Un hallazgo inesperado está cambiando nuestra comprensión sobre la compleja historia evolutiva en Asia. Investigadores de la Universidad de Hawái y la Academia China de Ciencias han propuesto una nueva especie humana, Homo juluensis, basada en un exhaustivo análisis de fósiles de hasta 300.000 años de antigüedad. Este descubrimiento, publicado en Nature Communications, podría revolucionar el estudio de nuestros ancestros en el Lejano Oriente, cuestionando antiguos paradigmas y abriendo nuevas preguntas sobre quiénes somos y de dónde venimos.
La historia detrás del hallazgo
La clave para identificar a Homo juluensis no fue el descubrimiento de nuevos fósiles, sino la reexaminación de restos hallados en la década de 1970 en el sitio arqueológico de Xujiayao, en el norte de China. Estos fósiles, que incluyen dientes y fragmentos de cráneos, habían desconcertado a los científicos durante años.
Según Christopher J. Bae, principal autor del estudio, este estudio aclara un registro fósil homínido que solía incluir todo lo que no se podía asignar fácilmente a Homo erectus, Homo neanderthalensis o Homo sapiens.
Mediante nuevas técnicas de análisis, los investigadores descubrieron que las características dentales y craneales de estos fósiles no encajaban con ninguna especie conocida. En particular, los molares eran notablemente grandes, similares a los de los enigmáticos Denisovanos, pero con rasgos que justificaron su inclusión como una nueva especie.

Un gigante entre homínidos
Uno de los aspectos más sorprendentes de Homo juluensis es el tamaño de su cráneo. Con una capacidad craneal estimada entre 1.700 y 1.800 centímetros cúbicos, superaba significativamente tanto a Homo sapiens (1.350 cm³) como a los Neandertales (1.450 cm³).
Esta capacidad craneal, combinada con una robustez general, sugiere que Homo juluensis pudo haber sido excepcionalmente adaptado a las duras condiciones del Pleistoceno medio. Vivían en pequeños grupos, cazaban animales como caballos salvajes y utilizaban herramientas de piedra para sobrevivir en un entorno frío y hostil.
¿Denisovanos o una nueva rama?
El estudio también plantea una controvertida hipótesis: ¿y si los Denisovanos, conocidos principalmente por su ADN y unos pocos restos fósiles, no fueran una especie distinta, sino una población de Homo juluensis?
Según los autores del estudio, uno de los aspectos que siempre llamó la atención sobre los molares Denisovanos era su tamaño considerable. Los molares de Xujiayao, nuestro espécimen tipo, también son bastante grandes.
Aunque esta idea ha generado debate, el estudio subraya la necesidad de una revisión de los fósiles de Denisova, junto con otros restos encontrados en Asia.

Un entorno diverso y complejo
El registro fósil del este de Asia está emergiendo como un verdadero rompecabezas evolutivo. Además de Homo juluensis, especies como Homo floresiensis y Homo luzonensis ya habían demostrado que la región era un crisol de diversidad homínida.
Durante el periodo comprendido entre hace 300.000 y 50.000 años, al menos cuatro especies distintas habitaron Asia, interactuando y, en algunos casos, mezclándose genéticamente. Esto desafía modelos lineales como el de la evolución multirregional, que postulaba una transformación gradual de Homo erectus a Homo sapiens sin grandes interrupciones.
En palabras de Bae, «el registro del este asiático nos obliga a reconocer la complejidad de la evolución humana y a revisar nuestros modelos para reflejar mejor el creciente registro fósil».
Implicaciones para la evolución humana
El descubrimiento de Homo juluensis no solo amplía la lista de especies homínidas conocidas, sino que también cuestiona cómo entendemos la evolución humana.
Por ejemplo, los hallazgos en Xujiayao sugieren que Homo juluensis utilizaba herramientas para procesar pieles animales, lo que podría indicar un grado avanzado de comportamiento cultural. Además, su extinción, que probablemente ocurrió hace unos 50,000 años, coincide con la expansión de Homo sapiens en la región, lo que podría implicar competencia directa.
Finalmente, el ADN de Denisovanos hallado en poblaciones modernas, como los habitantes de Melanesia, podría ser en realidad un legado de Homo juluensis, estableciendo un vínculo directo entre esta antigua especie y los humanos actuales.

El futuro de la investigación
El estudio es solo el comienzo de una serie de investigaciones que buscarán confirmar la existencia de Homo juluensis y su relación con otras especies homínidas. Nuevas excavaciones en Xujiayao y análisis genéticos adicionales podrían arrojar luz sobre este misterioso ancestro.
Mientras tanto, el descubrimiento nos recuerda que la evolución humana es una historia aún incompleta, llena de giros inesperados y preguntas sin responder. Como señaló Bae, esta investigación no solo mejora nuestra comprensión científica, sino que también enriquece nuestra conexión con el pasado.
Referencias:
- Bae, C.J., Wu, X. Making sense of eastern Asian Late Quaternary hominin variability. Nat Commun 15, 9479 (2024). doi: 10.1038/s41467-024-53918-7
Fuente de TenemosNoticias.com: www.muyinteresante.com
Publicado el: 2024-11-30 07:00:00
En la sección: Muy Interesante