Un nuevo estudio demuestra que las hormonas sexuales femeninas no solo regulan la fertilidad: también transforman el cerebro. Investigadores de la Universidad de California siguieron, por primera vez y en tiempo real, cómo el ciclo hormonal modifica las neuronas del hipocampo, una región clave para la memoria y el aprendizaje espacial. Descubrieron que durante los días de mayor estrógeno, el cerebro literalmente se reorganiza: forma más conexiones, transmite mejor las señales y crea mapas mentales más precisos.
Este hallazgo no solo desafía viejos mitos sobre la variabilidad femenina, sino que abre la puerta a una neurociencia más completa, que tenga en cuenta los ritmos del cuerpo como aliados del pensamiento.
El ciclo estral en ratonas modifica de forma reversible y cíclica la arquitectura y actividad de las neuronas del hipocampo. Así lo demuestra el estudio publicado en Neuron, realizado por investigadores de la Universidad de California en Santa Bárbara. Mediante microperiscopios personalizados e imagenología 2P de calcio, el equipo siguió la dinámica de neuronas CA1 durante varios ciclos hormonales, observando tres niveles de plasticidad: espinas dendríticas, propagación de señales y código espacial.

Relevancia en humanos y neurociencia personalizada
Aunque el estudio se realizó en ratonas, los autores sugieren implicaciones directas en humanos. Investigaciones previas han demostrado que el volumen del hipocampo humano también varía a lo largo del ciclo menstrual, y que los receptores hormonales están igualmente presentes.
La coautora Emily Jacobs ya había observado estos efectos en mujeres mediante neuroimagen. La conjunción de ambos enfoques, en humanos y animales, refuerza la idea de que los ciclos hormonales modulan activamente la función cerebral, y no solo aspectos reproductivos.
Incluso en hombres podría haber fluctuaciones hormonales relevantes. La testosterona se convierte en estradiol a través del proceso de aromatización, y también actúa sobre receptores estrogénicos en el cerebro, incluyendo el hipocampo. Esto sugiere que la plasticidad hormonal podría ser un fenómeno más universal de lo que se creía.
La neurociencia personalizada podría beneficiarse de estos hallazgos. Comprender cómo el estado hormonal afecta la función cognitiva podría optimizar el diseño de terapias, intervenciones educativas o estudios de neuroimagen según el momento del ciclo en cada persona.
El cerebro no es estático: cambia con las hormonas y mejora la capacidad de aprendizaje
Durante la fase de proestro, cuando el estradiol alcanza su punto máximo, las neuronas del hipocampo generan más espinas dendríticas. La densidad aumenta entre un 20 % y 30 % respecto a otras fases del ciclo. Aunque muchas espinas desaparecen tras la ovulación, algunas persisten y adoptan formas más estables, como tipo «stubby», lo que sugiere que se integran funcionalmente en circuitos de memoria.
Estas espinas nuevas no son solo decorativas: aumentan la capacidad de las neuronas para recibir y procesar señales. El estudio observó un aumento en el acoplamiento entre el soma y las dendritas, permitiendo que los potenciales de acción retrocedan con mayor fuerza hacia las ramas dendríticas. Esta retropropagación es clave para la plasticidad sináptica y la consolidación de recuerdos.
La codificación espacial también se vio afectada por el ciclo hormonal. Las «place cells» del hipocampo mostraron campos más estables y precisos durante proestro. Es decir, cuando los niveles de estradiol eran altos, los mapas mentales del entorno eran más confiables y coherentes, lo que sugiere una mejora temporal en la memoria espacial.

Una sinfonía neuronal orquestada por el estradiol
El estradiol no actúa de forma difusa en el cerebro: tiene receptores específicos en zonas como el hipocampo. Aunque este órgano no está directamente implicado en funciones reproductivas, presenta una alta densidad de receptores estrogénicos, lo que sugiere un papel adaptativo en la cognición y el aprendizaje.
Los investigadores observaron que el aumento de espinas coincide con una mayor respuesta funcional. Las neuronas reciben más entradas, procesan más información y ajustan su comportamiento en función de las demandas cognitivas del entorno. Esto podría tener implicaciones evolutivas: un cerebro más plástico en ciertas fases del ciclo podría optimizar la conducta según el contexto.
La propagación de potenciales de acción hacia las dendritas también se vio potenciada por el estradiol. Este fenómeno, llamado retropropagación, es fundamental para los mecanismos de refuerzo sináptico. En proestro, las señales eléctricas no solo viajan hacia el axón, sino también hacia atrás, informando a la neurona sobre su propia actividad reciente.
Los datos muestran que la plasticidad sináptica inducida por estradiol es amplia, reversible y funcional. Esta remodelación no es patológica ni aleatoria, sino una adaptación dinámica que responde a las fases del ciclo hormonal, optimizando la capacidad del cerebro para codificar y almacenar información.
Aprendizaje espacial potenciado
Las «place cells» son neuronas del hipocampo que se activan en ubicaciones específicas del entorno. Estas células permiten construir mapas mentales y desempeñan un papel central en la navegación y la memoria espacial. Su funcionamiento puede evaluarse observando cómo responden al mover al animal por diferentes escenarios.
Durante el proestro, estas neuronas mostraron patrones de activación más estables. El código espacial era más preciso y coherente, lo que indica una mejora temporal en la codificación del entorno. En cambio, durante estrus (fase de bajo estradiol), las respuestas eran más variables y menos confiables.
Este hallazgo confirma que los cambios estructurales inducidos por hormonas tienen consecuencias funcionales. Las espinas adicionales y el acoplamiento somatodendrítico no solo modifican la arquitectura neuronal, sino también la capacidad de aprender y recordar espacios.
La relación entre hormonas y aprendizaje no es nueva, pero esta es la primera vez que se demuestra en el mismo animal a lo largo del ciclo. Gracias a las técnicas de imagen in vivo, los investigadores pudieron seguir células específicas durante semanas, observando en tiempo real cómo cambian según el estado hormonal.

Un cerebro cíclico, plástico y perfectamente funcional
El estudio demuestra que el cerebro femenino no es más variable, sino cíclicamente predecible y funcional. Las oscilaciones hormonales no generan ruido biológico, sino que orquestan un sistema de plasticidad reversible con beneficios cognitivos específicos.
Este trabajo desmiente mitos sobre la inestabilidad femenina en ciencia. Muestra que las mujeres pueden ser estudiadas con la misma precisión que los hombres, siempre que se tenga en cuenta el ciclo hormonal como una variable relevante, no como un problema.
Los hallazgos abren nuevas líneas de investigación sobre aprendizaje, memoria y salud mental. Comprender cómo las hormonas remodelan el hipocampo podría ayudar a explicar diferencias en susceptibilidad a enfermedades, o a mejorar tratamientos cognitivos.
El estradiol no solo regula la fertilidad: también sincroniza el aprendizaje con el cuerpo. El cerebro, lejos de ser estático, responde a las señales internas con una plástica coreografía de conexiones, listas para aprender.
Referencias
- Goard MJ, Wolcott NJ, Redman WT, Karpinska M, Jacobs EG. The estrous cycle modulates hippocampal spine dynamics, dendritic processing, and spatial coding. Neuron. (2025). doi:10.1016/j.neuron.2025.07.003
Fuente de TenemosNoticias.com: www.muyinteresante.com
Publicado el: 2025-05-26 11:10:00
En la sección: Muy Interesante