¿Qué nos hace humanos? La respuesta parece obvia, pero tiene una enorme profundidad si la analizamos con cuidado. Es posible que la brecha evolutiva entre nuestra especie y el resto de grandes simios no sea tan amplia como históricamente se ha pensado.
La conexión perdida: humanos, simios y herramientas. Fuente: Midjourney / Eugenio Fdz.
Los humanos modernos somos el resultado de un largo proceso de transformación que comenzó, aproximadamente, hace siete millones de años en el continente africano. En ese momento, el linaje humano se separó de los chimpancés, con los que compartimos un ancestro común, e iniciamos nuestro propio camino evolutivo. Los pasos clave de este proceso incluyen la aparición de diferentes especies que fueron desarrollando características como la bipedestación, el aumento del tamaño cerebral, el dominio de herramientas o el uso del lenguaje y la comunicación compleja. La suma final de estas peculiaridades nos define como especie y nos hacen diferentes del resto. ¿Cuánto? Aquí es donde surge el debate.
El abismo ontológico: la brecha evolutiva
Algunas posturas filosóficas y antropológicas defienden la existencia de un “abismo ontológico” entre las capacidades naturales de los seres humanos y las del resto de los seres vivos. Los elementos responsables de esta marcada discontinuidad serían aspectos “tan humanos” como la autoconciencia, la creatividad, la moralidad y la capacidad simbólica y el lenguaje.
Una de las singularidades que justifica esta brecha evolutiva es nuestra capacidad para diseñar y manipular herramientas elaboradas y transmitir estos conocimientos de una generación a la siguiente. Hace 2.6 millones de años Homo habilis comenzó a utilizar piedras afiladas para cortar carne, procesar vegetales y romper huesos para acceder al tuétano de su interior. A pesar de que no existe ninguna evidencia de la utilización de un lenguaje complejo, estos individuos fueron capaces de transmitir estos conocimientos mediante la observación, la imitación y seguramente una completa colección de gestos, señales y expresiones faciales. La manipulación de herramientas facilitó la supervivencia mediante la caza y el procesamiento de alimentos, pero, ¿es una destreza vinculada únicamente al desarrollo cognitivo, social y cultural de los seres humanos?
Ejemplo de habilidad humana asociada a la inteligencia ¿pinturas rupestres? Una imagen que quiera representar el proceso evolutivo humano. Fuente: Midjourney / Eugenio Fdz.
Una brecha salvada por las herramientas
Existen otras especies animales que muestran este sorprendente comportamiento. Por ejemplo, los pulpos, que pueden hacer uso de las cáscaras de los cocos como armadura protectora; las nutrias utilizan las piedras como martillo para abrir las conchas de los moluscos; o los chimpancés. Lógicamente nuestros parientes más cercanos hacen gala de una inteligencia muy cercana a la nuestra.
Durante 1969, mientras realizaba trabajos de campo en Guinea Ecuatorial, el etólogo español Jordi Sabater Pi documentó como estos animales utilizaban palos afilados para dar caza a las pequeñas presas que les servían de alimento. Nuestros parientes más cercanos afilan los palos mordisqueándolos o rompiéndolos para formar una punta y luego los usan para explorar agujeros, extraer termitas y hormigas de su nido o como lanzas rudimentarias para cazar pequeños primates nocturnos.
El uso de herramientas no es exclusivo del ser humano. Fuente: Midjourney / Eugenio Fdz.
Unas semanas después de hacer públicas sus conclusiones, la famosa primatóloga Jane Goodall comunicó los mismos hallazgos. Sus trabajos en el Parque Nacional Gombe Stream en Tanzania demostraban que los chimpancés, entre otros comportamientos, usan piedras para romper nueces, hojas para beber agua y palos para cazar y medir la profundidad del agua.
Estos descubrimientos obligaron a replantear las definiciones de humanidad y a ampliar nuestra comprensión de la inteligencia animal. Sabater Pi y Goodall fueron los pioneros en romper la división que se creía que existía entre humanos y animales.
