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símbolo de eternidad y resurrección

símbolo de eternidad y resurrección

El ave Fénix surca los cielos como testimonio de la renovación sin fin a lo largo de lo siglos. Está en el firmamento de las leyendas como un ave mítica envuelta en llamas con poderes de eterna renovación. Esto significa renacer de sus propias cenizas como un símbolo de fortaleza inquebrantable en medio de la adversidad. Su historia trasciende el tiempo, inspirando cuentos de resiliencia, transformación y la infinita posibilidad de un nuevo comienzo. Esta visión majestuosa y mágica, envuelta en un resplandor dorado, suele capturar la imaginación cultural por su aire de misterio y esperanza.

Un ciclo de vida eterno

La longevidad del fénix es legendaria. Se dice que esta ave vive cientos, incluso miles de años, antes de consumirse en un gran fuego. Sin embargo, de sus cenizas surge una nueva criatura, idéntica a la anterior, para iniciar un nuevo ciclo de vida. Este proceso de renacimiento ha sido interpretado como una metáfora de la muerte y el renacimiento, así como de la capacidad del espíritu humano para superar las adversidades y emerger transformado.

A lo largo de la historia, el fénix ha trascendido culturas y ha sido adoptado como símbolo de esperanza, renovación y transformación. Desde la antigua Grecia hasta las civilizaciones orientales, esta criatura mítica ha inspirado a poetas, artistas y filósofos. Su capacidad para renacer de las cenizas se ha convertido en un arquetipo universal, representando la posibilidad de un nuevo comienzo y la superación de los obstáculos.

Ave fénix y el ‘Ba’

El fénix es un símbolo de eternidad y de resurrección, temas recurrentes en la cosmogonía egipcia. Entre sus muchas atribuciones se le consideraba el ba –una fuerza poderosa comúnmente relacionada con el concepto de alma– del dios creador Atum, así como de las deidades Ra y Osiris. El país del Nilo usó su presencia periódica vinculada al Sol para marcar el tiempo. Posiblemente se correspondería con el llamado Gran Año egipcio, lo que le concedió a su culto una enorme popularidad.

La fama de este mito llegaría incluso al mundo griego, donde eruditos como Hesíodo, en el siglo VII a. C., y Heródoto, doscientos años después, se encargaron de transmitirlo. Sin embargo, sufrió varios cambios radicales durante el proceso.

En primer lugar, de su nombre bennu se extraería la voz griega phoinix, y de esta última más tarde la latina phoenix. Efectivamente, muchos investigadores concuerdan en que la leyenda de la famosa ave que resurge de sus cenizas provie ne de la mitología egipcia. Con el tiempo solo quedarían algunas similitudes entre ambas.

Animales similares

En 1979, la arqueóloga Ella Hoch, de la Universidad de Copenhague, en Dinamarca, descubrió en la región isleña de Umm al-Nar, en los Emiratos Árabes, los huesos de un ave particularmente grande.

Ave fénix. Gemini
El pájaro inmortal o el ave fénix. Imagen: Gemini.

Se trataba de un tipo de garza desconocida, cuyas dimensiones superaban a las de la Ardea goliath, que alcanza 1,40 m de altura, la más grande de las especies actuales. El análisis por radiocarbono indicó que los fósiles databan de aproximadamente el año 3000 a. C. Este dato, junto con la reconstrucción artística del animal, recordaban a las diversas representaciones pictóricas del antiguo mito de bennu o benu, el pájaro inmortal, por lo que Hoch decidió nombrar a su espécimen Ardea bennuides.

De acuerdo con la antropóloga, la extinta garza de Heron –así se la conoce vulgarmente– bien pudo haber inspirado la leyenda de aquella ave sagrada, que cada quinientos años viajaba desde Arabia hasta Iunu (Heliópolis entre los griegos), una de las más importantes urbes del Imperio egipcio, para finalizar su ciclo de vida e iniciar uno nuevo.

