Durante décadas, la Antártida ha sido un continente envuelto en misterio. Su inmensidad helada ha escondido no solo secretos biológicos y climáticos, sino también geológicos. Ahora, un nuevo estudio dirigido por científicos de la Universidad de Wisconsin-Oshkosh y la Universidad de Colorado Boulder desvela un capítulo asombroso y olvidado de su historia: la existencia de antiguas cordilleras enterradas bajo el hielo, que transforman por completo nuestra comprensión del continente más austral del planeta.
Montañas fantasma bajo el hielo
Lo que hoy parece un paisaje uniforme y blanco fue, hace cientos de millones de años, un territorio de colosales montañas y profundas depresiones. Bajo la gigantesca masa helada que cubre la Antártida se esconde una topografía tan compleja como la de cualquier continente libre de glaciares. Las investigaciones recientes han revelado que las Montañas Transantárticas —una imponente cordillera de más de 3.500 kilómetros de longitud— no son estructuras monolíticas estáticas, sino testigos geológicos de un pasado marcado por ciclos de levantamiento, erosión y colapso.
El estudio, publicado en la revista Earth and Planetary Science Letters, y liderado por el geólogo Timothy Paulsen, analiza en profundidad la evolución térmica y química de los minerales presentes en las rocas ígneas de esta cordillera. Estas formaciones, compuestas mayoritariamente por granito, guardan en su interior pistas clave sobre los procesos geológicos que moldearon el continente cuando aún no estaba cubierto de hielo.

El análisis revela que las rocas que conforman la base de las Montañas Transantárticas no han permanecido inmutables a lo largo del tiempo. Todo lo contrario: han sufrido múltiples episodios de actividad tectónica y glaciación, que dejaron marcas claras en su estructura. Estos procesos incluyeron tanto la formación de nuevas montañas como su posterior erosión, dando lugar a un relieve dinámico que influyó directamente en los patrones de los glaciares que vendrían después.
Uno de los hallazgos más llamativos del estudio es la asociación entre estos eventos geológicos y cambios significativos en la configuración de las placas tectónicas que rodean la Antártida. Las transformaciones topográficas que se dieron hace más de 300 millones de años habrían tenido un papel fundamental en el comportamiento de los casquetes polares, afectando los ciclos de avance y retroceso de las capas de hielo. En otras palabras, el relieve preexistente bajo el hielo antártico podría haber condicionado la evolución de los glaciares y, por extensión, el clima global.
El legado oculto de una supercordillera
Pero las Montañas Transantárticas no son las únicas joyas geológicas enterradas bajo el hielo. Otra cordillera, aún más enigmática, acecha en el corazón de la Antártida Oriental: los Montes Subglaciales Gamburtsev. Este sistema montañoso, de una antigüedad estimada en 500 millones de años, se encuentra completamente sepultado bajo varios kilómetros de hielo y se conserva en un estado excepcional gracias a esta cubierta helada.
Descubiertos en 1958 mediante técnicas sísmicas por una expedición soviética, los Gamburtsev han fascinado a generaciones de científicos. Su existencia desafía lo que se espera de un continente geológicamente estable como la Antártida Oriental. Según estudios recientes, estas montañas se formaron durante la colisión de bloques continentales que dieron lugar al supercontinente Gondwana. Durante este proceso, el flujo de rocas parcialmente fundidas y la acumulación de material en la corteza terrestre dieron lugar a una cordillera tan alta como los Alpes.
Con el tiempo, el peso de estas estructuras provocó su propio colapso parcial. Sin embargo, en lugar de desaparecer, quedaron atrapadas bajo la espesa capa de hielo, que las protegió de la erosión durante cientos de millones de años. Algunas de las rocas vinculadas a esta cordillera han sido encontradas recientemente cerca del glaciar Denman, lo que abre la puerta a futuras exploraciones y reconstrucciones más detalladas del pasado oculto de la Antártida.
El reloj del tiempo: cristales que cuentan historias
Gran parte de la información sobre estos paisajes desaparecidos se ha obtenido gracias al análisis de minerales como el circón. Este pequeño cristal actúa como un cronómetro natural que registra con precisión los cambios térmicos y estructurales del entorno donde se formó. Gracias a él, los científicos han podido reconstruir el momento exacto de formación, auge y colapso de las antiguas montañas antárticas.
Los datos muestran que los Gamburtsev comenzaron a elevarse hace unos 650 millones de años, alcanzaron su punto máximo alrededor de 580 millones y comenzaron a colapsar hacia los 500 millones de años atrás. Durante ese periodo, el flujo interno de rocas calientes bajo la corteza contribuyó a su inestabilidad, provocando un aplanamiento parcial pero dejando una “raíz” profunda en el manto terrestre que sigue intacta hoy.

Un continente que aún guarda sorpresas
Este tipo de investigaciones no solo tienen valor para la geología pura. Comprender cómo evolucionó la topografía subglacial de la Antártida es esencial para predecir el comportamiento futuro de sus glaciares y su impacto en el nivel del mar. Además, estos hallazgos pueden ofrecer pistas sobre la evolución de los climas extremos, la historia de los supercontinentes y los ciclos de vida del planeta.
El comunicado de prensa original, emitido por la Universidad de Wisconsin-Oshkosh, destaca que estamos ante un continente mucho más dinámico de lo que se pensaba. El hielo, que durante tanto tiempo nos ha impedido ver lo que hay debajo, comienza ahora a revelar una historia que va más allá del frío: una historia de colisiones, montañas perdidas, continentes rotos y paisajes que han influido en la evolución misma del sistema climático terrestre.
A medida que la tecnología avance y sea posible perforar con mayor facilidad el hielo antártico, es probable que sigamos encontrando capítulos inéditos en esta narración geológica. Y es que, como demuestran los últimos hallazgos, la Antártida aún guarda secretos que podrían cambiar nuestra visión del mundo.
La investigación ha sido difundida a través de la revista científica Earth and Planetary Science Letters.
Fuente de TenemosNoticias.com: www.muyinteresante.com
Publicado el: 2025-06-03 08:18:00
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