Un reflejo ancestral que despierta una poderosa respuesta biológica. Rascarse es un comportamiento instintivo, tan arraigado en los mamíferos que se ha mantenido a lo largo de la evolución. Aunque generalmente se considera un síntoma molesto en enfermedades cutáneas como la dermatitis, un nuevo estudio publicado en Science este año plantea que el acto también cumple un papel inesperado en la defensa inmunitaria.
El equipo liderado por científicos de la University of Pittsburgh, en colaboración con otras instituciones, analizó los mecanismos celulares y neuronales que se activan cuando una persona se rasca en respuesta al picor. Sus hallazgos revelan que el rascado no solo intensifica la inflamación alérgica, sino que también estimula una respuesta protectora contra bacterias como Staphylococcus aureus, uno de los patógenos cutáneos más comunes.
El circuito neuroinmunológico detrás del rascado
Los investigadores descubrieron que rascarse activa un complejo circuito neuroinmunológico en el que participan neuronas sensoriales, neuropéptidos y mastocitos, células clave del sistema inmune. En modelos experimentales con ratones, se demostró que rascarse induce la liberación de sustancia P (SP) por parte de neuronas que expresan el receptor Trpv1.
Esta sustancia actúa como mensajero bioquímico, activando los mastocitos a través del receptor MrgprB2, lo que potencia la inflamación al actuar de forma sinérgica con otro canal ya conocido: el receptor FcεRI, activado por alérgenos o por la propia bacteria S. aureus. Esta doble activación de los mastocitos incrementa la liberación de factor de necrosis tumoral (TNF), un potente mediador inflamatorio.

Rascarse agrava la inflamación alérgica de la piel
En experimentos de hipersensibilidad por contacto tipo 2, los ratones que podían rascarse desarrollaban una inflamación cutánea significativamente mayor, con mayor desgranulación de mastocitos, aumento en los niveles de TNF y un fuerte reclutamiento de neutrófilos, células del sistema inmune innato.
Por el contrario, cuando se impidió el rascado —ya sea mediante ablación genética de neuronas de picor o barreras físicas—, los niveles de inflamación disminuyeron de forma considerable. Sin embargo, al estimular artificialmente las neuronas Trpv1 sin rascado físico, se restauró la respuesta inflamatoria, confirmando el papel central del circuito neuroinmunológico activado por el rascado.
Una conducta con beneficios evolutivos inesperados
Uno de los hallazgos más sorprendentes del estudio es que rascarse no solo activa la inflamación, sino que también fortalece la defensa contra infecciones cutáneas. En un modelo de infección por Staphylococcus aureus, los ratones que podían rascarse presentaron una menor carga bacteriana en la piel en comparación con aquellos a los que se les impidió rascarse.
Esto sugiere que la activación sinérgica de los mastocitos también estimula la inmunidad innata contra agentes patógenos, como una respuesta adaptativa que protege frente a infecciones superficiales.
Un impacto en la microbiota de la piel
El estudio también demostró que el rascado reduce la diversidad microbiana en la piel, lo que implica un efecto directo sobre el equilibrio del ecosistema cutáneo.
Si bien esta alteración puede ayudar a eliminar bacterias patógenas, también podría perturbar la microbiota benéfica, especialmente en condiciones de picor crónico.

Una explicación al “ciclo picor-rascado-inflamación”
Este trabajo proporciona una base científica para entender el llamado «ciclo picor-rascado-inflamación», un fenómeno ampliamente reconocido en dermatología. En enfermedades como la dermatitis atópica, el rascado exacerba el picor y agrava el daño en la piel, perpetuando el círculo vicioso.
Ahora, se entiende que el daño no es solo mecánico, sino producto de una activación dual de los mastocitos que potencia la inflamación, incluso más allá de la respuesta inicial a los alérgenos.
¿Rascarse es siempre perjudicial?
El estudio sugiere que el rascado es un arma de doble filo: mientras puede aumentar la inflamación en enfermedades alérgicas, también representa un mecanismo defensivo ante infecciones cutáneas.
Este hallazgo resuelve una aparente contradicción evolutiva: ¿por qué un comportamiento que daña la piel persiste en la naturaleza? La respuesta es que también cumple una función protectora clave frente a amenazas externas.
Implicaciones clínicas y futuras terapias
Estos resultados abren nuevas posibilidades terapéuticas en enfermedades inflamatorias de la piel. Al comprender los mecanismos que activan los mastocitos a través de vías neuronales, podrían desarrollarse nuevos tratamientos que bloqueen estos receptores sin suprimir por completo la respuesta inmunitaria.
Los autores del estudio plantean la posibilidad de diseñar fármacos que regulen el receptor MrgprB2 o la vía de la sustancia P, con el objetivo de reducir la inflamación sin comprometer la defensa contra infecciones.

Un nuevo enfoque para tratar el prurito y las enfermedades de la piel
El trabajo también invita a repensar el tratamiento del prurito crónico. Actualmente, muchas terapias se enfocan en suprimir la sensación de picor, pero ignoran los efectos colaterales del rascado en la respuesta inmunitaria. Esta nueva comprensión neuroinmunológica podría conducir a abordajes más integrales que controlen tanto el síntoma como su impacto inflamatorio y microbiológico.
Una conducta cotidiana con un profundo impacto biológico
Este estudio demuestra que el simple acto de rascarse es mucho más que un reflejo molesto: activa una red de mecanismos biológicos que influyen en la inflamación, el sistema inmune y la microbiota cutánea. La investigación, liderada por el equipo del Dr. Daniel H. Kaplan y publicada en Science, marca un hito en la comprensión del eje neuroinmunológico cutáneo.
Ahora, la ciencia comienza a comprender por qué rascarse, aunque a veces perjudicial, también puede salvarnos de infecciones.
Referencias
- Andrew W. Liu, Youran R. Zhang, Daniel H. Kaplan, et al. Scratching promotes allergic inflammation and host defense via neurogenic mast cell activation. Science, 2025. doi: 10.1126/science.adn9390
Fuente de TenemosNoticias.com: www.muyinteresante.com
Publicado el: 2025-03-21 04:00:00
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