En el marco de la feria del libro, que terminó el pasado domingo -11 de mayo- uno de los ejemplares que más comentados y curiosos fue: “los colombianos somos así” del economista Eduardo Lora, un profesional de la Universidad Nacional que ha trabajado en grandes instituciones como Fedesarrollo el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
En charla con Portafolio, contó lo que fue embarcarse en la singular aventura de descifrar la identidad colombiana con números en mano, la curiosa correlación entre la desigualdad y la religiosidad, el dilema de ser tradicionalistas y cambiantes a la vez, y el espejismo del emprendimiento como solución universal.
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¿Qué lo motivó a escribir el libro?
Bueno, yo creo que la principal motivación del libro fue darme cuenta, en algún momento, de que no había ninguna obra que estudiara distintos aspectos de la identidad de los colombianos. Lo cual es sorprendente, porque Colombia cuenta con magníficas estadísticas, especialmente a través de encuestas que captan la opinión de millones y millones de colombianos sobre los más diversos aspectos de sus vidas.
¿Cómo abordó tanta diversidad?
Pues, yo diría que no hubo una metodología demasiado estricta. Fue, básicamente, un proceso de exploración para ver qué se podía encontrar en los datos y, para mi sorpresa, como ya lo mencioné, descubrí que se podían encontrar muchas cosas. Luego, investigué qué se sabía sobre otros países en distintos temas y cómo aparece Colombia en comparación con esos otros países en cada uno de los temas.
Por ejemplo, en materia de religión o política, en todos los capítulos hay algún tipo de comparaciones internacionales para poner a Colombia en contexto. Entonces, fue un proceso de exploración estadística, un poco orientado por mis inquietudes y por las dimensiones que yo escogí, que me parecieron las más relevantes y los grupos de personas que consideré más interesantes de estudiar.
Eduardo Lora, economista.
Cortesía – A.P.I.
¿Existe el colombiano promedio?
No, aunque tenemos muchas cosas en común, todos somos distintos, y somos distintos en cientos de dimensiones. Por lo tanto, hablar de un colombiano típico no tiene sentido.
¿Cuál fue el hallazgo más relevante?
Yo creo que lo que más me sorprendió fue la comparación entre el índice de religiosidad y la concentración del ingreso. Ese gráfico me sorprendió muchísimo porque lo construí como solemos hacerlo los economistas: explorando hipótesis que surgen de repente y la mayoría de las veces, esas hipótesis se rechazan porque no hay datos suficientes o evidencia clara que las respalde. Pero esta hipótesis, en particular, resultó totalmente contundente, y fue algo que realmente me impactó.
Después descubrí que otros estudios internacionales ya habían abordado el tema, aunque yo nunca los había visto antes. Eso fue lo que más me impresionó: comprobar que Colombia es un país profundamente desigual y, al mismo tiempo, profundamente religioso. Ambas características están muy correlacionadas a nivel internacional, y la explicación radica en que, en sociedades con muchas injusticias y dificultades, la religión ofrece una especie de solidaridad y esperanza en el futuro.
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¿Pensamiento liberal o conservador?
Bueno, como lo plantea, esa es una especie de conflicto que recorre todo el libro. En muchos sentidos, los colombianos somos muy tradicionalistas, pero al mismo tiempo vivimos en una sociedad que cambia constantemente y esa tensión entre lo conservador y lo cambiante es el origen de muchos problemas.
En particular, este dilema aparece desde el capítulo de la familia. Ahí se observa cómo la familia sufre esa contradicción a través del conflicto entre el machismo arraigado en muchos colombianos y el rol cada vez más relevante de la mujer en las decisiones del hogar. Esa tensión es muy fuerte y, en gran medida, explica la prevalencia de la violencia doméstica, que sigue siendo un problema grave en Colombia.

Eduardo Lora, economista.
Cortesía – A.P.I.
¿Cómo evitó generalizar?
Ese es un tema importante porque mucha gente piensa que hay diferencias demasiado marcadas entre regiones y que, por ejemplo, el antioqueño típico es muy distinto del costeño típico o del bogotano típico. Pero no es tanto así.
Los colombianos, en general, tenemos más cosas en común que diferencias entre regiones. Sin embargo, sí hay algunos temas en los que se observan diferencias regionales relativamente importantes. Una de ellas, precisamente, es el machismo, que, por ejemplo, es mucho más fuerte en el Caribe que en Bogotá o en la zona oriental del país.
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¿Qué otras diferencias?
Otra diferencia regional relevante es la relacionada con el clientelismo, que está abordada en el capítulo de política. En el libro encontramos un índice de clientelismo calculado a partir de respuestas en encuestas, no es que yo haya inventado el concepto, solo el cálculo. Básicamente, el índice refleja el porcentaje de personas que afirman haber votado porque les compraron el voto o los presionaron para hacerlo.
En este gráfico se observan tasas claramente diferenciadas: en el Caribe, el clientelismo es mucho más fuerte que en la región pacífica o en Bogotá. Entonces, sí, hay diferencias regionales en ciertos temas específicos. Sin embargo, estas diferencias no son tan profundas como para afirmar que existen culturas o estructuras sociales completamente distintas entre regiones. En realidad, no es así.

Colombia.
Bloomberg
¿Qué caracteriza a los colombianos?
Hay muchos rasgos que distinguen a los colombianos en la región y en el mundo. Uno de los principales es que somos extremadamente religiosos, lo cual es realmente notable. También somos tradicionalistas y nos destacamos por ser uno de los pueblos más trabajadores y madrugadores del mundo. Además, Colombia tiene una de las redes de crimen organizado más densas a nivel global.
Otro aspecto interesante es que, aunque no hay mucha información al respecto, dentro de los pocos datos disponibles, Colombia se perfila como uno de los países más solapados respecto a las tendencias sexuales de sus habitantes. Esa lista de características hace que los colombianos seamos relativamente distintos en varios aspectos.
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¿Somos los más felices?
Hay algo que muchas veces se dice y es que los colombianos somos los más felices del mundo, pero eso no es cierto. Ese es precisamente el punto central del capítulo que llamo «La Calidad de Vida», que en realidad trata sobre la felicidad. En este aspecto, los colombianos somos totalmente promedio.
Hay países latinoamericanos mucho más felices y otros menos felices. A nivel global, estamos en la media. Esa idea de que somos los más felices del mundo es, simplemente, un mito.
¿Qué capítulo le recomendaría a los jóvenes?
Si se tratara de un grupo de jóvenes, les recomendaría que lean el capítulo de la educación. Ese capítulo es realmente valioso porque aprovecha una nueva fuente de información basada en una encuesta muy novedosa y significativa, realizada directamente a los jóvenes.
Así que, si quieren ver un retrato de cómo son ustedes mismos, lean el capítulo de la educación. Les permitirá descubrir cómo piensan los jóvenes en general y, además, darse cuenta de lo despistados que pueden estar en algunos aspectos.
Fuente de TenemosNoticias.com: www.portafolio.co
Publicado el: 2025-05-11 17:44:00
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