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la película que desafió la historia y la censura

la película que desafió la historia y la censura

Carne de fieras es una película de gran valor histórico para el cine de nuestro país, prohibida y perdida durante más de cincuenta años y en la que se dan diferentes situaciones realmente sorprendentes.

Fue producida por la CNT (Confederación Nacional del Trabajo), de ideología anarcosindicalista, y posteriormente prohibida y escondida. Afortunadamente hoy en día la cinta es de dominio público y la podemos disfrutar.

Rodado en diferentes escenarios madrileños, el film arranca en el parque del Retiro, donde junto al estanque dos hombres conversan mientras unos niños recogen colillas del suelo. Los niños son colilleros, un modo de vida penoso para aquellos menores que recogían lo que quedaba de los cigarrillos tirados e intentaban sacar provecho de ello, rehaciéndolos y vendiéndolos de nuevo a precio reducido.

Militante anarquista con una bandera de la CNT, organización responsable de la producción de Carne de fieras.Álbum

Todo era reducido para estos críos que malvivían en las calles en torno al parque. Pequeños pícaros, en su mayoría huérfanos, que se muestran en pantalla como una cruda realidad del momento. Uno de estos niños, al que apodan «Perragorda», será clave en el desenlace del film.

Es un muchacho que destila ternura tanto en sus intervenciones como en el cuidado que los actores tienen con él, y cada vez que interviene es una delicia contemplarlo. Es asombroso cómo tantos años después, dichas escenas logran transmitir sentimientos tan profundos que traspasan la pantalla y llegan al espectador de forma rotunda. Estremece pensar lo que vendría después y qué pasaría con esos niños que aparecen en las imágenes.

El protagonista de nuestra historia es Pablo, un boxeador de gran corazón que apenas lleva casado un año y salva a un niño huérfano de morir ahogado, adoptándolo y cuidando de él. La sorpresa llega cuando sorprende a su mujer con otro hombre, se separa de ella y cae en una profunda depresión que le hace perder un duro combate.

Sin embargo, en su recuperación conoce a una joven francesa apodada «La Venus rubia», una artista circense —también en la vida real—, que repite un mismo número cada noche. Desnuda y encerrada en una jaula, realiza una extraña danza entre leones mientras un domador la protege con su látigo mientras un domador la protege con su látigo para dominar a las fieras.

Tina de Jarque fue una de las vedettes más populares en las primeras décadas del siglo xx.EFE

Boxeador y artista se enamorarán y entre encuentros y acercamientos de Pablo a la chica, este sufrirá un intento de asesinato. Durante la investigación del suceso el niño adoptado será clave, y gracias a él se resolverá el misterio pudiendo ser atrapado finalmente el culpable. La película mantiene el hilo narrativo con solvencia hasta más o menos las tres cuartas partes del metraje.

Sin embargo, hacia el final todo se precipita en una consecución poco creíble, histriónica y disparatada. Aún y todo es una joya fílmica por todo el valor testimonial que posee.

Conceptos pronto impensables

El primer fotograma de Carne de fieras se sitúa en un soleado día en el madrileño parque del Buen Retiro, en donde un boxeador y su ayudante meriendan sentados junto a una mesita mientras la mujer del púgil rema en un bote apaciblemente.

Esta mujer, a espaldas del marido, coqueteará con el que es su amante, que rema en otro bote cercano. Así comienza esta película, enseñándonos diferentes realidades del momento: niños colilleros, indicios de infidelidad marital, personas acomodadas que disfrutan de su ocio y una mujer francesa que aparece y resulta ser una vedette, que realiza desnudos encerrada en una jaula y rodeada de leones.

Todos estos conceptos serán impensables muy pocos años después, una vez pasada la guerra. Apenas avanza el metraje, entre el minuto trece y el catorce se rueda una escena insólita y única en el cine español, tanto para el séptimo arte como para la propia historia.

Los dos amigos llegan a una terraza y mientras se disponen a beberse unas cervezas, cerca de la glorieta de Atocha, pasan unos milicianos con sus fusiles; había estallado la guerra civil española y se estaba grabando en ese momento. En los cafés ignoraban lo que se les venía encima, el documento es de un gran valor fílmico.

