Durante el primer semestre de 2025, la economía colombiana dio señales de vida, en las que las cifras de crecimiento del PIB sorprendieron al alza, el consumo de los hogares se aceleró y la inflación continuó su senda descendente y si bien, a primera vista, el país parecía sacudirse del letargo económico que lo afectó en 2024; para los expertos y gremios, el repunte observado no alcanza para cantar victoria.
Las proyecciones de los principales centros de análisis, como BBVA Research, Bancolombia, Credicorp Capital y el Banco de Bogotá, coinciden en que Colombia crecerá entre 2,3% y 2,7% este año, lo cual es una mejora frente al débil 0,7% del año pasado, pero sigue lejos del crecimiento potencial que necesita el país para cerrar sus brechas estructurales en empleo, inversión y productividad.
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Esto, sin pasar por alto que gran parte de este impulso económico se sostiene en un motor de corto alcance como el gasto público; mientras que, con la inversión privada aún estancada, el consumo ha sido el principal salvavidas de la actividad económica.
Remesas históricas, empleo en ascenso y una lenta pero persistente reducción de las tasas de interés han empujado el gasto de los hogares. Sin embargo, tras ese aparente dinamismo se oculta una paradoja inquietante en la que Colombia crece más de lo previsto, pero sobre una base frágil, sostenida por una expansión fiscal que cada vez genera más dudas sobre su sostenibilidad.
Crecimiento Económico.
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Alertas fiscales
La suspensión de la regla fiscal, la presión sobre las finanzas públicas y la persistente desconfianza empresarial son señales de que, aunque la economía se mueve, lo hace con modestia, y que aunque el país está avanzando, lo hace hipotecando su equilibrio futuro y en medio de una alta incertidumbre dentro del mercado.
Para entender qué hay detrás de este repunte aparente, es necesario mirar más allá de las cifras generales y adentrarse en la anatomía económica de este semestre, que se ha caracterizado, además de los temores, por un crecimiento desigual y una pronunciada crisis en sectores que durante años habían sido combustible para avanzar.
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Por otra parte, si el crecimiento del PIB fue la cara visible del repunte económico del primer semestre, el consumo privado fue su principal músculo, ya que en medio de un contexto de inflación moderándose, mejores condiciones laborales y un entorno monetario más flexible, los hogares volvieron a gastar.
Las cifras de Raddar lo ilustran con claridad al informar que en mayo, por ejemplo, el consumo de los hogares fue de $95,2 billones, con un crecimiento real del 4,76%, una mejora significativa frente a la caída del -0,02% registrada en el mismo mes del año pasado.

Crecimiento Económico
Cortesía – A.P.I.
A esta tendencia se sumaron dos factores atípicos pero determinantes. Por un lado, las remesas, que alcanzan niveles cercanos al 3% del PIB, han representado una inyección de liquidez externa que sostiene parte del consumo, sobre todo en regiones intermedias. Así mismo, el auge del trabajo remoto ha facilitado la contratación de colombianos por parte de empresas extranjeras, generando un ingreso adicional que no siempre pasa por los canales tradicionales de empleo formal.
Este dinamismo del gasto contrasta con el letargo de la inversión, ya que la formación bruta de capital fijo, uno de los indicadores clave del crecimiento sostenible, sigue estancada y en ese sentido, Credicorp Capital advierte que la inversión privada continúa en niveles bajos y que no hay señales claras de recuperación en los próximos meses.
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Entre tanto, el BBVA Research calcula que la participación de la inversión sobre el PIB es de apenas 17,2%, una cifra insuficiente para cerrar las brechas de infraestructura, productividad y empleo de calidad que arrastra el país.
A todo esto hay que sumar que Colombia ha celebrado en el primer semestre del 2025 la tasa de desempleo mensual más baja desde 2001 con un 8,8% en abril y un 9% en mayo; datos que aunque parecen una señal clara de recuperación del mercado laboral, esconden una realidad mucho más compleja en la que la mayor parte del empleo que se ha creado es informal, precario y autogestionado.
Según el Dane, entre mayo de 2024 y mayo de 2025 se crearon más de 700.000 empleos, pero más del 74% de ellos fueron por cuenta propia. Es decir, personas que, ante la falta de oportunidades formales, decidieron emprender actividades por su cuenta, muchas veces sin seguridad social, sin estabilidad y con ingresos volátiles. Así mismo, la informalidad sigue elevada con un 56,8% a nivel nacional y más del 84% en zonas rurales.