A imagen de la garza

Hay diversas interpretaciones que tratan de explicar la fascinación que durante siglos se ha mantenido por el ave de fuego. Una es su carácter cíclico, semejante al de la naturaleza, que muere en invierno y renace en primavera. De igual manera, no parece descabellado suponer que se encuentra asociado a movimientos astronómicos, como la puesta y nacimiento del sol.

Otra conjetura está relacionada con la garza bennu. Esta probablemente tenía ciclos bien definidos de anidación o de migración cerca de Heliópolis, aunque es imposible confirmarlo. Son tantas y variadas las referencias que se han hecho en torno a ella que lo más probable es que no exista una única respuesta. Borges tenía mucha razón cuando afirmaba que en la historia de la humanidad “pocos mitos habrá tan difundidos como el del fénix”.

El phoinix y su forma

Heródoto aporta su visión de la leyenda concebida en Egipto en el tomo II del libro «Los nueve libros de la historia». Ya nombrándolo como phoinix (fénix), el historiador griego acepta solo una existencia en pinturas, pues se aparece en Heliópolis cada medio milenio. Este fénix es como el águila en forma y tamaño al águila, con plumas doradas y carmesíes, en lugar de la gris garza de esbelta figura y largas patas representada en los jeroglíficos.

Su máximo atributo sería la habilidad para renacer. Una de las muchas versiones relata que cuando el fénix conocía que le quedaba poco tiempo de vida, construía un nido con ramas de incienso y otras maderas aromáticas para acurrucarse y esperar el fin mientras entonaba tristes y bellas melodías.

Llegada la hora, agitaba fuertemente sus alas y producía un fuego con el que se inmolaba por completo. De entre los restos emergía un diminuto gusano que buscaba los rayos del sol para nutrirse y así convertirse en el nuevo fénix.

Un hálito de muerte

Bajo esta forma, el bennu-fénix emprendía el viaje desde la lejana Arabia hasta el templo del Sol en Heliópolis para ofrendar el cadáver de su progenitor, al que previamente embalsamaba dentro de un huevo elaborado con mirra y otros inciensos.

El ave fénix. Gemini
El ave fénix ocupa un lugar entre las criaturas fantásticas en todo el mundo. Imagen: Gemini.

Esta reformulación hizo que poco a poco el fénix egipcio dejara de ser un ente sagrado. En cambio, pasó a ocupar un lugar entre las criaturas fantásticas de los mitos mundiales, aunque no por ello se empañó su figura, como explica el historiador de las religiones Marcel Detienne en su libro «Los jardines de Adonis» (1972). Este señala que, en esa forma, “el ave es un ser solar, posado en lo más alto. Escapa a la condición mortal, pero sin llegar a conocer la inmortalidad divina: renace perpetuamente de sus cenizas”. Es decir, representa la creación y la renovación.

“La vida del fénix sigue un curso circular, crece y decrece, nace, muere y renace”, indica Detienne. Así, se trata de una de las bestias de más larga vida dentro del panteón mitológico, pues cuando está a punto de morir, resucita. El fénix ha sido por ello estudiado con insistencia a lo largo de los siglos.

En la literatura: de Borges a Claudiano

En «El libro de los seres imaginarios», el escritor argentino Jorge Luis Borges (1899-1986) refiere que muchas de las características que hoy se conocen sobre este pájaro son añadidos incorporados por una gran variedad de autores –como la “hermosa cresta que alumbra en la oscuridad”, que el erudito Plinio el Viejo (23-79) le adjudicó; o la esperanza de vida que el historiador romano Tácito (56-120) le calculó, 1.461 años–.

El poeta romano Claudio Claudiano (370-404) es el responsable de su capacidad de resurgir directamente de las cenizas como un polluelo y de que sea inmune a la “necesidad de saciar su hambre o apagar su sed”.