Hedy Lamarr protagónizo el primer desnudo de la historia del cine en la producción checoslovaca éxtasis (1933)Álbum

Otro escenario curioso es la playa de Madrid: por aquel entonces se anunciaba tal playa interior en un cartel que decía: «Playa de Madrid, a quince minutos de la Puerta del Sol».

La filmación nos enseña dicha playa artificial con sus bañistas que parece incluso que miran a cámara y saludan. Junto a sus aguas estancas y en bañador aparece Tina de Jarque, llamada «La belleza del arte frívolo».

Película maldita

La película nunca llegó a ser estrenada y, después de pasar cincuenta y seis años escondida, un buen día apareció en el Rastro de Madrid. Pasó por diferentes manos hasta que en 1992 los 42 rollos fueron adquiridos por la Filmoteca de Zaragoza.

Ana Marquesán y Ferrán Alberich se encargaron de restaurar y recomponer siguiendo el orden de claquetas encontrados en los diferentes rollos de celuloide. Fue considerada malditapor diversos motivos, en parte no solo al ostracismo y el olvido a la que fue condenada, sino al devenir de alguno de sus protagonistas. Es el caso de la citada Tina de Jarque a la que anunciaban como «La belleza del arte frívolo».

Aparecía ya en la película alemana Bigamiade 1922, y desde 1931 en los teatros españoles como «La primera mujer desnuda»en el cine español sería Marlène Grey con la película que nos ocupa—.

Pablo Álvarez Rubio en un fotograma de Drácula (1931).Álbum

Tres años antes de Carne de fieras, en 1933, se había realizado el primer desnudo de la historia del cine y también el primer orgasmo, con la actriz Hedy Lamarr en la producción checoslovaca Ekstase (Éxtasis), dirigida por Gustav Machatý.

Tina de Jarque fue una artista itinerante, circense e innovadora en las artes escénicas. Poco después de estallar la Guerra Civil la actriz escapó, desapareciendo para siempre. Unos dicen que se fugó a Francia, otros que su carreta fue interceptada rumbo a Valencia y fue fusilada en tierras levantinas.

Lo cierto es que jamás se volvió a saber de ella, y su cuerpo nunca apareció. Se comenta que coqueteó con ambos bandos, fue amante de unos y otros, y los celos, la traición y la guerra fueron lo que acabó con su vida. Hay quien dice que, al ser rechazado por ella, el miliciano Abel Domínguez la acusó de espía, provocando así su fusilamiento.

Incluso se cuenta que en el momento de su muerte portaba joyas robadas del bando nacional. Quién sabe. Parece ser que, al igual que en Carne de fieras, su actitud traicionera resultaría fatal para el devenir de su propio destino.

Como adelantábamos, la primera mujer en desnudarse ante una cámara en una película española sería Marlène Grey, llamada «La Venus rubia», una actriz francesa itinerante y circense con un arriesgado número. Consistía en aparecer desnuda encerrada en una jaula junto a unos leones mientras efectuaba una extraña danza.

La leyenda dice que años después la delgada y rubia actriz moriría durante un espectáculo en un circo de Tánger, devorada por los leones. Otras fuentes apuntan a que su muerte se produjo en un escenario marsellés, y hay quien afirma que se la siguió viendo en diversas actuaciones en Marruecos.

Lo cierto es que tras la película jamás se supo algo de ella con exactitud. En un diario de la época llamado Crónica, que además aparece en la película, el periodista valenciano Rafael Martínez Gandía la presentaba así: «Una mujer desnuda entre cuatro leones. La emocionante danza de Marlène Grey en la jaula de las fieras».

Armand Guerra, el director de Carne de fieras, se llamaba realmente José Estívalis Cabo, y poco después de estallar la guerra tuvo que abandonar la película casi a la carrera, logrando escapar a París, donde tenía una hija. Pero su suerte no duró demasiado, ya que en 1939 un aneurisma le sorprendió en plena calle, cayendo al asfalto parisino y falleciendo en el acto.

Niños perdidos

Del niño «Perragorda» jamás se supo, ni siquiera cómo se llamaba, ya que no aparece en los rollos encontrados. Su figura representa un enigma y destila la metáfora de la propia guerra, la desmemoria, el olvido y la barbarie; como un triste y cruel sinónimo de tantos niños perdidos durante y después

Hay quién apunta a que pudo llamarse José Díaz, y de lo que estoy seguro es de que hubo muchos José Díaz desaparecidos para siempre en aquellos fatídicos días.

