Temidas y odiadas, pero a la vez objeto intenso de la curiosidad humana, las arañas nunca han provocado indiferencia a nuestra especie. Ligadas a esta desde sus orígenes por muy diversos motivos, las arañas han inspirado leyendas como el mito griego de Aracne, bailes folclóricos como la tarantela italiana, e incluso a colosales personajes de la cultura pop como Spiderman, de Marvel Comics.
Sin embargo, si por algo destacan hoy día estas criaturas, es por el pánico que desatan en cuanto son nombradas, así como por los titulares amarillistas que acaparan cíclicamente en cuanto llega el verano: todo el mundo cree que va a morir mordido por una. Mordido, que no picado: al contrario que ocurre con sus familiares los escorpiones, que inyectan toxinas con la cola, las arañas hacen lo propio con sus aparatos bucales, llamados quelíceros. Y sí, casi absolutamente todas las especies del mundo son venenosas, incluso las que están ahora mismo en tu ciudad.
Araña lobo ‘Lycosa hispanica’. Foto: Fernando Cortés-Fossati
De las 52.200 especies de arañas descritas por la ciencia hoy día, más del 99% posee un par de glándulas de veneno.
Sin embargo, el quid de la cuestión no es si son o no venenosas las arañas, sino para qué ha sido moldeada, a lo largo de su historia evolutiva, esta herramienta química que poseen. Una historia evolutiva que comenzó hace alrededor de 400 millones de años, que se dice pronto. Y la respuesta es que el veneno está principalmente diseñado para abatir a las presas de las que se alimentan, es decir, insectos y otros Artrópodos. Que no personas. Es por ello por lo que el 99,5 % de las arañas son totalmente inocuas para nosotros. Y, no, esa roncha con dos puntos rojos con la que te has despertado en el brazo no te la provocó una araña.
El 99,5 % de las arañas son totalmente inocuas para nosotros
La mayoría de ellas ni siquiera tienen fuerza mecánica para traspasar nuestra piel. Y de entre esa minoría, menos especies aún pueden provocar cuadros de importancia médica en los humanos, las cuales son casos puntuales que sin duda escapan a la norma.
Por si fuera poco, de entre esos casos puntuales, más raro aún es a su vez que alguna especie provoque mordeduras que desemboquen en consecuencias serias para el paciente. Actualmente, únicamente se reconocen diez géneros de araña de importancia médica, entre ellos los de las famosas viudas negras, las arañas violinistas o la araña de embudo australiana.
Macho de Eresus. Foto: Fernando Cortés-Fossati
Sin embargo, incluso para ellas, los casos de envenenamiento severos registrados en personas son realmente anecdóticos. Además, en el caso de muchas de estas arañas, viven en lugares muy concretos, puntuales en el mundo, en los que es difícil que se dé un encuentro con un humano.
En España, concretamente, en base a casos hospitalarios registrados entre 1997 y 2020 y estudiados en un trabajo científico reciente, los casos anuales de envenenamiento severo producidos por arañas se cifran en menos de 0.1 por cada millón de habitantes, y aún así, la cifra se cree sobreestimada.
A pesar de ello, estos animales son presa fácil de las noticias sensacionalistas, por los sentimientos de recelo que despiertan entre los ciudadanos, que se vuelven vulnerables a la desinformación: no dudarán en clicar una notica cuyo titular rece que una peligrosa araña anda suelta por el país, y cuya mordedura puede provocar aciagos finales.
Aunque se han planteado hipótesis sobre un posible origen evolutivo del miedo a las arañas, la realidad es que se desconocen las causas exactas de este rechazo. Este podría tener incluso un origen cultural.
Araña lobo (Lycosa hispanica). Foto: Fernando Cortés-Fossati
En cualquier caso, este temor parece ser lucrativo. A pesar de existir una amplia producción científica sobre la inocuidad general de estos animales, lo más usual es que las noticias sobre arañas versen sobre aspectos negativos, exageraciones, y estén escritas con información no contrastada, capciosa, con errores, o en ellas se muestren datos o casos anecdóticos –incluso no confirmados– como la norma establecida. Tal es el problema que existen investigaciones científicas que han estudiado el impacto de estas noticias sensacionalista y su alcance, que provocan un efecto perjudicial sobre la población.
Entre algunos ejemplos de noticias amarillistas difundidas usualmente, cabe destacar las recurrentes alertas sobre oleadas de arañas violinistas que desembocan en histerias colectivas, o la tergiversación de información derivada de estudios científicos reales. En este último caso cabe destacar el caso de una investigación publicada en 2017, que destacaba el importante papel de las arañas como controladores de plagas, y que aseveraba que estos animales eran los depredadores más eficientes del mundo: cada año, estos arácnidos consumen entre 400 y 800 millones de toneladas de presas, un peso mayor al de toda la humanidad. A raíz de ello, comenzaron a aparecer por doquier titulares que aseveraban que, si las arañas trabajasen en equipo, nos comerían a todos. Una decisión poco responsable, visto el flaco favor que se hace a la sociedad con estos titulares.
Araña Napoleón (Synema globosum). Foto: Fernando Cortés-Fossati
En definitiva, si queremos generalizar sobre las arañas, hemos de decir que las arañas son inofensivas para las personas, y que además juegan un papel indispensable para moldear el mundo que conocemos. Sin ellas, la realidad en la que vivimos colapsaría, y es por ello por lo que debemos conservarlas: debido a nuestras acciones nocivas sobre el medio, son ellas las que están viendo en jaque su existencia. Depende de nosotros el poder cambiar esta situación, lo que pasa primero por aprender a estimar a estas maravillosas criaturas.
Referencias:
- Cortés-Fossati, F. & Méndez, M (2024). Comparative medical importance of spider bites in Spain over 1997–2020: a retrospective study based on hospital cases coded using ICD. Journal of Medical Entomology, 61(4), 891–899
- Davey, G. C. (1994). The» disgusting» spider: The role of disease and illness in the perpetuation of fear of spiders. Society & Animals, 2(1), 17-25.
- Landová, E., Janovcová, M., Štolhoferová, I., Rádlová, S., Frýdlová, P., Sedláčková, K., & Frynta, D. (2021). Specificity of spiders among fear-and disgust-eliciting arthropods: Spiders are special, but phobics not so much. PloS one, 16(9), e0257726.
- Mammola, S., Nanni, V., Pantini, P., & Isaia, M. (2020). Media framing of spiders may exacerbate arachnophobic sentiments. People and Nature, 2(4), 1145-1157.
- Mammola, S., Malumbres-Olarte, J., Arabesky, V., Barrales-Alcalá, D. A., Barrion-Dupo, A. L., Benamú, M. A., … & Chuang, A. (2022). An expert-curated global database of online newspaper articles on spiders and spider bites. Scientific data, 9(1), 109.
- Nyffeler, M., & Birkhofer, K. (2017). An estimated 400–800 million tons of prey are annually killed by the global spider community. The Science of nature, 104(3), 1-12.
Fuente de TenemosNoticias.com: www.muyinteresante.com
Publicado el: 2024-07-31 07:25:53
En la sección: Muy Interesante