Pese a la importancia de sus estudios sobre el comportamiento animal, el trabajo de Jordi Sabater Pi quedó históricamente eclipsado por una pequeña cría de gorila con el pelaje blanquecino. El científico español fue el descubridor de “Copito de Nieve”, el único gorila albino del que se haya tenido noticia en todo el mundo y, durante años, el símbolo del zoológico de la ciudad de Barcelona.
Recreación de «Copito de nieve», el único gorila albino conocido en la historia. Fuente: Midjourney / Eugenio Fdz.
Chimpancés y gorilas: nuestros parientes cercanos
Si los seres humanos y los chimpancés se separaron filogenéticamente hace 7 millones de años, la divergencia con los gorilas se produjo en torno a los 8 – 10 millones de años. Podemos decir que son los segundos parientes más cercanos que tenemos y, como era de esperar, también muestran esas habilidades que, equivocadamente, hemos siempre vinculado con el desarrollo de la inteligencia humana.
Los gorilas, al igual que los chimpancés, han demostrado la capacidad de usar herramientas, aunque en menor medida y frecuencia. Las observaciones de campo realizadas en 2005 por varios equipos de científicos en las selvas del norte de la República del Congo, documentaron la utilización de ramas a modo de bastón, para medir la profundidad de una charca, como puente para cruzar una zona de aguas pantanosas o para remover los ingredientes de su comida. Los científicos están casi seguros de que estos conocimientos son transmitidos de padres a hijos y se heredan de generación en generación.
Dian Fossey fue a los gorilas lo que Jane Goodall es a los chimpancés. La zoóloga estadounidense dejó, literalmente, su vida en el estudio de este grupo de primates en las selvas de Ruanda. A lo largo de su investigación, Fossey descubrió que los sonidos juegan un papel crucial en la comunicación de los gorilas. Estos sonidos les permiten transmitir una variedad de mensajes entre ellos, desde la expresión de emociones hasta la coordinación social en el grupo.
Analizando la intencionalidad de este comportamiento ¿no es un ejemplo del uso del lenguaje y la comunicación compleja? Si regresamos al inicio del artículo, esta era otra de las habilidades que diferenciaban al ser humano del resto de animales. Igual es que en verdad no somos especies tan diferentes.
Uno de los casos más sorprendentes en este grupo de primates es el de Koko. Esta hembra de gorila se hizo famosa en la década de los 70 por ser capaz de comunicarse con fluidez a través del lenguaje de signos. Este aprendizaje fue parte de un experimento realizado por la psicóloga Francine «Penny» Patterson, quien se esforzó en enseñar a Koko desde una edad muy temprana. Aunque los gorilas no pueden producir sonidos complejos como los humanos debido a las diferencias anatómicas de su aparato fonador, Koko pudo aprender a utilizar más de 1.000 signos. No podemos afirmar que «hablara» en el sentido humano del término, pero su habilidad para utilizar un lenguaje de señas y comunicar una amplia gama de emociones y deseos fue un logro extraordinario, que abrió nuevas perspectivas sobre la inteligencia de los gorilas y su capacidad para comprender el lenguaje humano.
Escena imaginaria de Jane Goodall interaccionando con un chimpancé. Fuente: ChatGPT / Eugenio Fdz.
Los Ángeles de Leakey
No sería correcto acabar este artículo sin mencionar a Biruté Galdikas, famosa por su trabajo pionero con los orangutanes de Borneo. Al igual que Dian Fossey (con gorilas) y Jane Goodall (con chimpancés), Galdikas es una de las tres discípulas de Louis Leakey, el célebre paleoantropólogo que impulsó investigaciones de largo plazo sobre grandes simios en su hábitat natural.
Tres mujeres, conocidas cariñosamente como «los Ángeles de Leakey«, en referencia a la exitosa serie que emitió la televisión estadounidense en la década de los 70. Tres científicas que vienen a demostrar, una vez más, el papel tan fundamental que ha cumplido, cumple y debe cumplir la mujer en la ciencia a lo largo de la historia.
Fuente de TenemosNoticias.com: www.muyinteresante.com
Publicado el: 2024-09-22 07:23:19
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