia del caballo, la contundencia del elefante o la lealtad del perro, el papel de la mula ha resultado determinante en gran cantidad de episodios bélicos de la historia de la humanidad. Aunque su utilización se redujo considerablemente a finales del siglo pasado con la llegada de nuevos y más eficientes medios de transporte, en la última década las fuerzas armadas de diferentes países, como EEUU en Afganistán, Francia o Alemania, están recuperando el uso de este valeroso soldado en el campo de batalla. Y es que ya lo dice el refrán: “El asno para polvo, el rocín para lodo, y la mula para todo»

Fuente de TenemosNoticias.com: www.muyinteresante.com

Publicado el: 2024-07-02 08:21:19
En la sección: Muy Interesante

Publicado en Humor y Curiosidades

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


Mi resumen de noticias

WhatsApp