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Este pez camina por el fondo del mar y encuentra su comida con las patas

Este pez camina por el fondo del mar y encuentra su comida con las patas

Si alguna vez has visto El asombroso mundo de Gumball, seguramente recuerdas a Darwin, el simpático pez con patas que camina por tierra firme como si fuera un humano más. Aunque Darwin es una creación ficticia, en el mundo real hay un pez que parece sacado directamente de esa caricatura: el petirrojo marino del norte (Prionotus carolinus). Este peculiar habitante marino también tiene patas, pero en lugar de usarlas para caminar por la ciudad, las emplea para recorrer el fondo del océano en busca de comida.

Una imagen imaginaria de un pez con patas y zapatos. Fuente: Midjourney / Eugenio Fdz.

El océano alberga un sinfín de criaturas que rompen nuestras expectativas sobre qué es exactamente un pez y cómo creemos que son. Uno de estos ejemplos es el petirrojo marino, Prionotus carolinus, una especie que no solo nada como la mayoría de los peces, sino que también puede, de hecho, caminar. Usando aletas modificadas, o “patas”, este pez explora su entorno al desplazarse por el fondo marino. Sin embargo, su capacidad para caminar no es lo más sorprendente. Los miembros especializados actúan como órganos sensoriales que permiten al pez encontrar y capturar presas enteras escondidos en la arena a través de la detección táctil y química. Un reciente artículo publicado en Current Biology analizó en detalle este comportamiento único del petirrojo marino. Los autores, liderados por Corey A.H. Allard, descubrieron que las “patas”, aunque comúnmente utilizada para desplazarse, y el “pulgar” sirven como sensores altamente especializados. A través de experimentos y análisis, el equipo de investigación ha demostrado que las “patas” están cubiertas de papilas sensoriales que permiten al pez localizar comida a través del contacto táctil y la discriminación química. Este es un caso fascinante de la evolución de un órgano para servir a múltiples fines. Con un poco de libertad, podríamos llamarlas aleta-pata-lengua.

Imagen inspirada en Darwin, el simpático pez de dos patas de la serie «El asombroso mundo de Gumball». Fuente: ChatGPT / Eugenio Fdz.

Las patas del petirrojo marino: mucho más que herramientas de locomoción

La mayoría de los peces nadan con sus aletas, como cabe esperar. Sin embargo, el petirrojo marino usa sus aletas como “patas” para moverse en lecho marina. A pesar de que en realidad son registros modificados de las aletas pectorales, le permiten pasear y localizar, además, sus objetivos, enterrados en la arena. Sus «patas»  funcionan como “extensión” de los órganos de percepción, otro punto en el que este pez se desvió de la norma. En sus incursiones, introduce sus «patas» claramente en la arena. Los utiliza para descubrir rastros de información tanto de señales químicas como de estímulos basados en el tacto, lo que le permite encontrar percebes y cangrejos ocultos.

El uso de estas patas para detectar presas se debe a la combinación de varios factores sensoriales. En primer lugar, las papilas que cubren las patas están diseñadas para captar pequeñas cantidades de aminoácidos liberados por las presas enterradas, lo que convierte a estas extremidades en una especie de «sensor de sabores» para el pez. Estas papilas sensoriales no solo detectan compuestos químicos, sino que también son sensibles al tacto, lo que le permite saber cuándo ha tocado un objeto enterrado, como una concha. Los estudios muestran que las patas del petirrojo marino responden a moléculas químicas específicas liberadas por las presas, como la L-alanina, y a estímulos mecánicos suaves .

El petirrojo marino «andando» y «oliendo» el fondo marino. Fuente: Anik Grearson

Además, estas extremidades están densamente inervadas con neuronas especializadas que transmiten información sensorial directamente al cerebro del pez, un aspecto que le permite una búsqueda eficiente de alimentos en un entorno donde la visión está limitada por la escasez luz y la turbidez del agua. Los nervios que conectan las patas al sistema nervioso central están especialmente adaptados para procesar tanto estímulos químicos como táctiles. Una combinación evolutiva que convierta a las patas en órganos multifuncionales altamente desarrollados. De hecho, se ha comprobado que las patas son significativamente más sensibles a ciertos compuestos químicos que las otras partes del cuerpo del pez .

«Este es un pez que desarrolló patas utilizando los mismos genes que contribuyen al desarrollo de nuestras extremidades y luego reutilizó esas patas para encontrar presas utilizando los mismos genes que nuestras lenguas usan para saborear la comida — bastante alucinante,» dice Nicholas Bellono de la Universidad de Harvard en Cambridge, MA.

En comparación con otros animales marinos, esta adaptación es similar a la de criaturas como el pez sapo (Batrachoididae), que también utiliza apéndices sensoriales para detectar presas en el fondo marino. Sin embargo, lo que hace al petirrojo marino único es la especialización extrema de sus patas, que no solo sirven para localizar presas enterradas, sino también para diferenciar texturas en la arena y manipular objetos pequeños. Estas patas, al igual que otros apéndices sensoriales de animales marinos, son una innovación evolutiva que le permite explotar un nicho ecológico muy particular .

Representación imaginaria de las patas de los petirrojos marinos. En ellas tienen «sensores» de sustancias químicas y presión. Fuente: ChatGPT / Eugenio Fdz.

No todos los petirrojos marinos «caminan» igual

Dentro del género, hay especies de petirrojos marinos que, aunque poseen patas similares, no las usan de la misma manera. Para responder a esta cuestión, los investigadores compararon el comportamiento del Prionotus carolinus con el Prionotus evolans, una especie que también tiene patas, pero no las utiliza para buscar presas enterradas. El Prionotus evolans no excava en la arena y depende más de la detección visual para capturar presas. Este contraste también se refleja en su anatomía; mientras que las patas del P. carolinus tienen una forma aplanada y están densamente cubiertas de papilas sensoriales, las del P. evolans son más delgadas y menos especializadas para la detección de estímulos. Estas diferencias sugieren que la capacidad de excavar y detectar presas enterradas es una adaptación relativamente reciente en algunas especies de petirrojos marinos.

David M. Kingsley es otro de los autores del estudio y sobre este asunto se ha expresado así: «Originalmente nos impresionaron las patas que comparten todas petirrojos marinos y que las hacen diferentes de la mayoría de los otros peces«.

‘Prionotus carolinus’. Fuente: iNaturalist

Referencias

  • Allard C.A.H., Herbert A.L., Krueger S.P., Liang Q., Walsh B.L., Rhyne A.L., Gourlay A.N., Seminara A., Baldwin M.W., Kingsley D.M., Bellono N.W. (2024). Evolution of novel sensory organs in fish with legs. Current Biology, 34(1), 1-8. https://doi.org/10.1016/j.cub.2024.08.014

Fuente de TenemosNoticias.com: www.muyinteresante.com

Publicado el: 2024-09-28 05:06:09
En la sección: Muy Interesante

Publicado en Humor y Curiosidades

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