Riesgos Fiscales – Economía
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¿Sirve el salvavidas?
Buena parte del crecimiento observado en el primer semestre no se explica por una recuperación orgánica del aparato productivo, sino por un actor que ha cargado con el peso del impulso económico y es el Estado, puesto que el gasto público, en particular el gasto corriente y de inversión del Gobierno nacional, ha sido decisivo para sostener la actividad económica en estos primeros seis meses del año.
Tanto el Banco de Bogotá como Bancolombia reconocen que el impulso fiscal ha sido clave para explicar la mejora del PIB en el primer semestre. Sin embargo, ambos advierten que ese crecimiento ha sido “comprado” a través de un mayor endeudamiento y el relajamiento de los compromisos fiscales.
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También advirtieron que la decisión del Gobierno de suspender la regla fiscal mediante la activación de la cláusula de escape fue interpretada por los mercados como una señal de que el margen de maniobra institucional está siendo agotado.
El Marco Fiscal de Mediano Plazo (MFMP) 2025-2035, presentado a mediados de junio, reveló que el déficit del Gobierno Central alcanzará el 7,1% del PIB este año, y que se requerirá una nueva reforma tributaria para cerrar una brecha fiscal estimada en más de $50 billones; mientras que la sostenibilidad de la deuda, cuyo saldo neto se proyecta en 63,8% del PIB para 2027, dependerá de la capacidad del Gobierno para generar ingresos permanentes sin afectar el crecimiento.

Crisis fiscal y riesgos de la economía.
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No hay confianza
Una realidad que marcó la paradoja que ha vivido el país en el primer semestre del 2025 es que mientras la gente gasta más en los hogares y la confianza del consumidor crece, no pasa lo mismo con los inversionistas y las empresas que quieren poner a correr sus capitales para generar crecimiento a futuro.
En el terreno práctico, testimonios como el de Luis Alejandro Estupiñán, gerente de Plaza Imperial, muestran cómo los comerciantes pasaron de un primer trimestre flojo a un segundo trimestre más dinámico en el que “la mitad de los locales cumplió las metas en los primeros tres meses; en el segundo trimestre sí están rebasando las metas”.
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En contraste, la inversión industrial da señales más débiles, puesto que el Índice de Confianza Industrial de Fedesarrollo para mayo fue apenas del 6,1% y aunque mejora respecto a meses anteriores, advierte que la posición para invertir se encuentra en -20,9%, reflejando un deterioro frente a febrero.
Así mismo, la industria local, como lo reconoce la Andi, sigue enfrentando dificultades como que el volumen de pedidos está por debajo de su promedio histórico, los inventarios siguen acumulándose y la confianza empresarial permanece baja.
El presidente de Acoplásticos, Daniel Mitchell, es contundente y resalta que “vamos bien en exportaciones, pero el mercado interno no va tan bien”. Incluso el DANE reportó una caída en la producción manufacturera de -3,3% y una disminución en las ventas industriales de -2,4% en mayo.

Riesgos y balance fiscal.
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Banca y finanzas
Cambiando de frente, el primer semestre dejó señales positivas en el sistema financiero colombiano, donde la cartera de crédito, que hace apenas seis meses caía 5,7% en términos reales, logró revertir su trayectoria, por lo que Asobancaria destaca que la colocación creció en 5,2 puntos porcentuales y proyecta que los datos de junio consolidarán esta recuperación.
Entre enero y abril, los desembolsos llegaron a $205 billones, frente a $193 billones del mismo período de 2024, impulsados por el programa Pacto por el Crédito, que ya movilizó $115 billones.
Lo notable de esta reactivación es que no se ha traducido en un mayor deterioro de la cartera. Al contrario, la calidad mejoró y el indicador de cartera vencida bajó a 4,5%, desde el 5,1% de un año atrás. Esto ha permitido a los bancos reducir sus provisiones, lo que libera espacio para seguir prestando.
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Esto contrasta con lo que ha pasado en los mercados financieros locales, que operaron bajo una fuerte tensión, especialmente en la deuda pública, ya que la activación de la cláusula de escape fiscal y la suspensión de la regla fiscal dispararon las alertas entre inversionistas, lo que se reflejó en el aumento de los CDS soberanos, el alza en las tasas de los TES y una menor demanda por papeles a largo plazo.
Aunque la inflación siguió descendiendo y el dólar se mantuvo relativamente estable, la creciente incertidumbre fiscal deterioró el apetito por riesgo local. Aun así, los portafolios de pensiones obligatorias tuvieron un comportamiento positivo.

