Poner fin a la pobreza en la mitad del mundo podría llevar más de un siglo, de acuerdo con las estimaciones del nuevo informe del Banco Mundial. Hoy día, según los datos, al menos 700 millones de personas, es decir el 8,5% de la población global, vive en extrema pobreza. Eso significa que sobreviven con menos de US$2,5 al día.
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Este informe es la primera evaluación posterior a la pandemia, de los avances mundiales orientados a erradicar la pobreza. En detalle, el Banco proyecta que erradicar la pobreza extrema para el 2030 está fuera del alcance. Cabe destacar que este indicador hace parte de uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Adicional a las cifras que el grupo destaca como alarmantes, se estima que el 7,3% de la población mundial se encontrará en pobreza extrema en el 2030, lo que equivale a unas 622 millones de personas. También, alrededor de 3.500 millones de personas, es decir el 44% de la población del globo, siguen siendo pobres especialmente en los países de ingresos medios altos, donde la ponderación de supervivencia es de US$6,85 por día.
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“Si el crecimiento no se acelera y se vuelve más inclusivo, se necesitarán décadas para erradicar la pobreza extrema y más de un siglo para que la gente supere la línea de pobreza de US$6,85 por día”, indica el texto.
Ahora bien, una de las razones por las que se proyecta que el progreso se está estancado, se trata de los múltiples shocks y patrones de crecimiento que no han permitido que los más pobres cuenten con mayores ingresos.
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Esto, según el Banco Mundial, radica desde la pandemia que tuvo efectos “devastadores” y donde la pobreza en los países con menos recursos, hoy en día sigue siendo superior a las tasas estimadas antes del covid 19.
Crecimiento
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“La pobreza sigue concentrándose en entornos con un crecimiento económico históricamente bajo y fragilidad. Los avances en la reducción de la brecha de prosperidad global, la nueva medida de prosperidad compartida del Banco Mundial, también se han detenido desde la pandemia debido a una reducción del crecimiento económico y una divergencia en los ingresos medios entre los países”, dicen.
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Incluso, se menciona que actualmente los ingresos de todo el mundo tendrían que quintuplicarse para alcanzar un estándar de prosperidad de US$25 per cápita por día, situación que en muchos lugares del mundo continúa siendo un tema aspiracional.
Otro de los factores en mención es la desigualdad. Según el informe, alrededor de una quinta parte de la población mundial vive en países con un alto porcentaje de inequidad. De hecho, los niveles más altos de desigualdad en materia de ingresos o de consumo se concentran en naciones del África subsahariana y en América Latina y el Caribe.
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Por ejemplo en América Latina y el Caribe se estima que la alta desigualdad alcanza un 86,9%, mientras que la moderada se proyecta en 13%. Por su parte, en África subsahariana se calcula que el 48,8% de los países tienen alta desigualdad, el 48,8% es moderada y baja solo la tiene un 2,2%.

Crecimiento
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“La alta desigualdad puede reflejar una falta de oportunidades de movilidad socioeconómica, lo que puede obstaculizar aún más las perspectivas de crecimiento inclusivo y reducción de la pobreza a lo largo del tiempo”, manifiestan.
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Frente a esto agregan que se necesita de un crecimiento rápido e inclusivo para acelerar el progreso hacia la prosperidad compartida, teniendo en cuenta que al ritmo actual de crecimiento un país típico de ingresos medianos altos necesitará de 100 años para cerrar la brecha de prosperidad.
“El número de años necesarios se puede reducir si el crecimiento del ingreso es sustancialmente más rápido o más inclusivo. Los países pueden alcanzar el mismo nivel de prosperidad con un menor crecimiento y una disminución del nivel de desigualdad”, afirman.
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Por su parte, Axel van Trotsenburg, director gerente sénior del Banco Mundial, aseguró que después de décadas de avances, el mundo está experimentando graves retrocesos en la lucha contra la pobreza mundial, como resultado de desafíos interconectados, entre los que se incluyen el crecimiento lento de la economía, la pandemia, la elevada deuda, los conflictos y la fragilidad, y las conmociones climáticas.

Desigualdad
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“En el contexto de estas crisis superpuestas, ya no sirve seguir como hasta ahora. Necesitamos un modelo estratégico de desarrollo esencialmente nuevo si queremos mejorar de verdad las vidas y los medios de subsistencia de las personas y proteger nuestro planeta”, estima.
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Igualmente, Indermit Gill, economista en jefe y vicepresidente sénior de economía del desarrollo del Grupo Banco Mundial, declaró que los países de ingreso bajo y las economías de los mercados emergentes deben reconocer que es inevitable buscar un equilibrio entre estos objetivos, pero también valorar las sinergias que se pueden generar.
“Las políticas para reducir la contaminación del aire, por ejemplo, contribuyen tanto a los objetivos climáticos como a los de desarrollo. Las inversiones sostenidas en educación y salud generan mayores beneficios relacionados con la pobreza y la prosperidad en los países en desarrollo que los programas de asistencia social financiados con impuestos”, señaló.
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Crisis climática
De acuerdo con las estimaciones del informe del Grupo, en la actualidad, una de cada cinco personas corre el riesgo de sufrir un fenómeno meteorológico extremo a lo largo de su vida, lo que significa que es probable que sufra graves reveses en sus medios de vida, lo que obstaculizará considerablemente los esfuerzos de reducción de la pobreza.
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Por esto, se espera que los riesgos que enfrentan las personas ante los peligros climáticos aumenten a menos que se fortalezca la resiliencia y disminuyan las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).
Para proteger a las personas de los fenómenos meteorológicos extremos es necesario actuar en dos frentes como reducir la vulnerabilidad mejorando la gestión de riesgos; y prevenir la escalada de futuros riesgos climáticos acelerando las transformaciones para reducir la intensidad de las emisiones del crecimiento.
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“Para fundamentar las decisiones es importante comprender las compensaciones entre aumentar los ingresos y reducir las emisiones de GEI, encontrar formas de ampliar políticas sinérgicas que puedan ayudar a avanzar en múltiples frentes o reducir las compensaciones, y gestionar los costos de transición a corto plazo para grupos y comunidades específicos”, concluyen.
Fuente de TenemosNoticias.com: www.portafolio.co
Publicado el: 2024-10-15 21:57:03
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