Cuando Sargón II, uno de los grandes monarcas del Imperio Asirio, ordenó la construcción de una nueva capital en el siglo VIII a.C., su visión era la de una ciudad monumental que reflejara su poder. Sin embargo, su repentina muerte en el 705 a.C. hizo que su sucesor, Senaquerib, abandonara el proyecto y trasladara la corte a Nínive. Desde entonces, la historia de Khorsabad quedó envuelta en el misterio y, durante siglos, los arqueólogos creyeron que esta urbe jamás llegó a completarse. Un reciente estudio geofísico, sin embargo, ha cambiado esta percepción por completo.
Un equipo internacional de científicos ha utilizado tecnología magnética de última generación para analizar el subsuelo de Khorsabad, conocida en la antigüedad como Dur-Sharrukin. Lo que han descubierto es sorprendente: un extenso complejo urbano, con una villa colosal de 127 habitaciones, jardines reales y edificaciones monumentales que evidencian que la ciudad estuvo más desarrollada de lo que se pensaba. Este hallazgo demuestra que Khorsabad no fue un simple proyecto inacabado, sino un enclave vibrante que pudo haber albergado a una población considerable antes de su abandono.
Un escáner del pasado sin necesidad de excavar
La clave de este descubrimiento ha sido el uso de un magnetómetro de alta precisión, un dispositivo capaz de detectar estructuras enterradas mediante la medición de las alteraciones en el campo magnético del suelo. Gracias a esta tecnología, los arqueólogos han podido “ver” a través de la tierra sin necesidad de excavar, un método no invasivo que permite obtener una visión panorámica del sitio antes de planificar futuras intervenciones arqueológicas.
El equipo de investigadores, trabajando en condiciones difíciles en el norte de Irak, recorrió a pie la vasta extensión de la antigua ciudad, cargando a mano los pesados instrumentos para evitar atraer la atención con drones o vehículos. Durante una semana de exploración, lograron cartografiar un 7% del área total de Khorsabad, lo que equivale a casi tres millones de pies cuadrados. Los resultados fueron impactantes: la ciudad, lejos de ser solo un conjunto de ruinas inacabadas, contaba con una infraestructura bien organizada y edificios impresionantes.

La ciudad perdida que desafía las creencias previas
Hasta ahora, la mayoría de los estudios sobre las capitales asirias se habían centrado en sus grandes palacios y monumentos, dejando de lado la posibilidad de que más allá de estos complejos existiera un tejido urbano desarrollado. Este hallazgo llena una laguna importante en la comprensión de la sociedad asiria, ya que sugiere que Khorsabad no era solo una ostentosa manifestación del poder de Sargón II, sino un espacio habitado y funcional.
Entre los descubrimientos más notables se encuentra una villa de 127 habitaciones, un complejo que, por su tamaño y distribución, es comparable con la Casa Blanca en términos de magnitud. También se han identificado posibles jardines palaciegos, un sistema de fortificaciones y una puerta de agua que probablemente servía para abastecer la ciudad. Estas evidencias indican que, al menos por un tiempo, Khorsabad fue un centro administrativo y político en pleno funcionamiento.

El legado de Sargón II y el futuro de la investigación
Sargón II fue uno de los monarcas más ambiciosos del Imperio Asirio, y su decisión de fundar una nueva capital fue un acto de audacia política. La repentina interrupción de su proyecto ha llevado a siglos de especulación sobre el verdadero alcance de Khorsabad. Ahora, con estas nuevas evidencias, se abre la posibilidad de reescribir la historia de la ciudad y de la propia estructura del imperio.
El siguiente paso en la investigación será determinar si estas estructuras ocultas contienen más información sobre la vida cotidiana en la antigua Asiria. El equipo arqueológico planea realizar excavaciones dirigidas basadas en los datos del magnetómetro para confirmar la función de los edificios detectados. Esto podría ofrecer una visión sin precedentes sobre cómo se organizaban las ciudades en la época de Sargón II y cómo era la vida de sus habitantes más allá de los muros del palacio real.
El descubrimiento de una ciudad perdida que desafía siglos de creencias arqueológicas es un recordatorio de lo mucho que queda por aprender sobre las civilizaciones antiguas. A medida que la tecnología sigue evolucionando, herramientas como el magnetómetro permitirán revelar más secretos del pasado sin necesidad de excavar. Y quizás, en los próximos años, Khorsabad deje de ser vista como un proyecto inconcluso para ser reconocida como lo que realmente fue: una metrópoli asiria vibrante, cuyo esplendor estuvo oculto bajo la arena durante casi 2.700 años.
Fuente de TenemosNoticias.com: www.muyinteresante.com
Publicado el: 2025-02-16 09:46:00
En la sección: Muy Interesante