Riesgos y balance fiscal.
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Según Andrés Velasco, presidente de Asofondos, entre enero y mayo las AFP generaron rendimientos acumulados por $13,18 billones, abonados directamente a las cuentas de los trabajadores, con un saldo total administrado que ya alcanza los $482,99 billones; por lo que la recuperación de los mercados internacionales y el buen comportamiento de los activos locales en abril y mayo compensaron la volatilidad registrada en marzo.
Para las voces de este sector, el buen manejo del riesgo bancario y la resiliencia del ahorro pensional contrastan con la presión creciente que soportan los activos locales ante el deterioro de las finanzas públicas. El segundo semestre dependerá, en buena parte, de la capacidad del Gobierno para restaurar la confianza fiscal y mantener la estabilidad macrofinanciera.
Despegue parcial
Dos sectores clave para el crecimiento territorial y el empleo vivieron un semestre de contrastes en el que el turismo internacional mostró señales alentadoras, pero el turismo interno y la infraestructura pública siguen enfrentando desafíos de recuperación, ejecución y planificación.
En el frente turístico, Colombia recibió 1,7 millones de visitantes no residentes entre enero y abril, con una caída de 0,8% frente al mismo período de 2024. No obstante, si se observa solo el primer trimestre, el crecimiento fue del 6,8%, lo que sugiere un repunte importante en marzo. Según Anato, esto se debe al efecto positivo de las ferias internacionales, la promoción del país y el interés creciente por los destinos nacionales entre viajeros extranjeros.
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Sin embargo, el turismo interno no repunta al mismo ritmo. Mientras los vuelos internacionales aumentaron 9,2%, los nacionales cayeron 0,1%; razón por la que la presidenta de Anato, Paula Cortés Calle, instó a renovar las estrategias para dinamizar el mercado doméstico, especialmente en destinos con potencial desaprovechado.
Aun así, hay señales de mejora en las que las agencias de viajes aumentaron sus ingresos un 7,2% y su planta laboral un 4% en lo corrido del año y el empleo total del sector cerró 2024 con 900.000 personas ocupadas y continúa al alza.

Pesos Colombianos
EFE
Por el lado de la infraestructura, el panorama es más técnico, dado que el PIB del subsector de obras civiles creció 3,8% en el primer trimestre, impulsado por megaproyectos en ejecución como el túnel del Toyo, la línea 1 del metro de Bogotá y Puerto Antioquia. Las vías 5G también comienzan a reflejarse en el valor agregado del sector, aunque su ejecución aún está lejos del ritmo ideal.
Juan Martín Caicedo, presidente de la Cámara Colombiana de Infraestructura (CCI), Agregó que «ello se da sin perjuicio del aporte que las vías 5G (Buga-Buenaventura, Nueva Malla Vial del Valle del Cauca y las Troncales del Magdalena 1 y 2) hacen en el valor agregado del sector».
Caicedo subrayó que las cifras que revela el Dane, aunque muestran un crecimiento, se encuentran rezagadas respecto a vigencias anteriores. De ahí la importancia de avanzar en la licitación de nuevos proyectos de APP y dinamizar la obra pública. Entre los procesos requeridos mencionó Estanquillo-Popayán, Villeta-Guaduas y las iniciativas privadas aeroportuarias El Dorado Max, el nuevo aeropuerto de Cartagena y Alfonso Bonilla Aragón.
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Caída en hidrocarburos
En este balance también hay que decir que el primer semestre de 2025 dejó cifras preocupantes para el sector de hidrocarburos en Colombia y que la caída sostenida en la producción de petróleo y gas, el deterioro en las reservas y la disminución en la inversión exploratoria encienden alertas sobre la autosuficiencia energética del país y su capacidad de recaudo futuro.
Según la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), las reservas probadas de gas natural cayeron 13% en 2024, pasando de 2,37 a 2,06 terapiés cúbicos, lo que reduce la vida útil del recurso de 6,1 a 5,9 años. Aunque las reservas de petróleo aumentaron marginalmente de 2.020 a 2.035 millones de barriles, la relación reservas/producción sigue siendo limitada: apenas 7,2 años, con tendencia descendente.