Un compañero de reparto en el film, Alfredo Corcuera, «Picatoste», escapó del país al estallar la guerra y corrió más suerte que el director Armand Guerra.

Pudo llegar hasta México y seguir trabajando en el cine interpretando diferentes personajes en películas como El hijo de Cruz Diablo (1941), Aventuras de Cucuruchito y Pinocho (1943) y La niña de mis ojos (1947).

La venganza de Ramón Novarro

El actor que interpreta a Pablo fue en la vida real Pablo Álvarez Rubio, dramaturgo que ya había conquistado Hollywood en nada menos que la icónica película de Universal Studios Drácula (1931), haciendo del inolvidable loco Renfield. Tuvo una destacada carrera profesional, lamentablemente hoy olvidada.

En 1935, —apenas un año antes de rodar el film que nos ocupa—, era entrevistado por el periodista Florentino Hernández Girbal para la revista Cinegramas. En dicha entrevista, Álvarez Rubio destacaba la labor de tantos españoles que en los años 30 habían hecho las Américas triunfando en la industria norteamericana.

El actor había pasado de ser un galán teatral a un malo de película, y sus papeles de villano eran frecuentes. Su propio tío Casimiro Álvarez había fundado el periódico La Prensa en Nueva York, y posteriormente se había mudado a Los Ángeles, donde ejercía como crítico cinematográfico para diferentes e importantes medios de comunicación.

Una cinta así sería impensable bajo la censura del pensamiento ultraconservador impuesto durante la dictaduraASC

Gracias a él su sobrino Pablo pudo viajar a Los Ángeles y efectuar una serie de recitales poéticos, tanto en la Universidad de California como en la Biblioteca Popular de la ciudad angelina. Allí fue captado por un cazatalentos que le ofreció su primer contrato cinematográfico firmando con Warner Bros para la película Los que danzan (1930) dirigida por William McGann, por la que percibió un sueldo de setecientos cincuenta dólares a la semana.

En un primer momento el director dudó en confiarle el papel de gangster debido a su cara de buena persona, pero confió en él y tuvo tanto éxito que le valió otro contrato, en este caso para la Universal trabajando en la versión hispana de Drácula dirigida por George Melford.

Tal fue el entusiasmo del director que llevó a Gary Cooper para que presenciara el rodaje, siendo felicitado cariñosamente por el espigado y célebre actor. Pablo llegaría a conocer al propio Charles Chaplin, pero tiempo después las cosas se complicarían para Álvarez.

Llegó a firmar un contrato con Metro Goldwyn Mayer, sin embargo echaron para atrás su participación en el film debido a una mala crítica de su tío a la última película de Ramón Novarro, Sevilla de mis amores (1930). Novarro la tomó con el periodista español y su antipatía la pagó con su sobrino Pablo, cerrándole las puertas de los Estudios.

Novarro, cuyo verdadero nombre era Juan Ramón Gil, en aquel momento era el responsable del departamento de producción española, y a raíz de este incidente la participación española comenzó a decaer y en poco tiempo quedó completamente suspendida.

Poco después Pablo Álvarez Rubio volvió a España, donde seguiría trabajando incluso después de la Guerra Civil teniendo una amplia trayectoria en películas como Raza (1942), Los misterios de Tánger (1942), Santander, la ciudad en llamas (1944), Los últimos de Filipinas (1945), El verdugo (1948), Agustina de Aragón (1950), Don Juan Tenorio (1952), Tres eran tres (1955) o su última película Pecado de omisión (1974). Pablo Álvarez Rubio fallecería en Madrid en 1983.

Carne de fieras nos ofrece una historia que podríamos considerar arriesgada, no tanto en aquel momento sino meses después. Terminada la guerra se instauraría un régimen de dictadura y una cinta así sería algo impensable bajo la censura del pensamiento ultraconservador impuesto por Franco.

La grandeza del film reside en que en aquel momento no supone tal escándalo, dado que todo lo que expresa el metraje lo hace de forma natural ,y eso nos ayuda a comprender la realidad de sus días.

Fuente de TenemosNoticias.com: www.muyinteresante.com

Publicado el: 2024-05-28 12:30:00
En la sección: Muy Interesante

Publicado en Humor y Curiosidades

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