Colombia cerró el primer trimestre de 2025 con una expansión del PIB del 2,7%, impulsada en gran medida por el consumo de los hogares. Sin embargo, detrás de esa cifra alentadora se esconde una de las fragilidades estructurales más preocupantes del aparato productivo nacional, que parte de una inversión que sigue sin encontrar una senda clara de recuperación y baila entre altibajos.
En el análisis de los resultados presentados por el Dane, los ecos sostienen que a pesar de algunos brotes verdes en la formación bruta de capital, la realidad es que la economía aún no cuenta con un motor de inversión lo suficientemente robusto como para sostener un crecimiento por encima del 3% en el mediano plazo.
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Para entender mejor lo que está pasando, Portafolio se concentró en la formación bruta de capital fijo, la variable que mejor refleja la inversión productiva en maquinaria, equipo, infraestructura y construcción y en esta oportunidad creció apenas un 1,8% anual, mientras que la formación bruta de capital total lo hizo en un 8,2%.
Economistas consultados por este medio, indicaron que aunque esto podría interpretarse como una mejora frente a los desplomes registrados en 2023, el panorama general es más matizado, dado que la inversión fija continúa muy por debajo de los niveles prepandemia y su comportamiento errático en los últimos cinco años impide hablar de una reactivación consolidada.
Pesos colombianos.
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Altas y bajas
Entre 2020 y 2025, la inversión ha mostrado una montaña rusa de cifras, ya que tras el desplome histórico de 2020 por cuenta del COVID-19 (con caídas de hasta -27,9%), se vivió una recuperación fuerte entre 2021 y 2022, pero el 2023 marcó un punto de inflexión negativo, con retrocesos consecutivos de doble dígito, especialmente en infraestructura y vivienda y solo a finales de 2024 comenzaron a verse señales de recuperación, pero aún débiles y dispares.
En su análisis del comportamiento de la economía durante el primer trimestre, Bancolombia advierte que gran parte del repunte en la formación bruta de capital podría atribuirse a la acumulación de inventarios más que a una expansión sostenida de la inversión estructural; motivada por la anticipación de tensiones comerciales globales o dificultades logísticas, y no necesariamente por nuevas decisiones empresariales de expansión.
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Así las cosas, resaltan que “la inversión en construcción volvió a caer, con retrocesos trimestrales del 9,3% en vivienda y del 10,5% en otras edificaciones, lo cual explica el deterioro de la inversión fija”, mientras que “la inversión en maquinaria y equipo completó tres trimestres consecutivos de crecimiento”, mostrando que hay sectores que sí están apostando por modernizarse, aunque sin fuerza suficiente para cambiar la tendencia general.
Entre tanto, Mauricio Hernández-Monsalve, economista del BBVA Research, hace un diagnóstico claro y advierte que la inversión fija se deterioró tras lo que parecía ser el inicio de su recuperación y aunque los recursos destinados a maquinaria crecieron 12,5%, la construcción sigue rezagada y la tasa de inversión se mantiene baja, apenas 17,4% del PIB frente al 22,3% prepandemia”.

Inversión y economía.
Imagen generada con Inteligencia Artificial – ChatGPT
Para BBVA, esta debilidad inversora es uno de los principales límites al crecimiento potencial del país; mientras que la incertidumbre regulatoria, la frágil confianza empresarial y las condiciones fiscales poco claras han contenido decisiones de inversión de mayor escala, a pesar de que los sectores manufactureros operan con alta utilización de capacidad instalada. “La decisión final de invertir depende no solo de la demanda, sino también de la percepción sobre la estabilidad institucional”, concluyen.
Un rebote sin trascendencia
Frente a estos resultados, JP Morgan también es contundente y señala que el comportamiento de la inversión fija en el primer trimestre de 2025 fue “sorprendentemente negativo”, con una caída del -19,4% en términos anualizados, que generó un quiebre con el que se cortó una racha de cuatro trimestres positivos y para ellos evidencia que la aparente recuperación observada en el cierre de 2024 no logró consolidarse.
“Inicialmente anticipábamos un crecimiento secuencial negativo en la segunda mitad del año, pero ahora se proyecta una desaceleración. Se espera que el crecimiento secuencial promedie un 1,5 % anualizado en la segunda mitad del año, lo que sería consistente con un crecimiento interanual (4T25/4T24) del 2,3 %”, reseñaron.
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En este punto hay que resaltar que la inversión fija aún se encuentra un 8,3% por debajo de los niveles prepandemia y su participación en el PIB ha caído del 23% al 17%, dejando al país en un escenario que compromete su crecimiento en los próximos años, ya que limita la renovación de capacidades productivas y la generación de empleo de calidad.
Motores restantes
Dando un vistazo a los demás aspectos que competen a la inversión y el Producto Interno Bruto, Camilo Pérez, director de investigaciones económicas del Banco de Bogotá, dijo que el repunte económico de comienzos de año se explica casi exclusivamente por el consumo de los hogares, mientras que la inversión muestra una dinámica decepcionante.
“Aunque maquinaria y equipo va bien, infraestructura y vivienda siguen cayendo. Eso impide que el país supere el 3 % de crecimiento anual y limita sus perspectivas a mediano plazo”, sostuvo Pérez, quien puso el acento en la necesidad de abrir un debate nacional sobre cómo reactivar de forma sostenida la inversión productiva.

Crecimiento Económico
Imagen generada con Inteligencia Artificial – ChatGPT
Entre tanto, Carolina Monzón, gerente de investigaciones económicas del Banco Itaú, resalta que el desempeño del PIB en el primer trimestre fue mejor de lo esperado gracias al consumo, el comercio y la agricultura, pero la construcción sigue siendo un lastre para el crecimiento, al igual que la minería y resalta que el rebote es frágil y altamente condicionado por choques externos y efectos de calendario.
“El resultado también estuvo influenciado por una base de comparación diferente. Es decir, en el 2024 la Semana Santa fue en el mes de marzo mientras que en el 2025 fue en abril. Esto indica que marzo tenga más días hábiles y pueda generar un sesgo alcista al desempeño de la actividad por más días de producción”, explicó.
Aunque hay consenso entre los analistas sobre la importancia del consumo como motor coyuntural, todos coinciden en que sin una recuperación sostenida de la inversión fija, la economía colombiana no logrará despegar de manera estructural, ya que el problema no es solo económico, también es institucional y la incertidumbre fiscal, los riesgos regulatorios, la baja ejecución del presupuesto público y la desconfianza empresarial siguen marcando el ritmo errático de la inversión.
Fuente de TenemosNoticias.com: www.portafolio.co
Publicado el: 2025-05-18 18:41:00
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