Ritmo económico y PIB.
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Más crítica aún es la caída en la producción efectiva. En abril, la producción de petróleo se ubicó en 714,2 mil barriles por día (kbpd), lo que representa una reducción del 9,6% anual y del 4,5% mensual. Según Campetrol, este fue el nivel más bajo desde junio de 2021. El gas comercial mostró una dinámica aún más adversa, con una producción de 809 millones de pies cúbicos por día, la más baja en cinco años, y una contracción anual de 19,2%.
Las causas no son solo coyunturales y el deterioro del entorno exploratorio también es estructural. Andrés Bitar, vicepresidente de la ACP, advirtió que la inversión exploratoria caerá a US$750 millones en 2025, un mínimo no visto ni siquiera en la pandemia. Esto compromete la reposición de reservas a mediano plazo y podría dejar al país sin nuevos descubrimientos significativos en los próximos años.
A este panorama se suma la situación financiera del sector energético en la que si bien el Gobierno saldó las deudas de 2024 en subsidios y opción tarifaria, los pasivos de 2025 ya comenzaron a acumularse nuevamente, según Andesco. Camilo Sánchez, presidente del gremio, alertó que “tenemos muchos nubarrones”, y que el pago realizado se debió más a la presión de los entes de control que a una política sostenida de responsabilidad fiscal.
Así, el semestre cierra con un sector estratégico debilitado, no solo por las cifras de producción y reservas, sino por la incertidumbre sobre el modelo energético futuro del país.; mientras la transición energética sigue en el discurso, pero sin un norte claro que garantice seguridad energética, sostenibilidad fiscal ni dinamismo productivo.
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Agricultura y comercio exterior
En medio de un panorama económico desigual, el sector agropecuario ha sido uno de los motores más consistentes del crecimiento en el primer semestre de 2025. Según el Dane, la agricultura colombiana ha crecido por encima del 7% anual, impulsada por el buen desempeño de actividades como la ganadería, los cultivos transitorios y permanentes, exceptuando el café, la pesca y la silvicultura.
Las exportaciones agropecuarias también han tenido un semestre sobresaliente, ya que en abril, las ventas internacionales del agro aumentaron un 47,7% frente al mismo mes del año anterior. Estados Unidos sigue siendo el principal destino, especialmente para productos con “pasaporte sanitario”, como frutas, flores y carnes.

Impuesto predial rural
Rodolfo González / Portafolio
Pero el café, emblema del campo colombiano, enfrenta un escenario adverso, en el que la producción cayó un 27% anual en mayo, arrastrada por un régimen de lluvias que, según la Federación Nacional de Cafeteros, ha superado en más del 90% la media histórica en zonas clave del Eje Cafetero.
El clima no es el único frente de incertidumbre y el comercio exterior también enfrenta nuevas tensiones. La reelección de Donald Trump en EE. UU. y la implementación de políticas más proteccionistas, como el nuevo arancel del 10% a las importaciones colombianas, amenazan con erosionar la competitividad del país frente a rivales como México, que mantiene arancel cero.
María Claudia Lacouture, presidenta de AmCham Colombia, advirtió que, aunque Colombia tiene 101 productos habilitados sanitariamente para exportar a EE. UU., se requiere una apuesta decidida del sector empresarial para aprovechar ese potencial. La incertidumbre de precios y barreras comerciales añade presión sobre un aparato exportador que ya enfrenta márgenes estrechos.
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Luces y sombras
Por último, el sector del entretenimiento fue uno de los más dinámicos del primer semestre y creció 15,5%, aportando 0,6 puntos al PIB, gracias al auge de los espectáculos en vivo, el consumo de calzado y marroquinería, y los juegos en línea. Sin embargo, nuevas cargas tributarias golpearon a este último segmento, con una caída del 30% en sus ingresos, según Fecoljuegos.
Las exportaciones de calzado y marroquinería superaron los US$27 millones entre enero y abril, con fuerte demanda desde Estados Unidos y América Latina. Internamente, los hogares gastaron $1,5 billones en calzado en los primeros cinco meses del año. También creció 6% la industria digital, pese a una menor inversión local, y hubo señales mixtas en gastronomía: Medellín y Barranquilla brillaron, pero Cali se rezagó.
Así las cosas, el primer semestre de 2025 dejó un panorama de contrastes; en el que la economía creció más de lo previsto, pero sigue lejos de su potencial. Mientras el consumo y sectores como el entretenimiento empujan, la inversión, el empleo de calidad y la sostenibilidad fiscal siguen debilitados. El segundo semestre exigirá señales claras para restaurar la confianza y encaminar al país hacia un crecimiento más sólido y estructural.
Fuente de TenemosNoticias.com: www.portafolio.co
Publicado el: 2025-06-30 18:28:00
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