A diferencia de otras criaturas legendarias clásicas, el fénix logra mantener su vigencia durante toda la Edad Media. En parte, a través de los bestiarios, pero sobre todo gracias a la tarea iniciada por Clemente de Roma, quien utilizó su efigie como símbolo de Cristo y sus enseñanzas, caso de la resurrección del cuerpo y del alma inmortal, y su inmolación como un acto de purificación. De ahí que en la Edad Media –aunque también en el arte y literatura del Renacimiento– aparezca en diversas representaciones artísticas, sobre todo en aquellas de índole religiosa.

Roelof van den Broek, experto en estudios clásicos, señala en el libro «The Myth of the Phoenix, According to Classical and Early Christian Traditions» (1972) que la evolución de los símbolos y significados del fénix es visible, los cuales tienen una gran variedad de orígenes. En el cristianismo, por ejemplo, “es una alegoría de la resurrección de la carne, la certeza de una vida futura”; aunque por lo general mantiene su relación con el astro rey.

El ave fénix en otros medios de expresión

Es un elemento recurrente en películas, cómics y televisión a lo largo de los años. En la gran pantalla, el Fénix es representado como un símbolo de transformación y renacimiento. A menudo asociado con personajes que renacen de sus cenizas de forma heroica y poderosa.

Arte gráfico y audiovisual

La representación del ave Fénix en las diferentes formas de medios ha servido como una metáfora poderosa para la transformación personal y el renacimiento espiritual. En la televisión es un motivo recurrente en series que exploran temas de resiliencia, superación, la capacidad de renacer de las adversidades, la oscuridad y la destrucción.

El ave fénix. Gemini
“Pocos mitos habrá tan difundidos como el del fénix”, Borges. Imagen: Gemini.

En películas épicas es un símbolo de esperanza y redención, a menudo asociado con personajes que atraviesan pruebas difíciles para emerger renovados y fortalecidos. La pantalla grande retrata al Fénix de manera espectacular, con efectos visuales impresionantes que capturan su resplandor y majestuosidad.

En cómics, la imagen del Fénix explora temas de poder desenfrenado, responsabilidad y sacrificio, agregando capas de complejidad a las narrativas de superhéroes. Las historias analizan dilemas morales, luchas internas y el poder de la redención a través de la resurrección. Es especialmente prominente en el universo de los cómics de Marvel, donde el poderoso Fénix se ha manifestado a través de personajes como Jean Grey,

Otros míticos emplumados

La capacidad de la mayoría de las aves para volar, junto con el colorido plumaje y enigmático canto que presentan algunas de ellas, ha hecho que se cuenten entre los animales que más se mencionan en los mitos de diversas culturas. A menudo se las considera símbolos del fuego y del Sol. En el antiguo Egipto, por ejemplo, a ciertos dioses, como Horus y Ra, se los relacionaba con el halcón: cada uno era representado con una cabeza de esta rapaz, también vinculada al astro rey. En este mismo sentido, algunos pueblos prehispánicos adoptan al pequeño colibrí como una manifestación del Sol en la Tierra.

Asimismo, el fénix parece tener parientes en diferentes civilizaciones. En China nos encontramos con el fenghuang, un pájaro mítico que con otras tres bestias –la tortuga, el dragón y el unicornio– se encarga de mantener el universo en orden. Entre los árabes, tenemos el qaqnus, de dulces cantos; garudá, parecido a un águila enorme, aparece en el hinduismo; y ho-o, el fénix-pavo real, anida en la tradición japonesa.

Referencias:

  • Hill, J. S. (1984). The Phoenix. Religion & Literature, 61-66.doi: https://www.jstor.org/stable/40059246
  • Freán Campo, A. (2018). El mito del ave Fénix en el pensamiento simbólico romano. doi: http://hdl.handle.net/10366/139269
  • Manero Sorolla, M. D. P. (1991). La imagen del Ave Fénix en la poesía de cancionero. Anuario De Estudios Medievales21(1), 291–305. https://doi.org/10.3989/aem.1991.v2

Fuente de TenemosNoticias.com: www.muyinteresante.com

Publicado el: 2024-12-04 13:27:00
En la sección: Muy Interesante

Publicado en Humor y Curiosidades

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